Minerva, la luz vuelve al mar
La restauradora Paz Barbero ha sido la responsable de la puesta a punto del mascarón de proa del buque Juan Sabastián de Elcano, en su estudio de Jerez
Una labor encargada por la Armada, a través de Navantia, y contratada por Carpintería Nuestra Señora de Lourdes, en la que ha participado un equipo de diferentes oficios coordinado por la jerezana
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Jerez/Golpes de mar, viento, sol, nieve... La intensa exposición a los elementos puede hacer temblar hasta a la diosa más monumental.
El buque Juan Sebastián de Elcano hace cada año un crucero de entre 5 y 7 meses, dependiendo de si realiza la vuelta al mundo, en el que se forman los futuros guardiamarinas de la Armada. El pasado 2023, cruzando el Cabo de Hornos, para pasar hacia América del Sur por el lado de Chile, se hizo la navegación a vela, de la que no había precedentes. Durante tres días de tempestad, en uno de los pantocazos se soltó la barbada y los continuos impactos de ésta contra la escultura del mascarón le provocaron importantes daños en forma de roturas, desgarros y, lo más grave, la pérdida en el mar de una parte importante de la diosa Minerva (dos metros veinte de los cuatro metros y medio que mide la obra), el escudo y uno de los dos adornos en forma de espiral situados en los laterales del mascarón, elementos que la conectan estéticamente con los 16 metros de grecas talladas repartidas entre babor y estribor del barco.
A su regreso a Marín, Navantia hizo una valoración de los daños y deciden restaurarla y ponerla en manos de un especialista en restauración escultórica. Tras el proceso de selección por parte de la Armada, se decide que sea la restauradora jerezana Paz Barbero la que se haga cargo de la complicada intervención. Labor que desarrolló y coordinó en su estudio junto al equipo multidisciplinar durante un intensivo mes y medio con excelentes resultados, del que hoy contamos su proceso. La diosa perdió en la travesía el escudo y una pieza lateral que corresponde en volumen a la mitad de la obra restaurada.
Esta es la tercera diosa en la historia de Juan Sebastián de Elcano. Una pieza realizada por el tallista sevillano Manuel Guzmán Bejarano en los años 50, basada en la primera y original que actualmente se encuentra expuesta permanentemente en el museo naval de San Fernando, obra del escultor vasco Federico Sáez Venturini, realizada en 1927. La segunda se conserva en el Museo Naval de Madrid. El escudo de Castilla que lleva la diosa restaurada es una copia del que porta la pieza original.
Elcano, que en sus orígenes se llamaba Minerva, fue botado el 5 de marzo de 1927. Cerca ya de cumplir los 100 años, las mejoras en el buque son continuas para llegar más moderno que nunca a su centenario, guiado, eso sí, por la luz de una flamante diosa, recién vestida por las mejores manos para su siguiente travesía, que comienza este 13 de enero.
El proceso
Desde el 12 de septiembre hasta mediados de noviembre del pasado año 2023, la restauradora de bienes culturales María de la Paz Barbero, en su estudio de Jerez, fue la responsable de la intervención integral de la diosa Minerva, la valiosa escultura que se ubica en el mascarón del Buque Insignia de la Armada Española Juan Sebastián de Elcano.
Barbero, como restauradora y responsable de la intervención, coordinó diversas disciplinas para llevar a cabo este grandioso proyecto. Los trabajos en el taller incluyeron estudios previos, consolidación de estratos en maderas muy deterioradas, eliminación de pintura dorada y barniz aplicado en una intervención anterior, saneado y limpieza de maderas afectadas por pudrición parda, reconstrucción y tallado de ornamentaciones perdidas, como el escudo y la pieza espiral lateral de la diosa.
El proceso culminó con la aplicación, en el 100% de la superficie del conjunto, de oro fino de 24 quilates procedente de la fábrica Manetti de Florencia, a través de Riberaoro en Barcelona, protegido para el traslado y manipulación en el estudio de restauración por dos capas de protección especial para esculturas y reforzadas con seis películas adicionales de un barniz específico para navegación, aplicadas por la empresa de Carpintería Nuestra Señora de Lourdes.La restauradora trabajó en estrecha colaboración con la empresa Navantiay dicha carpintería para desarrollar un organigrama de trabajo que se adaptara a las delicadas intervenciones necesarias en esta escultura de tamaño monumental (4,5 metros) y los 16 metros de grecas talladas, así como el ajustado plazo al que estaba comprometido este proyecto en menos de dos meses y medio.
"Cuando vi la pieza, la diosa venía abierta en canal hasta la cabeza, resquebrajada por diferentes partes. El estado de conservación era muy preocupante. Hay que tener en cuenta que la parte que se perdió tras la última travesía medía más de dos metros, casi la mitad de la escultura, lo que fue desgarrando la pieza por varios sitios hasta que se cayó al mar. La obra (sin las grecas) pesa cerca de 1.000 kilos y está realizada en madera de cedro", explica Paz.
La diosa no podía volver a salir en estas condiciones y Navantia, con buen criterio, decidió afrontar una restauración en profundidad. Y así ha sido. "Esta escultura -añade Barbero- sufre en cada salida a la mar como si le echaran 100 años encima. Es tan extremo lo que soporta que es como si la metieras en una cabina de aceleración de envejecimiento. No es que le salpique agua, la diosa literalmente bucea cuando el barco cabecea, son golpes que va recibiendo la diosa. Por ejemplo, la primera escultura, la que está en San Fernando, si la ves, parece que está realizada en el siglo XVI, y sólo tiene 100 años".
Tanto la escultura como las ocho grecas aparecían pintados con una gruesa película y barniz por intervenciones anteriores. "Ante todo, y es importante destacarlo, lo que hemos hecho aquí es un riguroso trabajo de restauración: retirar todo lo que no corresponde, sanear lo que le hacía daño. consolidar, conservar, recuperar y reponer. Ha trabajado un equipo de 15 personas, de varias especialidades, pero con un objetivo común: concepto y criterio de restauración". El proyecto comenzó globalmente con las dos áreas de trabajo, diosa y grecas talladas, pero la diosa, adquirió prioridad en la entrega por recomendación del contramaestre del barco porque debía quedar instalada antes para no entorpecer ni retrasar las labores de montaje de los mástiles desmontados por Navantia para su reparación.
Pero, surgían varios problemas que podían retrasar los procesos de restauración, el escudo (una interpretación de la segunda Minerva que se conserva en el museo Naval de Madrid) y el importante fragmento de talla en espiral del lateral de la escultura que se habían perdido en el Cabo de Hornos. "Aquí, el tiempo nos obliga a plantear un camino más corto y más eficaz. Tuve que enfocar el proyecto de otra manera para acelerarlo y hacerlo factible dentro de mis criterios y objetivos. En un principio, un escultor iba a modelar en base a fotografías conservadas de la reparada hace diez años en Málaga para que posteriormente se pudiese escasear en 3D y reproducir así la falta que se perdió en el mar, pero ahí entraba en juego de nuevo el limitado tiempo con el que se contaba. Había que fabricar una estructura o plantilla que Navantia tenía que hacer con la forma del barco para poder modelar sobre ella el escudo, pero esto lo hacía más complicado, no había tiempo y además la pieza habría sido otra interpretación nuestra, alejándonos de la primitiva de Venturini. Así que, se descarta el modelado y todo lo que conlleva y, al comprobar en el museo que la pieza de 1927 es una pieza de gran calidad hecha por un escultor y con la misma proporción y medidas que teníamos que restaurar, escaneamos directamente el volumen perdido. Volvimos al origen. El escudo de hace 100 años regresa al barco".
Todo el trabajo se coordina y se desarrolla en el taller de Barbero, a excepción de la talla en volumen de las partes perdidas que se realizan en una primera fase en el taller de Carpintería Religiosa Enrique González S.L.U. En una segunda fase, ya en el estudio de restauración de Jerez, se realiza una de las partes que se puede considerar de las más complejas, que fue el repaso, retallado y recuperación de los volúmenes originales recuperando sus valores artísticos, trabajo en el que participaron los carpinteros del equipo de Paz Barbero especializados en talla. Los mismos que colaboraron en la consolidación de roturas, grietas de la diosa y reconstrucción de volúmenes en las grecas.
A punta de bisturí se fue retirando la pintura plástica y el barniz y fue saliendo el oro fino de una intervención de hace diez años, pero en un estado de conservación muy degradado. En algunas áreas localizadas en las piezas de las grecas talladas el efecto de la sal, agua, la humedad, el sol, los contrastes extremos de temperatura habían provocado una pudrición parda en la madera, por lo que estas zonas estaban descompuestas, por tanto se realizó una reconstrucción volumétrica con materiales específicos de restauración escultórica.
"Respecto al dorado, se ha puesto oro fino de 24 quilates hecho expresamente para la diosa. Estudiamos la tonalidad, la calidad y el método de aplicación. Había que tener en cuenta que no era una escultura cualquiera, la aplicación es diferente porque esta diosa iba al agua. Se han hecho ensayos para comprobar la resistencia. De hecho, la pieza va casi como acristalada para evitar que se deteriore, lleva varias capas de barniz marino, incluso en el reverso de la escultura que está en contacto con la parte metálica de la proa del barco”. En esta fase de dorado colaboró el experimentado taller de Manuel Borbolla.
Es importante subrayar que el escudo se ha policromado como se hacía antiguamente, con pigmentación directa, sin preparación previa. "El rojo cadmio que hemos utilizado para el escudo es de la misma época que fue ejecutado el barco, un rojo de hace 100 años. Un pigmento del taller de mi abuelo”.
La restauradora, destaca que la parte estética en esta restauración se ha tenido muy presente como objetivo y criterio.
Asimismo, Carpintería Nuestra Señora de Lourdes S.L. fue la encargada de los traslados y movimientos de las piezas, ensamblaje de las reproducciones y aplicación de la protección final esta última aplicación en sus talleres en una cámara de barnizado aplicada por un técnico. El representante de la empresa, José Luis Carmona, fue el encargado de controlar que los trabajos en el taller de Paz Barbero se fueran realizando al ritmo previsto en el plan de obra, así como la coordinación de visitas informativas de Navantia y la Armada al estudio-taller de restauración, que destacó por su interés en el conocimiento del proceso de restauración del conjunto, la aplicación de los criterios y el aspecto estético final del dorado con oro fino.
Desde la mencionada carpintería, el representante de la empresa, José Luis Carmona, explica que esta es la tercera vez que intervienen en la diosa: 2015 (se doraron las grecas y parte de la pieza), 2019 (reparación e impermeabilización mediante un barniz marino) y ahora, 2023, con una restauración en profundidad tal como ya se ha desgranado. "Contactamos con varios restauradores y finalmente nos decidimos por Paz Barbero. Entre ella, su equipo y nosotros hemos llevado adelante un trabajo de gran calidad del que todos estamos muy satisfechos. Nuestra intervención, además de contratar a la restauradora, pues al ser una carpintería, hemos insertado las piezas reproducidas por el brazo robótico y hemos dado el acabado del barniz marino con seis capas". Carpintería Nuestra Señora de Lourdes S.L. trabaja para la Armada Española desde hace años y es la encargada de hacer la reforma completa del buque. "Siempre es emocionante intervenir en Elcano".
Por su parte, Aitor Serviá, jefe de buque de Navantia, cuyo equipo ha estado muy pendiente de todo el proceso de restauración, asegura que están "muy satisfechos con el trabajo que se ha hecho. Ha sido una labor de pura valentía, compromiso y profesionalidad". De hecho, hay que apuntar que el propio comandante, Luis Carreras, doró, encantado, una parte de la diosa.
"Esta exitosa colaboración entre expertos en restauración, carpintería y dorado ha devuelto a la diosa Minerva su esplendor, preservando así una obra representativa de la historia naval de España. La restauración destaca por su meticulosidad y compromiso con la conservación del patrimonio cultural. Ha sido muy gratificante desarrollar este trabajo de restauración, con momentos muy intensos, pero en el que todo el equipo íbamos a una. El proceso ha sido como una travesía, que ha llegado a buen puerto", destaca Barbero, que ha querido agradecer a Nuestra Señora de Lourdes, Navantia y a la Armada, "su confianza en mi trabajo y mi criterio. Todos ellos han sido muy respetuosos con mi trabajo, han mostrado mucha sensibilidad y confianza. Creo que todos llevamos una parte de la diosa en nuestro corazón.., y ella de nosotros".
Un cuadro para la alegría
La princesa Leonor embarcará el próximo año en Elcano para seguir con su instrucción militar. Y en las nuevas aulas de los guardiamarinas cuelga un cuadro que ha donado el pintor jerezano y catedrático emérito de la Universidad de Barcelona Manuel Ruiz Ortega, que representa la catedral de Cádiz, "como alegría de la partida y la nostalgia de la vuelta. Cuando a alguien le entren ganas de volver, esa mirada a la obra le llevará a tranquilizarse", apunta el autor.
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