Elogio del libro

PASAMOS ese mes de abril de conmemoraciones alrededor del libro y llegamos a mayo para seguir con lo mismo, sin bajar la guardia: defendiendo al libro como una buena oferta de ocio, probablemente de las pocas sin efectos secundarios nocivos.

Y en esta entrega lo vamos a hacer desde los propios libros. Como es el caso de la novela de Robert L. Stevenson, "La isla del Tesoro" que publica Anaya con ilustraciones bellísimas de Jordi Vila Delclòs. Un título que quien lo ha leído siempre querrá tenerlo y ahora está esta buena oportunidad de una edición estrella. Una de esas obras que hacen que se ame a la lectura y a los libros.

En su día hablamos de "¡Este álbum se ha comido a mi perro!", un libro que entraba en conversación directa con el pequeño lector y le hacía incluso mover el libro para que la historia siguiera. La interacción bien entendida, como es este libro firmado por Richard Byrne y publicado por Bruño, hace que desde pequeños se sientan atraídos por la lectura y los libros.

Pero lo cierto es que aunque muchos tengamos muy claro el placer de la lectura y del libro físico en las manos (incluido el electrónico), no está ganada la batalla contra quienes lo ningunean, lo atacan o, simplemente, lo olvidan. Como las políticas institucionales.

Para ellos, tal vez, aparezca este libro de Françoize Boucher en Editorial SM con el largo título de "El libro que hará que te encanten los libros ¡Incluso a los que no les gusta leer!". Un buen listado de razones para leer en formato dibujos con comentarios que, si bien no pasa de ser un anecdotario con un trabajo plástico poco exigente, puede hacer sonreír a muchos y abrirle el apetito lector.

Pero si hay dos auténticos piropos a libros y lectura en este primer semestre de 2015, son los que vienen de la mano de la Editorial Algar. Por un lado "Más que libros", de Josep Vicó, donde un padre recomienda la lectura a su hijo con pareados entre divertidas ilustraciones en las que se evocan, como metáforas visuales, personajes e historias de los libros de siempre.

En el segundo libro, "La montaña de libros más alta del mundo" de Rocío Bonilla, es la madre de Lucas quien le da un libro a su hijo, ansioso por volar, mostrándole esa "otra" forma de levantar el vuelo que es la lectura. De nuevo textos breves y sencillos en las ilustraciones que ocupan completamente las dobles páginas, y nuevamente referencias literarias sobre las hermosas acuarelas de la autora con entrañables dibujos de personajes tan entrañables que no nos podremos resistir a su amor por la lectura y los libros.