Enero da al traste con seis negocios de Jerez
El pequeño comercio y la hostelería pagan a partes iguales la falta de actividad por la difícil situación económica de los jerezanos
Acoje y comerciantes critican el nulo apoyo del Ayuntamiento al sector y sus continuas trabas para incentivar la afluencia al centro
A escasos metros de ‘Lú, Cocina y Alma’, el primer restaurante con estrella Michelin de Jerez, abrió sus puertas hará cuestión de dos años uno de los pocos negocios alternativos de la ciudad, posiblemente el que reúne la mayor variedad de artículos y ropa vintage. Con la ilusión de quien logra escapar a las garras del paro a través del autoempleo, Diego Román, ‘Snorre’, volcó todos sus esfuerzos en ‘Al Ritmo, Urban Shop’ para compartir su afinidad por la cultura underground a través de un local de la calle Santa Rosa, el mismo que ahora cuenta las horas para echar el cierre definitivo.
En plena campaña de rebajas tras la burbuja navideña, ‘Snorre’ es uno de tantos emprendedores que se han visto obligados a colgar el cartel de liquidación por cierre tras ver cómo su sueño se va al traste en una ciudad que se muestra implacable con el pequeño comercio, sobre todo en su casco histórico.
Al menos otros cinco negocios del centro han corrido o van a correr la misma suerte en enero, mes en el que los jerezanos saludaban hace escasos días la noticia de la superación en 2018 por primera vez de la barrera de los 10.000 autónomos.
Mientras ‘Snorre’ ultima los preparativos de la fiesta de despedida de su clientela mañana sábado, Susana Aliaño liquida existencias hasta final de mes en ‘Jalili’, su pequeña tienda de ropa y complementos de la calle Honda; al tiempo que ‘La Almáciga’, comercio especializado en materiales de Bellas Artes, hará lo propio en calle Ancha, en estos dos últimos casos, tres años después del inicio de su aventura empresarial.
Pero la implacable cuesta de enero se ha llevado por delante, y sin anestesia, otros tres céntricos establecimientos hosteleros, a saber: ‘Güatihhnay’ en la calle Caracuel, ‘Calidad en Boca’ en Larga y ‘La Lonja’ en la esquina de Algarve con Remedios, cerrados ya a cal y canto.
El año pasado se saldó con más aperturas que cierres, pero el primer trimestre del año es la época más dura que concentra la mayoría de los cerrojazos, explica Nela García, presidenta de Acoje (Asociación de Comerciantes de Jerez), quien afirma no obstante que sigue habiendo una alta rotación en la ciudad.
“Es como un proceso natural que se repite todos los años; en el pequeño comercio, en el que la vida del comerciante y el patrimonio familiar están vinculados al negocio, algunos resisten más que otros porque tienen más capacidad”, explica García, quien achaca la especial incidencia en Jerez de los cierres a su escasa renta per cápita, “más baja porque no somos capital, no tenemos funcionarios de otras administraciones y tampoco hay industria”.
Al margen de las circunstancias personales que pueden influir en la decisión final de los que abandonan, –por ejemplo, el hecho de encontrar una alternativa laboral por cuenta ajena atractiva y más segura–, la responsable de Acoje coincide con las víctimas de la escabechina comercial del arranque del año en que nadie cierra si el negocio funciona.
Ahora bien, no es el único factor decisivo, señalan unos y otros, que junto a la difícil situación económica apuntan también al daño de los gigantes de la venta ‘on line’, el cierre de tiendas de grandes cadenas que servían de gancho, la falta de aparcamiento o la falta de transporte asequible.
Pero sobre todo, los comerciantes y Acoje echan en falta más apoyo a su actividad parte del Ayuntamiento, al menos que no pongan obstáculos o, como dice la presidenta de la principal asociación del gremio, “que no mire para otro lado”, en particular a la hora de hacer cumplir las ordenanzas de venta ambulante, porque “para que cumplir las normas, pagar impuestos y darte de alta como autónomo, si puedes poner una mesa en cualquier calle del centro y vender ímpunemente”.
‘Snorre’ se muestra especialmente crítico en este sentido, toda vez que recuerda que para organizar cualquier actividad que anime el centro, el Ayuntamiento pide un seguro de responsabilidad que puede costar 800 euros, más otro pico por la ocupación de la vía pública, a lo que hay que añadir el coste de la organización. Sin embargo, “las hermandades tienen todo gratis cuando organizan una zambomba en la calle o cualquier otra actividad”, censura el propietario de ‘Al Ritmo’, quien lamenta la “retrógrada” mentalidad de los jerezanos, con la que "difícilmente se puede aspirar a dejar de ser un pueblo", y que “el centro no sea más apetecible y tenga más actividades y no siempre en el mismo sitio, como Cádiz, donde todas las plazas tienen actividades que atraen a la gente”.
Diego Román, 'Snorre' ('Al Ritmo, Urban Shop'
"En Jerez no hay dinero y con una mentalidad tan retrógrada no puede aspirar a dejar de ser un pueblo"
‘Snorre’ mantendrá la actividad comercial, sólo que a través de redes sociales e internet, como también hará Susana Aliaño (’Jalili’), quien asegura que las últimas Navidades han sido las peores desde que está en calle Honda, para la que considera que el detonante ha sido la huida de grandes firmas, en concreto de 'Pull & Bear' y 'Lefties', ambas del gigante de la moda Inditex.
“Jerez está muerto y no hay actividades que incentiven que se venga más allá de Semana Santa y la Navidad; no hay interés en revitalizar el centro”, donde tampoco ayudan los “elevados precios de los alquileres”, apostilla Aliaño, quien lamenta igualmente que las iniciativas surgidas de la Asociación de Comerciantes Unidos por el Centro que se creó en la zona, como el cierre al tráfico de la calle los sábados para montar un mercadillo o la solicitud de una tarifa plana en el autobús urbanos, no llegaran nunca a cuajar.
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