Entrevista histórica con Javier Molina
JEREZ TIEMPOS PASADOS
En ella, Javier Molina nos habló de sus principios, tocando con ocho años, en un teatrito de guiñol de la Alameda Vieja; de Chacón, de Manuel Torre, y otros artistas a los que acompañó; del cantaor y del guitarrista de los años cincuenta que más le gustaban, y que el flamenco de entonces estaba "remendado", debiéndose crear un centro para enseñar a las jóvenes promesas el cante puro.
ESTO de ser ya uno un veterano del periodismo, suponemos que da lugar a que ciertos trabajos realizados en tiempos pasados, desde que existe internet, hayan pasado a la posteridad, con el marchamo de "entrevista histórica". Sobre todo, algunos de tema flamenco, que han tenido el honor de ser guardados y dados a conocer en el blog "Papeles flamencos" y en "Flamenco World.com", que se pueden localizar fácilmente en las redes sociales. Como, por ejemplo, una entrevista nuestra de 1955 al guitarrista jerezano Javier Molina y, un año antes, otra al maestro del cante Antonio Mairena, que fue la primera que se le hizo a dicho artista, cuando todavía figuraba en el elenco del ballet de Antonio.
La "entrevista histórica" con Javier Molina, la publicamos en el semanario "Dígame" de Madrid, del que fuimos asiduo colaborador durante muchos años, el 23 de agosto de 1955. Y tuvimos el honor de que fuera ilustrada con tres fotografías que nos hizo el gran fotógrafo jerezano, Eduardo Pereiras, de tan grato recuerdo.Este mes se acaban de cumplir 58 años.Pero, realmente, la entrevista la hicimos un año antes, en el verano de 1954, publicándola en otros periódicos, en los que colaborábamos; y aún guardo las notas que escribí para la misma. El 31 de octubre de 1954, celebramos el homenaje que nosotros le organizamos al admirado guitarrista, con la entusiasta colaboración del también maestro Sebastián Núñez y numerosos artistas flamencos jerezanos.
Javier Molina, contaba entonces 85 años, y así titulamos nuestra entrevista "Javier Molina, el guitarrista de don Antonio Chacón, sigue tocando a los ochenta y cinco años". / "Afirma que el cante antiguo era mejor que el moderno y que el flmenco actual está ´remendado`.
Vivía Javier en un piso modesto, pero limpio y soleado, de la planta baja de la casa del pintor Gutierrez Lanzarote, a cuya hija Julia, enseñó a tocar la guitarra. Nunca supimos si el maestro era soltero o viudo, pero lo cierto es que vivía acompañado de una hija adoptada, bastante mayor, que se llamaba Concepción, y a la cual estuvimos ayudando económicamente, durante varios años, a principios de los sesenta, cuando se murió el maestro.En la sala principal, donde Javier tenía sus guitarras y donde daba clase a varios alumnos, recordamos que había una gran cómoda de caoba, cuyo primer cajón, el llamado gabeta, estaba totalmente abarrotado de fotografías - especialmente de artistas flamencos y de amigos toreros -, y el segundo de partituras, pues lo mismo que tocaba flamenco, Javier también interpretaba música clásica para guitarra de concierto, especialmente de los compositores españoles Fernando Sor - quien por cierto parece que vivió en Jerez, durante la ocupación francesa - , de Aguado y de Julián Arcas. Y encima de la cómoda, colgada de la pared, podíamos ver la fotografía de uno de los cuadros flamencos que dirigió Molina, y que su hija, años más tarde, regalaría a este cronista. ¡Lástima de fotos y de partituras! ¿A donde habrán ido a parar?
El guitarrista y un servidor hacía tiempo que manteníamos una buena amistad, sobre todo desde que nosotros, desde muy joven, frecuantábamos dicha casa de la calle Prieta, número 9, según creemos recordar, en cuya planta alta vivía el que fuera extraordinario pintor Juan Manuel Gutierrez Montiel, íntimo amigo nuestro.
En el preámbulo de la entrevista decíamos: "De todos los artistas de la guitarra en España, quizá sea Javier Molina el decano de los tocaores flamencos en activo, pues pese a sus ochenta y cinco años de edad, todavía da lecciones y toca una vez que otra para cuatro señores que acostumbran a ir a su casa a escuchar el toque de embrujo del maestro. / Javier Molina representa en el arte guitarrístico andaluz tres cuartos de siglo de plena dedicación al más flamenco de los instrumentos. Tres cuartos de siglo de rasgueo constante por los escenarios, csafés cantantes, ventas, patios de cortijos y de casas grandes de España".
Javier Molina nació en la calle de la Merced en una casa donde el Ayuntamiento puso una placa conmemorativa a instancia nuestra. Cuando fuimos a entrevistarle, sacó una de sus guitarras - tenía tres por lo menos - y se puso a tocar. Pequeños aperitivos por soleá, seguiriyas, alegrías, tientos, farrucas...Y nos habló de sus principios artísticos, con ocho años, en la Alameda Vieja, entre función y función de un teatrillo de guiñol, propiuedad de un ciego que tocaba el violón y que le pagaba dos pesetas por su trabajo. Nos decía Javier que nunca tuvo maestro que le enseñara, y que tan solo recibió unas cuantas lecciones de un aficionado, amigo de su hermano el bailaor, con el que formó un trío, junto con Chacón, cuando empezaron a darse a conocer, actuando por los pueblos. En su larga vida profesional nos dijo que había tocado a los mejores y a los peores. De estos últimos no nos quiso dar nombres, pero si de los mejores: Tomás el Nitri, Paco la Luz, El Caoba, al Loco Mateo, al Serna, a los hermanos Diego y Antonio el Marrurro, a Juan Breva, a Fosforito, al Mezcle, de Sanlúcar, "que valía un cortijo y, además, era muy gracioso". Y muchos más.
-Pero el mejor...? Quisimos saber nosotros.
-El mejor, Juan, fue don Antonio Chacón, El más completo que he conocido.Además fue un gran amigo y todo un caballero... Sin embargo, Manuel Torre, por seguiriya, me gustaba más. Ahora bien, Chacón por malagueñas era un genio...¡Y aquellos caracoles suyos!
-¿Con qué artistas de los de ahora ha actuado?
-Con la Niña de los Peines, con la que estuve dos temporadas recorriendo España, en unión de Estampío y el Cojo de Málaga; con Lola Flores, en sus primeras salidas en público, cuando tenía dieciseis años y yo le daba lecciones de baile; y con Manolo Caracol al que acompañé en su debut en Madrid, siendo él un niño, todavía, en el Teatro del Centro, en la calle de Atocha, en unión de "Ramírez" un bailaor muy famoso de Jerez.
-¿Conoció usted a Ramón Montoya?
-Nos unía una buena amistad y actuamos muchas veces juntos. Cada vez que le preguntaban quien era mejor de nosotros dos, contestaba que yo. Desde luego mentía, porque él ha sido el mejor tocaor de todos los tiempos. Cuando me enteré de su muerte, me impresionó tanto que hubieron de meterme en la cama enfermo.
La entrevista con Javier fue bastante extensa, pero recordaremos que nos dijo que la bulería era el toque más dificil de todos y que, entonces, había cantaores "buenos y malos, como en todos los tiempos", Pero el mejor de todo, para su gusto, era Manolo Vallejo "Es el que más sabe y el que mejor canta de los artistas de hoy". En cuanto a los profesionales de la guitarra, sin duda alguna, su favorito era el Niño Ricardo. Por otra parte, el cante de aquellos años cincuenta, le parecía que estaba como "remendado" Textuarmente nos dijo: "Es un flamenco remendado. Antes y siempre se ha cantado mucho mejor que ahora".
Javier Molina se lamentaba de que hubieran desaparecido los viejos cafés cantantes.
Eran, a su juicio, "como las universidades del cante" y, como artista adelantado a su tiempo, proponía que se creara un centro "donde se eduque la voz de los que empiezan y se les enseñe el cante bueno, para que el flamenco puro no desaparezca". Nuestra "histórica entrevista" con Javier Molina, la cerrábamos recordando unos versos de Julián Pemartín, escritos en 1930, con motivo de la fiesta del centenario de Domecq que decían: "¿Qué tendrás noche divina / que en mi recuerdo te borre? / Tocaba Javier Molina / y cantaba Manuel Torre..."
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