Quizás
Mikel Lejarza
Toulouse
En torno a Jerez
Comomuchos lectores recordarán, la semana pasada dábamos cuenta de la propuesta de declaración de Bien de Interés Cultural para el puente de Cartuja realizada por Ecologistas en Acción y apoyada por otros muchos colectivos de la ciudad. Con ese feliz pretexto, hicimos un recorrido por la historia de nuestro viejo puente cuya construcción se inició en 1525, entrando en servicio en 1541, por lo que en unos años cumplirá cinco siglos.
Las obras que en la actualidad se realizan están mejorando el entorno del puente y de las riberas del Guadalete, eliminando de aquél la vieja tubería que ha tenido adosada en el último medio siglo y devolviéndole parte de la imagen que se guarda de esta obra monumental en la memoria colectiva. Con todo, aún dista mucho de recuperar su antigua fisonomía, esa que nos devuelven los testimonios gráficos que se conservan del puente y que hoy vamos a recordar.
Una de las primeras imágenes que tenemos del Puente de Cartuja es la que nos proporcionan los planos realizados en 1778 (1) para un proyecto de obras de reparación, que se conservan en el Archivo Municipal. Los dibujos - de gran precisión- nos muestran la estructura del puente y de su cimentación y revelan la existencia de graves daños en uno de los pilares del arco central. La fuerza de la corriente llegó a descalzarlo ocasionando un leve hundimiento de una parte de la obra, patente aún en las cornisas de piedras que figuran sobre los arcos. De la misma manera, los planos detallan el funcionamiento del antiguo molino harinero de cuatro piedras, construido a finales del siglo XVI bajo uno de los arcos del puente, señalando el emplazamiento del azud original (que en esos años presenta una rotura) y el proyecto del nuevo azud (Foto I)
De mediados del siglo XIX es un conocido grabado del Puente de Cartuja que forma parte de una colección de 16 estampas de la ciudad con las que se ilustró, a modo de orla, el Plano Topográfico de Jerez de la Frontera (2), realizado en 1852 por el arquitecto municipal José San Martín. La imagen nos muestra un puente armonioso en el que destaca el molino y los almacenes del mismo (actual Venta de Cartuja). La vista está dibujada desde la orilla izquierda, aguas abajo del puente, mostrándonos en primer plano la isleta que se formaba en el Vado de Cartuja y que dividía en dos canales el cauce del río (Foto II). En su centro se aprecian unas artes de pesca, posiblemente un trasmallo o un "velo" para pescar sábalos, a las que se refiere en esa misma época Joaquín Portillo (3).
Entre los mejores testimonios gráficos del puente hay que destacar las fotografías realizadas por el fotógrafo jerezano Antonio Palomo González (1864-1944) -realizadas hacia 1900- cuyo fondo ha sido conservado y digitalizado por su sobrino-nieto Francisco Lozano Romero quien gentilmente nos las ha facilitado. En una de ellas se ofrece una imagen del puente tomada desde la orilla derecha, aguas abajo, donde se muestran siete de sus arcos, reflejados en la lámina de agua del río que presenta una anchura desconocida, esa que se quiere recuperar con las actuales obras de restauración. El puente mantiene todavía su originario pretil de cantería en el que, sobre el arco central, se aprecia el escudo de la ciudad de Jerez conservado en el Museo Arqueológico (Fot. III). Como puede observarse, muchos de los sillares que cubren los tajamares y los pilares muestran signos de deterioro, por lo que tal vez esta imagen pueda ser anterior a 1907, fecha en la que el ingeniero ubriqueño Juan Romero realizó obras de restauración de parte del revestimiento del puente (4). Tras los arcos del puente se observan los perfiles del islote de sedimentos depositados en la margen derecha, junto al molino, sobre el que crecen algunos álamos y que ha sido retirado recientemente. A nuestro juicio, esta acumulación se produjo a partir del s. XVII con la construcción del primitivo azud que cruzaba a cartabón el cauce del río y que facilitó la retención de limos y arenas que se fue incrementando en las sucesivas crecidas.
Otra de las imágenes, tomada desde el acceso al vado, junto al estribo derecho del puente, es de gran valor documental (Fot. IV). En ella vemos el puente en toda su magnitud, mostrándose el edificio del molino -ya desaparecido- que ocupaba el segundo arco y apreciándose los canales y muros separadores de la salida del agua de sus cuatro piedras. El molino había quedado inutilizado unos años antes (1895) tras una fuerte crecida (5). A los pies del puente se observa también su basamento, una sólida superficie sobre la que se asienta toda la obra, apenas cubierta por la lámina del río. Aguas abajo de la base del puente se forma un pequeño salto en el cauce, lo que nos hace suponer que hay marea baja y que la imagen pudo ser tomada antes de la construcción del azud de la Corta (en los años del cambio de siglo XIX al XX) ya que, como muchos lectores recordarán, cuando esta barrera no existía, la carrera de la marea llegaba aguas arriba del puente de Cartuja (6). En esta curiosa fotografía se aprecia también el muro que limitaba el cauce del río junto al estribo izquierdo del puente, ese mismo muro que se ha descubierto en estos días con motivo de las obras de retirada de sedimentos que se realizan junto al puente. Un dato llamativo que pone en evidencia la escasa profundidad del cauce, es la presencia de varias personas cruzando el vado a los pies del puente o situadas junto a sus pilares. En primer plano, un hombre y tres niños con sus capachos de esparto nos recuerdan como muchas personas vivían en aquellos años del río en tareas relacionadas con la pesca, la extracción de arena o la recogida de otros productos.
A la década de los 20 del siglo pasado pertenecen otras singulares fotografías que nos aportan también valiosa información sobre el entorno del puente de Cartuja. Una de ellas, fechada en 1921 nos muestra en primer plano un hombre y una niña posando sobre el muro del estribo izquierdo del puente, ese mismo que ha quedado al descubierto recientemente en las obras de retirada de sedimentos (7). Como telón de fondo el puente, el río -que baja crecido- y el cerro de Lomopardo, que vemos aquí con sus perfiles originales (Fot. V). Muy conocidas son también las que nos muestran una manada de toros abrevando en el río (Fot. VI) y la que recoge una imagen del puente y el molino con lo que parece ser un fotógrafo en primer plano (Fot. VII). Ambas son obras del fotógrafo jerezano Enrique Butler Ortiz. La primera de ellas es similar a otra publicada en la Revista del Ateneo en 1925 (esta sin toros) (8), y nos recuerda como el Vado de Cartuja y los alrededores del puente, donde se asentaba un gran descansadero de ganado, fueron utilizados desde tiempo inmemorial para las aguadas de toros, vacas, ovejas y caballos. Son también muy conocidas otras imágenes con yeguas y caballos abrevando en el río junto al puente, procedentes del cercano rancho de Zarandilla, cuando el Depósito de Sementales y la Yeguada Militar tuvieron su sede en el Monasterio de La Cartuja en las primeras décadas del siglo XX. Otro dato de gran interés que aporta esta imagen es la disposición del muro del azud del molino, delante de los almacenes, que fue posteriormente enterrado por los sedimentos y que ha sido localizado recientemente en las catas arqueológicas que se realizan con motivo de las actuales obras de restauración de ribera. La segunda, tiene también un gran valor al ser una de las pocas imágenes antiguas del puente tomada aguas arriba. Fue realizada por Butler en 1923 como postal, y publicada también en la Revista del Ateneo en 1925. En ella se observa la isleta de su cauce con una gran acumulación de sedimentos, incrementada a buen seguro por los acarreos de la "gran riada de 1917" (9).
Más cercana a nuestro tiempo es una hermosa imagen del puente realizada a finales de la década de los 50 del siglo pasado por el ingeniero Carlos Fernández Casado en la que tanto la obra, como el puente muestran importantes variaciones (Fot. VIII). A decir del ingeniero la silueta del puente de Cartuja destaca "por su extraordinaria ligereza y elegancia" y ello debido a que la relación de "macizo a vano es de 030" lo que le hace tener una estampa más estilizada y menos "maciza" (10) cuyo reflejo en la lámina del río ofrece una imagen muy armoniosa. El puente aparece aquí sin las dependencias del molino y con la barandilla metálica que sustituyó al pretil de sillares de piedra, y que mantuvo hasta su última reforma en 2012. De la misma manera aún mantiene visible en el estribo izquierdo el muro recientemente descubierto, mientras que en la orilla derecha se aprecia ya el aterramiento del cauce debido en parte a la actividad de los areneros, cuyos pequeños muelles de descarga de arena se aprecian también en la fotografía. En relación con estos últimos es la curiosa fotografía de Genaro Capote, realizada a finales de la década de los 60 del siglo pasado (IX), que posee un gran valor documental por testimoniar la actividad de las muchas personas que se dedicaban a la extracción de arena del fondo del cauce, antes de la aparición a partir de los 70 de las grandes graveras a cielo abierto. Los areneros realizaban un trabajo de drenaje permanente del río con sus sistemas tradicionales de extracción y con sus dragalinas, lo que evitaba la acumulación de sedimentos y el crecimiento de la vegetación en el cauce que se multiplicaría en las décadas siguientes con el cese de su actividad. La fotografía de Genaro Capote nos muestra también esa aparatosa tubería que se adosó sin miramiento alguno al histórico puente a mediados de los 60 (afeando su silueta), y que conducía el agua al polígono del Portal desde una elevadora situada junto en la Ermita de la Ina. (11).
Terminamos este recorrido con una imagen reciente (X) que hemos captado hace tan sólo unos días donde el puente, desprovisto ya de la tubería, ha empezado a recuperar su antigua estampa. A ello han contribuido las obras de restauración de riberas que desde hace unos años ha emprendido con determinación la Consejería de Medio Ambiente, con el impulso y el compromiso decidido de sus técnicos, que queremos personificar aquí en la figura del ingeniero José María Sánchez García. Gracias a ellas se han retirado de este paraje los eucaliptos que invadían el cauce y miles de toneladas de sedimentos que lo aterraban. Estas obras continúan en estos días y están devolviendo al cauce del Guadalete la anchura que tuvo en los siglos pasados y al entorno del Vado de Medina el valor paisajístico que siempre le caracterizó. Unas nuevas escenas fluviales en las que el puente de Cartuja, nuestro histórico puente para el que se pide la declaración de B.I.C., empieza poco a poco a lucir como antaño.
José y Agustín García Lázaro
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