Fallece José Ignacio Domecq
Trabajó en la empresa familiar junto a su padre y sus primos Manuel y Beltrán, tras finalizar sus estudios de Ingeniería Química · Una enfermedad acabó ayer tarde con su vida en el hospital de Jerez

José Ignacio Domecq Fernández de Bobadilla, hijo de José Ignacio Domecq González y Ángeles Fernández de Bobadilla, falleció ayer tarde a los 66 años víctima de una rápida enfermedad de la que no pudo sobreponerse y que le sobrevino a finales del pasado año.
Segundo de los doce hijos fruto del matrimonio Domecq-Fernández de Bobadilla y el mayor de los varones, José Ignacio estaba casado con la catalana Marita Wenetz, con quien tuvo cuatro hijos, José Ignacio, Roger, Germán y Gabriela. José Ignacio, que siempre fue un buen estudiante, cursó estudios superiores de Ingeniería Química en el Químico de Sarriá. Una vez terminados los estudios, entró a trabajar en la bodega familiar de Pedro Domecq, donde se mantuvo toda su vida laboral en el área de producción y asumiendo responsabilidades en la representación comercial. José Ignacio siguió trabajando en la empresa familiar hasta la venta de Pedro Domecq SA a la multinacional inglesa Allied Lyons. Con posterioridad, trabajó como experto asesor en diversos negocios y proyectos bodegueros, entre ellos el del también empresario jerezano Joaquín Rivero.
Al recordar la figura de José Ignacio Domecq hijo, no hay que olvidar su faceta de deportista. José Ignacio heredó la afición de su padre por los deportes y destacó en la caza menor y la práctica del polo, jugando en Argentina, Inglaterra y Estados Unidos. José Ignacio llegó a disputar partidos con el príncipe Carlos de Inglaterra.
Aunque en los últimos años lo que de verdad le gustaba era cultivar la huerta de su finca 'El Nazareno' y compartir con todas sus amistades los frutos que producía.
Su hermano Gabriel lo definía ayer como una persona "seria, poco amigo de las bromas, muy exigente consigo mismo y con los demás, muy estricto como fueron los abuelos, los Bobadilla, pero al mismo tiempo con una gran humanidad".
José Ignacio era conocido en Jerez por su apodo de 'el Piripi', en alusión a la elegancia que siempre demostró en su forma de vestir y de comportarse. Tuvo siempre en vida como referente a su padre José Ignacio, la 'nariz de Jerez', una persona que se entregó al negocio familiar hasta su muerte. Gabriel ha declarado que su hermano "siempre intentó emular a su padre, seguir su ejemplo, ya que sentía por él una gran admiración".
A diferencia de su hijo, José Ignacio Domecq González, la mejor pituitaria que ha tenido el jerez, nunca abandonó la bodega pese a la presión que supuso la venta de la firma familiar. Gran aficionado a la naútica y al polo, además de perfecto conocedor del jerez, José Ignacio padre viajó por todo el mundo vendiendo la marca Domecq y fue agasajado en multitud de ocasiones en el Reino Unido. Fue un hombre irrepetible.
Los restos de José Ignacio Domecq serán próximamente incinerados y el funeral se celebrará en fechas posteriores. A través de estas líneas, Diario de Jerez desea sumarse al cúmulo de condolencias llegadas a la familia y amigos por tan sentida pérdida.
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