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La patronal bodeguera Fedejerez intensificó ayer los contactos con vocales del sector productor en busca de apoyos a su propuesta para la modificación del pliego de condiciones de la denominación de origen 'Jerez-Xérès-Sherry' a fin de restringir la crianza del vino fino a los términos municipales de El Puerto y Jerez, reservándose la de la manzanilla en exclusiva a la localidad de Sanlúcar.
En otras palabras, Fedejerez pretende con su propuesta que las bodegas sanluqueñas dejen de criar fino como hasta ahora para, según la justificación de la patronal bodeguera, preservar la denominación de origen 'Manzanilla de Sanlúcar' ante el riesgo para su continuidad que supondría la elaboración simultánea de dos vinos que comparten zona de producción -Marco de Jerez-, variedad de uva -palomino- y sistema de crianza -biológica-, pero que están amparados por denominaciones de origen distintas -el fino por la 'Jerez-Xérez-Sherry' y la manzanilla por 'Manzanilla de Sanlúcar'- . Para que la denominación de origen de la manzanilla tenga sentido, todo el vino que se cría en Sanlúcar debe ser manzanilla, sostienen las bodegas.
Los bodegueros y viticultores sanluqueños, que anuncian que acudirán a los tribunales en caso de que prospere la propuesta, se aferran sin embargo a lo que consideran unos derechos históricos que les permite elegir libremente entre la calificación de fino y manzanilla para los vinos que se crían bajo velo de flor en su término municipal. Dentro del sector productor, y no sólo en Sanlúcar, también hay quien ve detrás de la polémica intereses políticos, y no sólo comerciales, vinculados al cisma que originó en su día en la patronal bodeguera el asunto que mañana debatirá el pleno del vino.
El conflicto, que saltó hace tres años y costó la salida de Fedejerez a las principales bodegas sanluqueñas, hoy agrupadas como Vinateros de Sanlúcar, se alimenta en las conclusiones alcanzadas por la comisión encargada de definir las características de uno y otro vino para plasmarlas en el pliego de condiciones del reglamento de las denominaciones de origen. En resumidas cuentas, la comisión concluyó que no hay parámetros técnicos ni organolépticos que permitan diferenciar entre uno y otro vino, es decir, que fino y manzanilla son el mismo vino, luego tanto monta.
El informe de la comisión se aprobó a finales de 2011, sin que nadie pusiera objeción alguna, entre otros motivos, porque entonces se mantuvieron las reglas de juego por las que se ha regido el Marco de Jerez desde que a mediados de los años sesenta Bruselas diera luz verde a la denominación de origen de la manzanilla -se le dio una patada a seguir al problema-. La decisión de Fedejerez de elevar ahora la propuesta de modificación del pliego de condiciones coincide con el fin de la moratoria de tres años que acordó el sector a raíz de la aprobación del nuevo reglamento de las denominaciones de origen para resolver el conflicto.
Pero al margen del fondo de la cuestión, la mayoría del sector productor discrepa del momento elegido por Fedejerez para debatir la polémica propuesta, que según los responsables de las cooperativas de Aecovi y los viñistas independientes de Asevi-Asaja -en principio, los más imparciales- no reúne el consenso necesario para su votación en el pleno. "No está suficientemente mascada", alegan las fuentes consultadas por este medio.
En consecuencia, Aecovi y Asevi -que cuentan con cinco de los 20 vocales del pleno- confían en que Fedejerez recapacite y retire la propuesta para negociar posibles soluciones, incluso en el ámbito sectorial, es decir, fuera del Consejo Regulador.
Tras su ronda de consultas de ayer, Fedejerez se reunirá hoy antes del pleno para decidir si sigue adelante con la propuesta, decisión que en buena medida dependerá de los apoyos que hayan podido recabar en las horas previas. No sería la primera vez que Fedejerez decide sobre la marcha.
En principio, la patronal cuenta con los ocho votos de sus vocales -seis por el sector comercializador y dos por el productor-, que dependiendo del número de abstenciones -el pleno lo integran veinte vocales-, y algunas se dan por seguras, podría ser suficiente para sacar adelante la propuesta por mayoría simple.
De ser así, las bodegas romperían con la tradición anclada en el sector de buscar el máximo consenso posible en asuntos de calado, y la modificación del pliego de condiciones lo es. Qué duda cabe que la propuesta, en caso de aprobarse, abriría aún más la brecha entre Sanlúcar y Jerez, la manzanilla y el fino, hermanos mal avenidos que arrastran diferencias desde hace tiempo.
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