El jerezano Francisco Jordi dará a conocer en Huelva el topónimo inédito de Tejada La Nueva
El investigador ofrecerá este viernes, 9 de febrero, a las 20:30 horas, en la sede del Hogar 'Príncipe Felipe' en Escacena del Campo, una conferencia sobre la ciudad bástulo-púnica de Tejada La Nueva, en la que desvelará el topónimo anterior a Ituci romana
Lebrija, la senda inesperada

Jerez/El investigador jerezano Francisco Jordi Páez ofrecerá este viernes, 9 de febrero, a las 20:30 horas, en el Hogar 'Príncipe Felipe' de Escacena del Campo (Huelva), la conferencia 'Tejada la Nueva bástulo-púnica: Las monedas del grupo 'jinete con clámide', 'caballo pastando' y 'racimo de uvas' en la campiña agrícola del valle del río Guadiamar'. Esta conferencia, enmarcada en la conmemoración del 50 aniversario del descubrimiento de Tejada la Vieja (1974-2024), una ciudad tartésica abandonada en el siglo IV a.C. y trasladada al corazón de las fértiles tierras del condado de Huelva, supone un acicate para su puesta en valor, coincidiendo además con una nueva campaña de excavación dirigida por la arqueóloga de la Universidad de Huelva, Clara Toscano. El acto lo organiza la Asociación Cultural Scatiana con la colaboración del Ayuntamiento de Escacena del Campo, que contará con con la teniente de alcalde, María Dolores Bermúdez.
Tras su paso por el X Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos con sede en Ibiza en el que dio a conocer el topónimo más antiguo de Lebrija, Naprišan, la ciudad que constituía la cabecera de los turdetanos, anterior a Nabrissa romana a partir de unas monedas inciertas clasificadas como grupo 'caballo y detrás palma', ahora se adentra en el segundo y último grupo de monedas inciertas que ha podido atribuir a Tejada la Nueva, resultado de aplicar nuevas estrategias como la “teoría de la agrupación étnica y transición de un centro de carácter regional a otro local”, que consiste en relacionar agrupaciones de monedas púnicas, neopúnicas o ibéricas adscritas a grupos étnicos significativos con monedas latinas de ciudades romanas (ya conocidas en las fuentes literarias grecolatinas) a través de un “cruce monetario” que marca la transición entre ambas durante la romanización. La doctora en Filología Semítica de la Universidad de Barcelona Maria Josep Estanyol i Fuentes ha vuelto a respaldar dicho estudio, pudiendo esclarecer el topónimo que subyace detrás de las escrituras mixtas, púnicas y neopúnicas, de estas monedas, siendo posible relacionarlo con el nombre de una ciudad tartésica citada por el griego Hecateo de Mileto en el siglo VI a.C. correspondiente con Tejada la Vieja.
El investigador se centrará en los circuitos comerciales de estas monedas dentro de la órbita gaditana y su conexión e influencia con la costa atlántica andaluza a través del río Guadiamar, un afluente del río Guadalquivir, que desembocaba en el paleoestuario que hoy conforman las marismas, dando novedades sobre la identidad de los bástulo-púnicos que constituían una de las etnias más mayoritarias asentadas en el litoral del sur de la península ibérica. Esta ciudad daría nombre a la etnia y sería el lugar más idóneo para el asentamiento de gentes orientales atraídas por la riqueza de su naturaleza, así como su situación estratégica en las rutas comerciales. El contacto y la interacción con otras culturas, como la helénica, hicieron de este enclave un sitio de lo más singular con un gusto “a la griega”, además de recibir caballería númida del Norte de África, apreciable en los retratos que enraízan con la efigie de su divinidad, ahora sincretizada, como resultado de las relaciones interétnicas en el seno de una sociedad mestiza que lleva por estandarte la civilización a través de la equitación y la viticultura durante la conquista romana.
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