Fredes Insa, mucho más que una academia de baile

La Escuela de Danza y Comedia Musical Fredes Insa abrió sus puertas en 2015 con tan sólo siete niñas y desde entonces sólo ha hecho crecer, llegando actualmente a tener unos 250 alumnos, entre los 3 y los 78 años.

El pasado fin de semana, el escenario del Teatro Villamarta se convirtió en una gran fiesta solidaria gracias al musical benéfico 'El circo de la Alegría', la gran apuesta de Fredes Insa y su equipo para recaudar fondos para luchar contra el cáncer infantil. "No me esperaba este éxito. El objetivo siempre ha sido ayudar a los niños y todo lo que sea conseguir ese objetivo, bienvenido sea", declara Fredes.

"Empecé todo de forma fortuita", recuerda la directora de la academia. Lo que comenzó siendo una actuación de final de curso de unas pocas alumnas, ya es una cita esperada en el calendario de la ciudad, llegando a representarse su musical tanto en el Teatro Villamarta como en el Tío Pepe Festival. "Quería hacer al menos una vez al año un evento para recaudar fondos, crear conciencia. Cuando uno tiene salud no mira más allá, pero cuando se tiene encima la espada de Damocles lo cambia todo", reconoce Fredes, que ha superado un cáncer de mama.

La academia suma ya tres años subiéndose al Villamarta a final de curso y otros tres en el Tío Pepe Festival. Anteriormente, realizaban producciones más pequeñas en espacios como la Fundación Cajasol. "Cuando llega enero ya ponemos el foco en el musical y lo compaginamos con las clases de aprendizaje evidentemente", subraya.

Esta extraescolar es muy común entre los más pequeños, pero el baile y la interpretación también llama a la puerta de personas más mayores: "Tenemos alumnas de hasta 78 años. Aquí vienen a disfrutar, a vivir, a meterse en un mundo de fantasía. Vivir la vida, la unión y la amistad. Lo bueno de esta academia es que no hay egos ni protagonismos".

En 'El circo de la Alegría' han participado 250 alumnos de la academia, unas 50 personas del Coro del Villamarta, 30 figurantes y un gran equipo de medio centenar de personas para la coordinación, vestuario, maquillaje, peluquería, montaje... "Se convierte todo en una gran familia en la que todo el mundo quiere colaborar. El ambiente que se respira es de solidaridad, de felicidad, de pasarlo bien. Todos quieren poner su granito de arena para ayudar a los niños. El musical es una convivencia maravillosa en la que además el público siempre se entrega", pone en valor la directora.

"Hacemos las cosas con el corazón, así que siempre me quedo tranquila en ese aspecto. Todo el mundo se ha implicado al 200%", agradece Fredes Insa.