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Gabriel de Espinosa, el ‘rey’ pastelero

Historia

El investigador José López Romero presentará este jueves, 20 de febrero, en La Luna Nueva, un libro sobre este personaje de gran fortuna literaria que ‘quiso’ ser monarca

Portada del libro, con un joven Don Sebastián de Portugal.
A. Cala

18 de febrero 2020 - 05:00

José López Romero. / Vanesa Lobo

Corría el mes de septiembre de 1594 cuando en Valladolid apresan a Gabriel de Espinosa, de oficio pastelero en la villa de Madrigal de las Altas Torres, quien llegó a fingir ser el Rey Don Sebastián de Portugal.

Sobre este soberano, el auténtico, surgió una leyenda que dio lugar a un movimiento llamado el Sebastianismo. Y es que desde muy joven tuvo el propósito de invadir territorios no cristianos y se fijó, especialmente, en el norte de África donde hizo varias expediciones, y la más importante fue una invasión que hizo con una impresionante armada, para la que le pide ayuda a su tío, Felipe II, que no lo ve claro y se la niega.

Y así fue, porque cae ante el ejército contrario. Una batalla (1578) de la que quedaron muy pocos supervivientes y el propio rey desaparece, no se encuentra su cadáver, lo que da lugar a toda una leyenda sobre su paradero, lo que le ocurrió, si perdió la memoria y vaga por ahí...

Total, que a lo largo del siglo XVII van surgiendo una serie de personajes que se van haciendo pasar por él. Pero, sin duda, el que más problemas le dio a Felipe II fue el pastelero. Una interesante historia que desarrolla con todos los detalles el investigador jerezano José López Romero, en el libro ‘Historia de Gabriel de Espinosa. Pastelero de Madrigal que fingió ser el Rey Don Sebastián de Portugal’ (Vidas Pintorescas. Espuela de Plata), que presentará este jueves, 20 de febrero, a las 19,30 horas, en la librería La Luna Nueva.

¿Y por qué Gabriel de Espinosa dio tantos problemas a la corona? El pastelero entra en contacto con fray Miguel de los Santos, capellán a la sazón en el convento de Santa María la Real de Madrigal, confesor de las monjas, en el que ‘reside’ Ana de Austria, sobrina de Felipe II. El fraile embauca a ambos, a él para que se haga pasar por Don Sebastián y a la monja (que desconoce el origen auténtico de Gabriel) para que se case con el pastelero. Así, si finalmente lo consideran rey, Doña Ana podría reinar en Portugal.

“A partir de aquí los acontecimientos se precipitan y asistimos al largo y duro proceso judicial que tendrá como protagonistas a estos tres personajes, sobre los que planea la sombra alargada de Felipe II, muy preocupado por la aparición de un fingido o resucitado rey Don Sebastián que pudiera perturbar la anexión del reino vecino”, cuenta López. En este libro se contiene la crónica del proceso (de amplia tradición manuscrita y literaria) que editara el impresor Juan Antonio de Tarazona en Jerez de la Frontera, en 1683.

¿Por qué se imprime en Jerez un siglo después de los hechos? “Creo que es por la vigencia del personaje, que en aquella época y hasta el XX, es muy conocido. Y el impresor se encontraría un manuscrito de los muchos que hay sobre el proceso y vería bien imprimirlo en Jerez y venderlo por estar esa figura en el candelero”, cuenta López, que en este libro aclara además la leyenda del Sebastianismo y hace un seguimiento en la historia de la literatura de la figura de Gabriel de Espinosa.

Y es que todo es muy sospechoso porque, tras una denuncia de una vecina al pastelero, “lo pillan en posesión de ciertos objetos de gran valor y de unas cartas en las que se le trata de “su Magestad”. Por declaración de Espinosa, los objetos se los había dado Doña Ana de Austria y las cartas se las había remitido fray Miguel de los Santos. "Empiezan las indagaciones sobre la confabulación en la que la monja es la gran víctima; y Gabriel de Espinosa, sin oficio ni beneficio, ve posibilidad de encumbramiento. Un personaje que tendrá sin embargo mucha fortuna literaria porque a lo largo del XVII y hasta el mismo XX dará lugar a dramas y otras narraciones. Será algo así como legendario, pero que en el proceso el pastelero acaba con la cabeza cortada y repartidos sus miembros por los caminos de Castilla. Al fraile también lo ajustician. La monja se salvó”.

No llegó Gabriel a disfrutar del ‘cargo’, si acaso, a tener algo más de influencia en su pueblo, pero poco más. Jamás fue reconocido como rey, incluso sus vecinos contaban de él que ejercía poco porque estaba todo el día metido en el convento confabulando, desatendiendo su negocio, y en la cárcel antes y durante el proceso de investigación.

Y en esa fortuna literaria del personaje, el propio José Zorrilla consideraba que mejor que el ‘Don Juan Tenorio’ era ‘Traidor, inconfeso y mártir’, obra teatral dramática del poeta español publicada en el año 1849 en torno a la figura del rey Sebastián I de Portugal.

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