Gremio de la Vinatería versus Consejo Regulador

Á. Espejo

27 de noviembre 2015 - 09:06

Jerez/Está muy extendida en el sector la creencia de que el gremio de cosecheros es el antecedente del Consejo Regulador del jerez, pero nada más lejos de la realidad. El historiador Javier Maldonado Rosso se encargó de desmontar esta leyenda urbana en su ponencia ‘Del Gremio de la Vinateria al Consejo Regulador. Del proteccionismo al liberalismo’. Mientras las denominaciones de origen y los consejos reguladores surgen por la necesidad de autorregularse para hacer frente a las imitaciones y fraudes que hacían estragos a principios del siglo XX, los gremios de cosecheros consagraban privilegios concedidos por la realeza que supusieron un corsé para el desarrollo del jerez, que según Maldonado, se incorporó con una década de retraso a la modernización iniciada en otras regiones productoras como Porto y Champagne.

Los consejos son entes integradores, unifican a cosecheros, almacenistas y exportadores, a los que ofrece seguridad jurídica, al tiempo que representa una garantía para los consumidores, mientras que los gremios eran excluyentes –sólo cosecheros–, localistas y proteccionistas a ultranza de sus privilegios, explicó Maldonado.

El Gremio de la Vinatería de Jerez, al que poco después siguieron el de Sanlúcar y El Puerto, se constituyó en el siglo XVIII en respuesta al incremento de las exportaciones y a la consiguiente disparidad de intereses de los cosecheros y los comerciantes de vino. Los comerciantes querían apretar a los cosecheros para lograr mayores márgenes, y éstos se organizan para protegerse, aunque entre estos últimos había discrepancias al estar los gremios bajo el control de una oligarquía de cosecheros.

En un sistema viciado desde su origen, a finales de los años sesenta del s XVIII los incumplimientos de las ordenanzas de los gremios se generalizaron, propiciando un cambio de sistema hacia el que rige hoy día. En el caso de Jerez, esa transformación la lideró Juan Haurie –en el que tiene su origen las antiguas bodegas Domecq– junto a un pequeño grupo de cosecheros que instauraron la crianza de vinos por el sistema de criaderas y soleras para su adaptación a los gustos británicos e impulsaron la construcción de grandes bodegas para almacenar los vinos. Aquel movimiento, cuyo objetivo era arrebatarle al Reino Unido el valor añadido del comercio del vino para que se quedara en Jerez, dio pie a la liberalización de los precios y a la aparición de casas exportadoras de integración vertical –las bodegas de crianza y expedición que además tienen viñedo propio–.

Con el triunfo del liberalismo tras la muerte de Fernando VII, en 1834 se suprimieron los gremios, sin que llegaran a fructificar los intentos de los cosecheros por plantar cara a los exportadores en las décadas siguientes.

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