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"Ser Hijo Predilecto es lo máximo que te puede ocurrir"

Manuel Morao · Guitarrista

Guitarrista, empresario y educador, el jerezano ha recibido hoy el respaldo de su ciudad natal tras una carrera dilatada que le ha hecho ser pieza clave en el flamenco .

"Ser Hijo Predilecto es lo máximo que te puede ocurrir"
Fran Pereira

18 de junio 2016 - 01:00

Impecable, con camisa de lino y sin faltarle un detalle, Manuel Moreno Jiménez, 'Manuel Morao' (Jerez, 1929), nos espera en su 'particular oficina', el Bar Cristina, donde a diario se reúne con su grupo de amigos que, como él, rezuman jerezanía. Se le nota nervioso, "esto es lo máximo", -afirma-, pero no pierde nunca la compostura ni la elegancia, esa que le ha hecho grande.

-¿Qué supone para Manuel Morao ser nombrado Hijo Predilecto de su ciudad?

-A mi edad es una cosa muy importante, y supone una gran satisfacción y un gran gozo porque cuando los reconocimientos se hacen en vida se disfrutan. Es la recompensa del trabajo y el esfuerzo que uno ha hecho durante toda su vida, por lo tanto, estoy muy agradecido, muy satisfecho y muy contento.

-En los últimos quince años, es usted el cuarto gitano que recibe este reconocimiento, ¿qué le parece esto?

-Para mí es una forma de reivindicar al pueblo gitano y todo ese sacrificio que nuestros antepasados hicieron para poder estar dentro de la sociedad, insertados, como personas decentes y ciudadanos normales. Eso para nosotros es un orgullo, por eso digo que este nombramiento representa mucho para mí a todos los niveles, ya no solamente como artista, sino como parte de una raza, de una etnia o de un pueblo.

-A usted nunca le han gustado los homenajes, pero en los últimos tiempos ha sido homenajeado en muchos sitios...

-Hombre, a todo el mundo le gusta que le reconozcan y se acuerden de él, eso es muy satisfactorio. Sí es verdad, como dice, que nunca he sido muy partidario de los homenajes, quizás porque no soy pretencioso, y porque te halagan y yo en eso me cohibo. Pero bueno, todos los homenajes se agradecen enormemente.

-Muchos jerezanos consideran que su nombramiento llega tarde, aunque como dice el refrán, 'más vale tarde que nunca...'.

-Exactamente, esa es la respuesta en la que pensamos todos. Por circunstancias, porque he estado fuera mucho tiempo viajando y demás, no se me ha reconocido antes, pero eso da igual ahora, bienvenido sea.

-¿Le halaga el hecho de que hayan sido muchas las personas que propusieron este reconocimiento?

-Claro que sí, para mí es un honor que gente como el guitarrista Pepe Moreno, Paco Flores, todos mis compañeros de la tertulia que tenemos aquí en el Bar Cristina como Pepe Castaño, Andrés Cañadas, Antonio Mariscal, Juan Luis Vega iniciaran la propuesta...Todos han puesto su grano de arena.

-Personalmente, lo que más me sorprende de su nombramiento es que todos los estratos sociales de Jerez están volcados con usted, desde el pueblo llano, al pueblo gitano y la propia aristocracia o burguesía jerezana. ¿Cuál es el secreto para lograr la admiración de todo el mundo en una ciudad tan complicada como ésta?

-El secreto es no crearme nunca enemigos ni ser prepotente ni presumido. He intentado darle cariño y respeto a todo el que ha estado a mi vera, siquiera cinco minutos. Me he dedicado a dar mi arte, dar mi amistad y a intentar hacer el bien a todo el que he podido. Por lo tanto, agradezco mucho estos agasajos que me hacen y eso de que todas las clases sociales se han volcado, me llena de satisfacción, a mí y a toda mi familia, por supuesto.

-Cuando entró a formar parte de la Real Academia de San Dionisio, allá por 1986, se acordó en su discurso de todas aquellas personas que habían pasado por su vida. Cuando hoy se tenga que volver a enfrentarse al público, ¿se acordará de alguien en especial?

-Quiero que sea una sorpresa, pero por ahí van los tiros porque yo me acuerdo mucho de todos mis familiares, de toda mi gente que ha luchado tanto por esto. Eso me llena de orgullo y creo que ellos lo van a compartir también conmigo.

-¿Cuál ha sido su mayor logro?

-No hay una cosa específica, el mayor logro es el resultado, y me quedo con eso que dijo usted antes, que todas las clases sociales, inclusive jóvenes de las nuevas generaciones, que tan distintos son a la generación en la que yo me he criado, estén conmigo.

-Cuando echa la vista atrás y recuerda el barrio de Santiago que conoció y el que hay ahora, abandonado, con gente que no debería estar, olvidado...¿Qué se le pasa por la cabeza?

-Me da mucha pena. Tanto es así que yo antes me daba mis paseítos por mi barrio, por la calle Nueva, donde yo nací, y por la calle Marqués de Cádiz, donde viví posteriormente. Ahora no quiero, porque el barrio está desconocido. Santiago era de lo más noble que se puede tener, había en sus vecinos una nobleza autóctona, y eso ha variado. No voy por allí por ese motivo, yo que he conocido ese barrio con esa alegría, esa humanidad y ese cariño con el que nos mirábamos todos, lo veo ahora y me duele. Está todo muy disperso y además ahora hay gente que no debería estar y no están los que debían estar.

-¿Qué es más difícil ser guitarrista y lidiar con los artistas con los que coincidió, ser padre o ser empresario?

-Todo tiene su dificultad. Soy de la opinión de que todo no se puede hacer bien porque no tenemos todo el tiempo necesario para ello. Yo todo lo que he hecho, ha sido con todo el amor posible, pero siempre he tenido una opinión fija en todas mis manifestaciones. Evidentemente, he tenido que lidiar con los divos, artistas que han tenido carácter y han querido avasallarme, pero eso no lo he consentido, aunque siempre con respeto y con educación.

-O sea que usted ha tenido que sacar más de una vez en la vida el capote...

-(Risas) Exactamente. En la universidad de la vida tienes que ser muy buen torero para utilizar el capote a tiempo.

-Han pasado muchas décadas desde que instauró aquellos famosos Jueves Flamencos y todavía la gente los recuerda con nostalgia. ¿Le mereció la pena tanto esfuerzo?

-Claro que sí, y estoy muy contento de haber hecho ese trabajo tan fuerte que me ocupó tanto tiempo y al que dediqué mucho esfuerzo. Pero lo hice porque era un momento necesario, para lo que es el cante gitano andaluz. En aquella época había bajado mucho la afición, no sólo del público en sí, sino también de la cantera de arte que existe en Jerez. Había algunos chiquillos que tenían condiciones y se me ocurrió tirar de la gente nueva para que la cantera resurgiera y volviera a ser lo que fue. Por eso ahora cuando los veo me llena de orgullo porque todos pasaron por mis manos. Me costó hasta el dinero, porque entonces no había apoyo de ninguna clase, pero es algo que te llena.

-Si tuviera la posibilidad de volver atrás en el tiempo, ¿a qué época volvería?

-Volvería a esa época. Primeramente, porque en esa época, en mi casa todo era alegría. Yo era joven, viajaba mucho, era reconocido en el mundo artístico, y todo el mundo me agasajaba. También tenía ese interés grande por hacer algo y reivindicar a mi pueblo, a mi raza. Eso me daba una fuerza enorme y satisfacciones. Volvería ahí sin duda, porque además, estoy a caballo entre esa época de oro de nuestra música y en esta época en la que está ya degenerada y ajada. Distingo las dos, pero prefiero la anterior.

-Usted ha sido siempre muy crítico con la distorsión y las cosas que se hacen hoy día. ¿Esto tiene solución o volver atrás es imposible?

-Andar pa atrás es muy difícil. Reconozco que he sido un poco o bastante crítico y exigente con esto, pero el ser crítico y exigente es porque le tengo demasiado cariño a nuestra música y nuestra cultura, y siempre he tenido la ambición de reivindicar todo esto, nuestro cante y nuestra manera de ser, pero veo que ésta ha degenerado mucho de lo que era. Eso me da tristeza, por eso soy tan crítico. Defiendo lo mío porque si no defiendes lo tuyo, no hay nada que hacer.

-Usted cambió en su día la manera de tocar por bulerías y eso se lo reconocen muchos artistas y aficionados. Ahora que también está degenerando, ¿qué le parece?

-Me duele porque yo, como bien ha dicho, hice en su día una evolución de la guitarra creando una escuela propia. La guitarra tenía un campo más reducido, pero había unos artistas con una personalidad enorme. Eso me dio la facilidad para crear una escuela personal y eso era muy difícil porque si no lo tienes dentro, no puedes crear. Considero que la creatividad no se aprende en las escuelas. Hoy hay más facilidades para aprender, pero entonces lo tenías que hacer sobre la marcha y eso era más difícil porque si tienes que aprender un oficio en la práctica, una vez que lo haces ya no tienes que hacer más nada. Quiero decir con esto que los artistas no se hacen, sino que nacen.

-¿Le molesta que se suban a un escenario en pantalones vaqueros o en deportes?

-A mí eso me molesta muchísimo porque en mi época, cuando yo empecé, el que era artista, también lo parecía. No vale decir que soy artista y voy como quiero, no señor, usted tiene una obligación de presentarte como un profesional y tienes que guardar un respeto en todos los órdenes. No se puede ir de cualquier forma, y hoy día se ha perdido un poco el respeto. Me molesta y lo critico cuando llega el momento, porque al escenario no se puede subir descamisado o en vaqueros. Además, me he preocupado siempre con los niños que yo enseñé para que cumplieran una disciplina. Se pueden tener condiciones, pero también hay que saber entrar en el escenario, andar por el escenario, echarte abajo, y guardar un respeto en todo, como indumentaria y comportamiento. En eso insistí mucho.

-Jerez, por regla general, ¿ha sido mala para sus artistas?

-Bueno, Jerez es como todo. Jerez, cuando el artista tiene valor, lo respeta y lo agasaja, aunque quizás a alguien no le hayan pagado con la misma moneda que me pagan a mí, pero eso pasa en cualquier sitio, en Sevilla, en Madrid...En general, Jerez quiere a su gente y a sus artistas.

-Le voy a mencionar algunos conceptos. Dígame qué le recuerdan. España-Jerez...

-España-Jerez me recuerda a niños prodigio.

-El 'Concierto de Jerez'...

-Me recuerda a un compañero músico que se enamoró de la música gitana andaluza.

-Ojana...

-Uff, la misma palabra lo dice, mentira y falsedad, y de eso hay mucha en el flamenco, la hubo y la habrá. Desgraciadamente eso no se va a acabar nunca.

-Instinto...

-El instinto es muy importante aunque hay veces que te equivocas para bien, y otras veces te equivocas para mal. Siempre he dicho que si confías en tu instinto acertarás más veces que te equivocarás.

-Gitanos de Jerez....

-Fue el título que yo, porque mi idea ha sido siempre reivindicar el nombre de los gitanos de Jerez y en el mío propio, le puse a mi empresa, cuando fui empresario.

-Hoy en día y aunque lo ha mencionado de pasada antes, ¿cómo ve la situación del flamenco o el cante gitano en Jerez?

-El cante gitano está pasando un momento muy delicado y complicado porque como hoy nos hemos materializado tantísimo, y hablo de la parte artística, nunca estamos conformes ni satisfechos con lo que tenemos ni con lo que vamos a tener. Siempre queremos mucho más, por tanto, al tener mucho interés por lo que se tiene, el ganar mucho dinero, eso te hace hacer cosas que no debes. Y desgraciadamente, están haciendo cosas malas. Porque una música tan original como el cante gitano no se debería maltratar como se ha maltratado. Llega un momento en el que es muy difícil que suene como debe de sonar. Considero que el flamenco es una música clásica y la música clásica no se debe fusionar, eso mejor que se haga con cosas más contemporáneas. Todo los aditamentos que se le añadan no harán más que eliminar la autenticidad, porque la raíz nunca se debe perder. Y eso que dicen que la raíz la conserva es mentira. Si se modifica pierde la esencia y no es ni carne ni pescado, y la música suena, tiene aroma y tiene un tipo de concepto, en el momento en que se fusiona ya es otra cosa. La juventud, que muchos tienen condiciones, deben de evitar eso.

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