Historias y anécdotas
La Reina Sofía fue una de las visitantes más ilustres de los cuatro millones que fueron contabilizados por un método muy peculiar
A pesar de cómo acabó la aventura de Tierras del Jerez, no todo fueron malos momentos o sinsabores en el pabellón. De hecho, la mayoría de las personas que tuvieron la oportunidad de visitarlo o incluso de trabajar en él sigue conservando buenos recuerdos de aquella experiencia, como sucedió con casi todos los pabellones. El ambiente en el edificio jerezano de la Expo era muy agradable a pesar de que se esperaba mucho más de su oferta lúdica. Pero como la muestra universal era un continuo ir y venir de personajes, raro era el día en el que algún rostro conocido no pasaba por el pabellón, como los de muchos actores y actrices, deportistas, misses, políticos, etcétera.
Entre las personalidades destacó la Reina doña Sofía, que durante una visita oficial a la Expo pidió que la llevaran al pabellón para conocer el caballo de raza azteca que le había regalado al Rey don Juan Carlos el Gobierno de México y que en Tierras del Jerez encontró el acomodo y el cuidado adecuado en las dependencias de la Yeguada Militar.
También visitó el pabellón el príncipe Felipe de Bélgica, en una jornada que fue muy divertida, actuando como anfitrión el concejal de Fiestas, Juan Taboada, que fue el cargo político municipal responsable de todo lo relativo a Tierras del Jerez.
Jerez contó con un día especial en la Expo, en el que, para disgusto de Jacinto Pellón, se le permitió montar un paseo de caballistas y enganches por todo el recinto. Fue la única ocasión en que los caballos salieron del pabellón. Ese día, durante su intervención en el Palenque, Pedro Pacheco fue muy duro con la Sociedad Estatal, con un discurso que permitía intuir los años de pleitos que se avecinaban. Tras él intervino el comisario general de la Expo, Emilio Casinello, que prometió en nombre del Gobierno central la próxima creación de un Instituto Hípico en Jerez del que, por supuesto, nunca más se volvió a saber.
No menos tensa fue la visita del entonces alcalde de Sevilla, Alejandro Rojas-Marcos, que ocupaba el cargo merced a un pacto con el PP que rechazó Pacheco y que fue el inicio de la primera de sus rupturas con el Partido Andalucista, que se certificaría poco tiempo después.
Entre las anécdotas que más se recuerdan todavía, citemos dos. Una, el día que el pabellón recibió y agasajó al ‘visitante un millón’ que, casualmente, fue el tío del director del pabellón, Francisco Rubiales, quien tras la Expo fue asesor de imagen del nuevo partido de Pacheco, el Partido Andaluz de Progreso (PAP).
Y la otra, el día del balance final, cuando el alcalde ofreció la cifra de cuatro millones de visitantes al pabellón durante la Expo. Un periodista le preguntó a Pacheco cómo se habían contabilizado los visitantes si no había tornos en los accesos, a lo que el alcalde contestó que el recuento se hizo “de oído, por el método de la berrea”.
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