"Hoy no se sabe cantar a la imagen que se tiene delante"
Juan Romero Pantoja 'El Guapo'. Cantaor
Con una memoria privilegiada a sus 89 años, uno de los saeteros por excelencia de Jerez, El Guapo, recibirá el próximo día 4 de abril en la Catedral un nuevo homenaje en su tierra
Son las once de la mañana. Esperamos a Juan Romero Pantoja 'El Guapo', toda una institución en su querido barrio de La Plata. "Aquí toma café todas las mañanas", comenta el propietario del Bar Parada, uno de sus lugares habituales, mientras a lo lejos Juan aparece acompañado de su fiel perrito. Tras pedir una tostada con aceite y carné mechada, dialogamos con el que ha sido uno de los mejores saeteros de la ciudad, un gitano, como a él le gusta denominarse, que a sus 89 años recién cumplidos puede presumir de una memoria privilegiada capaz de rebuscar entre los cajones de una vida plagada de anécdotas y vivencias.
-¿Estará contento por recibir el próximo día 4 en la catedral un nuevo reconocimiento?
-Sí claro. A mí me ha metido en todo esto mi amiga Angelita Gómez, que vino el otro día con su hermana a tomar café conmigo y me animaron, porque yo no salgo mucho. Hablaron conmigo y bueno, allí estaré, ellas me han dicho incluso que me recogerán. Para mí es un orgullo, aunque creo que debían de haberme hecho más cosas, sin dinero porque yo no quiero dinero, simplemente que mi nombre estuviera a ahí. Pero bueno, trataré de dejar alto el listón aunque hace mucho tiempo que no canto.
-¿Pero eso no se lleva en la sangre?
-Con el cante se nace, pero la saeta es otra cosa, hay que saber ponerse delante del señor. A mí lo que me pasa, para que me entiendas, es lo siguiente. El cante no se puede dejar, esto es como el fútbol. Si un jugador se lleva mucho tiempo sin jugar no puede rendir igual que uno que juega todos los días. Eso es más o menos lo que me pasa a mí.
-'La saeta es otra cosa'. ¡Qué bonita expresión!
-Sí, la saeta es lo más difícil que hay porque se canta de año en año. Y además, hay que saber cantarle a la imagen que se tiene delante. No es lo mismo cantar una saeta a un nazareno que a un crucificado. Todo eso hay que tenerlo en cuenta cuando te pones delante de un señor. Dónde vas paloma blanca/ con ese vuelo sereno/ voy a quitarle los clavos/ a Jesús del Nazareno. Esa le viene bien a todos los crucificados.
-Juan, cuénteme cuál es el procedimiento que hace antes de cantar una saeta....
-Mira hijo, yo me pongo en el balcón, cojo mi pañuelo y me lo pongo en la boca, no para nada, sino porque me pongo a tararear lo que voy a cantar y así hago un poquito de voz. Siempre he usado el pañuelo para eso, y siempre en la derecha. Cuando se aproxima el paso las letras me salen solas aunque a mí me gusta mentar al barrio del que es la imagen, quién es y cómo va.
-¿Por seguiriya mejor que por martinete?
-A mí me ha gustado más la saeta por seguiriya, pero vamos que también he hecho muchas veces la saeta por martinetes, lo que pasa es que hay gente que no le gusta. Hay que saber a quién le gusta y dónde gusta.
-Porque la saeta de Jerez es casi hablada, cortita....
-La saeta es de cuatro estrofas o de cinco e incluso de seis pero hay que saber meterla con arte, porque no es fácil. Ahí está el secreto, saber hacerla.
-¿Ha tenido Jerez buenos saeteros?
-Buenos, no, buenísimos, y con casi todos he cantado yo alguna vez, por lo menos los de mi edad. He cantado con Sotito, con El Carbonero, Rubichi, Manolo Sevilla, que era retratista, Tío Tomás...
-¿Y alguno le gustaba más que otro?
-Eso me lo guardo para mí. Yo respeto a todo el que canta, aunque cada uno canta de una forma. Hay quien canta que te duele, hay quien canta que te hace llorar y hay quien canta y dices 'qué bien'. Yo he tenido la suerte de cantar con muchos de los grandes, pero eso se queda pa mí.
-De las miles de saetas que habrá cantado, ¿se acuerda de alguna en especial?
-Hombre, yo he cantado muchos años, en Jerez y también en Sevilla. Recuerdo, por aquello que comenté antes de saber elegir qué saeta cantar en cada momento, que una vez fui a cantarle al del Calvario (al Santo Entierro), al que nunca había cantado. Le pregunté a mi madre y me dijo la saeta que tenía que cantarle. El pueblo que estaba allí se volvió loco. '¡Qué saeta ha cantao el primo Guapo!', decía la gente. Porque yo antes, cuando era joven, era el primo Guapo, ahora que soy más viejo soy el Tío Guapo (risas).
-¿Y los jóvenes cómo tratan la saeta?
-Uff, están cogiendo otros derroteros y como siga esto así al final se perderá.
-Hace unos años estuvo usted como tutor de varios jóvenes, ¿qué ha sido de aquel taller?
-Nada, que se quedó ahí y es una pena.Hay muchos jóvenes que usan mucho la voz y la voz sólo no vale, hay que darle otras cosas. Los jóvenes tienen que aprender mucho. Hay algunos que vienen a preguntarme y eso me gusta porque a veces hacen cosas a la saeta que no es. Yo estoy aquí para enseñar al que quiera, lo importante es que esto no se pierda.
-Dice la gente que hay muchos artistas que vienen a pedirle letras, ¿ es así?
-Alguno viene y se las doy encantado. Yo soy el que más letras tiene de saetas, además, es que las saco rápido. Ya le tengo, cuando vuelva el Prendimiento a su casa, una saeta sacá. Y eso que no sé escribir, sólo leer y porque cuando las monjitas pasaban por el barrio de Santiago las escuchaba decir 'la m con la a, ma, la m con la o, mo....'. Así aprendí a leer algo. Es una cosa de la que siempre me he arrepentido porque cuando hice la mili en Las Palmas tuve la oportunidad de aprender a escribir, igual que cuando estuve trabajando con Don Álvaro Domecq y Díez que quería que me sacase el carnet de conducir, pero nunca lo hice.
-(....)
-(Se detiene y comienza a recitar) En la Calle Nueva yo nací/ y en el campo me crié/ tengo el orgullo de ser/gitano de Santiago y del pueblo de Jerez. Gitano de Santiago/ momaíta casi ná/ yo soy gitano de Santiago/y dentro del templo tengo a mi virgen del Desamparo y mi Jesús del Prendimiento. Esos son dos fandangos que saqué un día y que no te canto más porque me los copian (risas).
-Ahora que habla de su vida, usted nunca se dedicó exclusivamente al cante, ¿verdad?
-No, yo no he sido artista porque me salió un trabajo en la bodega y me quedé allí. Una vez me escuchó cantar Pepe Pinto y me preguntó que cómo yo no era artista. 'Juan, ¿usted vive de esto? No señor, yo estoy trabajando en los albañiles', le dije. '¿Qué está usted trabajando en los albañiles?' Quiso incluso que me sacara el carnet de artista porque era él quien examinaba. 'Mándeme con su hermano cuatro fotos', pero yo nunca le mandé ná. En mi vida he hecho de tó. El carnet que tengo es el de ambién tengo el carnet de mozo espada, porque yo fui torero. El que va en una cuadrilla lo considero torero, aunque yo era mozo de espada de Luis Parra Jerezano. Eso sí, a mí siempre me han respetado todos los artistas de Jerez, de eso no me puedo quejar. Porque te digo una cosa, también para ser artista hay que tener suerte.
-Me doy cuenta que cada vez que nombra a su barrio de Santiago le llena la emoción...
-Sí, porque me he criado allí. Nací en la Calle Nueva número 28 y he pasado toda mi juventud allí hasta que me vine a vivir a un pisito aquí en La Plata donde he criado a mis hijos. Tú sabes la de fiestas que se han hecho allí en Santiago. Había dichos que duraban una semana, con eso te lo digo tó. Y sin un duro... En la Calle Nueva yo nací/en el número 28, mi mare María Pantoja y mi pare, Perico el Cochocho (vuelve a recitar).
-¿Y cómo ve a su barrio ahora?
-Nunca se tenía que haber permitido que el barrio de Santiago esté como está. Ese barrio es conocido en el mundo entero y los señores que han tenido esa posibilidad no tenían que haberlo consentido. Hubieran hecho unas casas o algo así. Aquello era una maravilla, la gente vivía feliz trabajando en el campo, cogiendo maíz, algodón lo que fuese porque yo he sido hasta tractorista, y no veas las fiestas que había. Y te voy a decir una cosa, yo no soy flamenco, ni de Flandes ni un pájaro de esos que hay en el Tempul con las patas largas. Yo soy gitano, del barrio de Santiago. Que ahora le ha dao a la gente por hablar de flamenco y yo no sé qué es eso.
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