"Soy otra persona después del ictus"
Jerez
Meditar, pintar y ayudar a pequeños con parálisis le ha ayudado a superar las secuelas del accidente cerebrovascular que la dejó en silla de ruedas.
Inauguración de la exposición 'Ictus y Arte' en sala Arte a Diario
Era muy activa, "demasiado". Sufrió un ictus con 71 años. Desde entonces no es la misma. "He meditado mucho en estos últimos años, sobre lo bueno y lo malo que he tenido en la vida".
El 21 de marzo de hace nueve años, Isabel Rebollo, vecina de El Puerto llegó a su casa después de dormir en la de uno de sus hijos. Se sentó en el sofá, sintió "algo" en la pierna. El móvil se le cayó de las manos. Atinó a cogerlo, sin apenas poder vocalizar, llamó a su hijo que acudió de inmediato, al igual que los servicios médicos. No podía hablar bien, pero los sanitarios mantuvieron un diálogo con ella en todo momento. "Lo cuento porque quiero que la gente sepa cómo me sucedió".
Siempre se mantuvo consciente, "sólo un poco cansada". Ingresó un sábado y antes de recibir el alta el lunes le informaron de que había sufrido un ictus debido a una fuerte subida de tensión. "Sentí miedo, estaba asustada". Le había afectado a toda la parte izquierda del cuerpo "desde el pie hasta arriba". Seguramente, la pérdida de su marido y de otros seres queridos en una horquilla de tiempo pequeña tuvieran que ver en su dolencia. "Me dijeron que antes del ictus ya tenía depresión".
Salió del Hospital de Puerto Real con todas las secuelas en silla de ruedas, pero con una gran esperanza. "El médico me dijo: no sé cuándo, pero vas a andar", y se aferró a esas palabras. No es presumida, tampoco se ahoga en la pena, por eso camina con un bastón.
El ictus es la segunda causa de muerte en España (la primera en mujeres), la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia. Este trastorno tiene lugar por un cambio brusco en la circulación sanguínea del cerebro que puede ser producido por oclusión arterial o por hemorragia.
De forma incansable, la portuense no ha cesado en su proceso de rehabilitación. Durante cinco años fue asistida en la Clínica Charbel de Jerez. Luego ha continuado con el procedimiento fuera de sus instalaciones con un fisioterapeuta al quien quiere como a un hijo. Entiende que, por desgracia, no todo el mundo puede permitirse el tratamiento. "Me he gastado todos los ahorros que tenía para viajar en curarme, pero estoy muy contenta. Pienso en la gente que no se lo puede permitir".
Meditación y pintura
El caso de Isabel es un claro ejemplo de resiliencia, ya que ha superado unas circunstancias más que traumáticas con creces. A pesar de la pérdida de sus seres queridos, del ictus, sus secuelas y una artrosis degenerativa ha sido capaz de invertir su vida en mejorar la de otras personas.
Para ello, se ha valido de la pintura. Antes del accidente cerebrovascular pintaba. Inmediatamente, después de salir del hospital no tenía ánimos para pintar. Sin embargo, después, ha expuesto sus obras en siete ocasiones. Lo recaudado, cuenta, ha sido íntegramente destinado a pequeños con parálisis cerebral que se tratan en la Clínica Charbel, donde ella se rehabilitó.
Sufrir el ictus ha supuesto un punto de inflexión en su vida. "Soy otra persona. Me ha dado la vida. Para mí ha sido un milagro. Dios me dio una oportunidad", confiesa Isabel Rebollo. También tiene palabras de ánimo para otras personas que lo sufran. "Es importante que no se queden parados. Es mejor intentar poner solución y después quejarse. En estos nueve años he meditado muchísimo. Soy muy positiva. Pienso que otras personas están peor".
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