Ifeca abrió sus puertas para ser el “revulsivo” económico de la ciudad
Sucedió en Jerez
Con grandes expectativas de futuro, el palacio de exposiciones se puso en marcha en septiembre de 1991
Con un diseño vanguardista pero poco adecuado para la función que debía tener, sobre todo la zona de exposiciones, según sentenciaron los expertos, que incluso propusieron hacer otros o reordenar el actual, el Palacio de Exposiciones abrió por fin sus puertas tras un largo proceso en el que no faltó la polémica por la oposición de otras ciudades que querían acoger la instalación.
Esta obra fue impulsada por la Diputación de Cádiz, Ayuntamiento de Jerez y Junta de Andalucía. La inversión tenía como objetivo afianzar a Jerez y la zona en el mercado de convenciones y congresos que por aquellos años empezaba a ser una fuente de ingresos y generación de riqueza muy importante para las ciudades con infraestructuras adecuadas, una dotación hotelera de calidad y suficiente.
Jerez estaba bien posicionada, también geográficamente, para competir en este mercado, ahora más con la instalación de IFECA. Jugaba a su favor no solo la disponibilidad de hoteles, también en la oferta de ocio y monumental.
El palacio se inauguró el 11 de septiembre de 1991, aprovechando la apertura de la feria comercial Hostelsur, pionera en estar dedicada al sector de la hostelería. Era la octava edición del certamen, cuya celebración estuvo suspendida dos años a la espera de la apertura del palacio. Antes, se celebraba al aire libre en los jardines del Bosque.
A aquella apertura oficial asistieron el presidente de la Diputación, Jesús Ruiz, y el alcalde Pedro Pacheco. Ambos coincidieron en afirmar que el edificio era un importante revulsivo para la economía jerezana y de la provincia, respondiendo así a las grandes expectativas que había generado la inversión. Incluso en los discursos se llegó a decir que “es un sueño hecho realidad y cuyos beneficios lo sentirán los propios jerezanos y prácticamente toda la provincia”. Pero, como dice el refrán, del dicho al hecho hay un trecho y esa supuesta revolución del palacio para la economía nunca ha llegado a ser fundamental.
En un primera época tenía una programación tirando a floja comercialmente hablando, tal vez a la espera de un lanzamiento definitivo. Ente tanto, las convenciones llegaban a la ciudad, pero no precisaban de una instalación expositiva con lo cual los hoteles mejor adaptados se llevaban el negocio.
En consecuencia, el gran ‘revulsivo’ sigue en estado latente, una inversión que tiene que pelear muy duro contra unas ciudades, por poner un ejemplo Sevilla, que por ‘marca’ propia e instalaciones sigue siendo un primer referente en este mercado de las grandes exposiciones.
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