Improvisar o planificar para comunicar
Psicología
DE las muchas cualidades que posee el ser humano una de las que más ha contribuido a la evolución de la especie humana es la capacidad de comunicación. El hecho de poder compartir información entre miembros de una misma especie, facilitó a nuestros antepasados el formar grupos o poblaciones en los que organizarse para aumentar las probabilidades de sobrevivir frente a la adversidad.
Ya en alguna ocasión, hemos hablado de que las emociones son respuestas psicofisiológicas de nuestro organismo a determinadas condiciones del entorno y entre sus funciones está la de comunicarnos con nuestros iguales. Por ejemplo, el enfado comunica nuestro desagrado con lo ocurrido, mientras que la alegría comunica nuestra satisfacción.
Pues bien, también el arte, desde sus inicios ha sido una forma de transmitir información entre los miembros de una misma población o grupo social. A algunas de las pinturas rupestres con más de 20 mil años de antigüedad se les ha atribuido, por ejemplo, la intención de comunicar a otros cuáles eran las especies más abundantes que habitaban la zona en esos tiempos, además de otros fines religiosos. De hecho, muchas de las distintas corrientes de pensamiento y cultura han tenido esta finalidad entre sus objetivos prioritarios, ampliar el conocimiento y mejorar su transmisión y difusión.
En este sentido, surgen escuelas como la Bauhaus en 1919 cuya finalidad es ser creadora de arte y de ideas principalmente, también en España ya en 1876 se había creado la Institución Libre de Enseñanza de la que formaron parte las principales figuras de las ciencias y las artes del momento. Pero, es la Escuela Bauhaus la que cumple ahora sus 100 años y la que, sobre todo, en el campo de las artes gráficas y la arquitectura generó importantes líneas de desarrollo.
Uno de los logros más importantes de esta escuela fue centrarse en el estudio de la percepción humana para mejorar las estrategias de comunicación a través del arte y, en concreto, a través del diseño gráfico. Porque, el objetivo fundamental de todo diseñador, debería de consistir en minimizar la posibilidad de que el mensaje que quiere transmitir se interprete de una forma errónea, es decir, de forma distinta a la pretendida por su creador.
Es por ello, que la Bauhaus, recurre a la Psicología de la Gestalt (de la forma) para comprender cómo la mente humana percibe la realidad. Como escribiera Rudolf Arnheim uno de los psicólogos de la Gestalt más influyentes de la época “todo acto visual pertenece al reino de la psicología y nadie ha podido considerar nunca el proceso de creación o la creación artística, sin referirse a la psicología” (Arte y Percepción Visual: Una psicología del ojo creador, 1954).
Aunque no resulta posible en este artículo resumir todo el conocimiento desarrollado por la Psicología de la Percepción, la Gestalt a principios del pasado siglo partiendo de las tres variables que configuran la percepción visual -forma, color y luz- creó una serie de leyes que resultaron imprescindibles para cualquier diseñador. La ley general de figura fondo viene a decir que todo espacio que sostiene a la figura tiende a desaparecer, la ley de la buena forma sostiene que ante un estímulo ambiguo la interpretación será la más simple posible utilizando criterios de simetría y estabilidad Otras leyes como la ley de cierre, la ley de la proximidad, la ley de similaridad o la ley de contrastes ayudan a planificar cómo transmitir el mensaje para que sea percibido de la forma deseada, porque, como es sabido, la improvisación es incompatible con un buen diseño del mensaje.
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