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Internet, el recurso para subsistir

Flamenco

El coronavirus ha provocado que los artistas flamencos recurran a las clases online como opción para buscar ingresos

La demanda se ha duplicado desde que se inició el confinamiento

El bailaor Domingo Ortega, en una de sus clases de Flamenco Body Fitness.
Fran Pereira

26 de abril 2020 - 04:00

Entre los muchos sectores que están padeciendo la llegada del Covid-19 y todas sus consecuencias, encontramos el de la cultura, y dentro de ella, el mundo del flamenco. Festivales, concursos, galas, cursillos, masterclasss, workshops...todo ha sido cancelado pasando a un segundo plano, primero en España e Italia, y posteriormente en el resto de países de Europa y América.

Ante esta situación, que todo apunta a que se prolongará varios meses, muchos artistas flamencos han optado por buscar alternativas a esta crisis y una de las opciones más repetidas estos días en internet son las clases a distancia. Guitarra, baile, palmas y cante son el principal reclamo de este recurso que se está convirtiendo en otra vía más para muchos de ellos.

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El guitarrista Miguel Salado, dando clases.

De todos, los que más acostumbrados están a este tipo de clases son los guitarristas, que desde hace años vienen desarrollando esta labor docente por todo el mundo. Sin embargo, con la llegada del coronavirus y el confinamiento "se ha multiplicado por dos la demanda", asegura Miguel Salado. El guitarrista jerezano fue uno de los primeros en optar por este método en Jerez pues ofrece sesiones "desde hace unos años, en concreto desde 2011. Recuerdo que cuando empecé a dar clases por Skype, que es por donde las doy, mucha gente me decía que estaba loco, que eso no podía ser, que no era lo mismo, pero mira, al final se ha convertido en algo habitual".

Al llevar casi diez años utilizando las clases online, "siempre como autónomo, para mí es importante estar cotizando", Miguel Salado reconoce que en esta crisis "el cliente está cambiando, porque si normalmente tengo gente nacional e internacional, en este confinamiento estoy notando una mayor demanda a nivel internacional, aunque también mucha gente de la provincia, de Murcia y de Madrid".

En esta misma línea encontramos a José Ignacio Franco. El jerezano tiene desde hace varios años academia propia, ahora en la zona de Montealegre, y admite que "ahora esto se ha disparado, la verdad". "Llevo varios años dando clases por internet, principalmente a gente de otros puntos de España y fuera del país, y en ese aspecto todo este cambio no me ha costado mucho", comenta.

José Ignacio Franco, dando clases online.

"Ahora bien, no es lo mismo dar clases a seis o siete que yo daba habitualmente, que hacerlo a la escuela entera, porque a todos los alumnos que tengo, muchos de Jerez y de la provincia, se los doy por internet. Desde que empezó el confinamiento me pego por lo menos doce horas de clases. Llego todos los días a mi academia a las nueve de la mañana y salgo a las nueve de la noche, tengo que comer aquí y todo", añade.

Pese a todo, José Ignacio Franco no oculta que "me encanta trabajar online, y ahora mismo incluso me estoy planteando seguir así en el futuro. Está claro que habrá clases presenciales, pero quizás haya que cambiar el método, esta crisis nos va a hacer cambiar muchas cosas, y esta pueda ser una de ellas. Y digo esto porque veo que los alumnos avanzan más y están más cómodos. Hasta los mismos alumnos me han reconocido que prefieren dar las clases online".

El universo diario ahora es complemente distinto, ya no por el hecho de hacerlo a distancia sino porque "también tiene particularidades. Por ejemplo, aquí damos clases grupales y a veces hay gente que no puede venir, pero esa clase queda grabada en nuestra nube, con lo cual pueden verla cuando quieran".

En esta reinvención, el jerezano ya piensa en futuras iniciativas y nos habla de hacer "en mayo una clase magistral de Dani de Morón para todos los alumnos de manera gratuita, hemos hecho conferencias, en fin, hay que buscar nuevos horizontes".

El guitarrista José Quevedo 'Bolita', en una de sus clases.

En el otro extremo encontramos a José Quevedo 'Bolita'. El jerezano reconoce que durante los últimos años "he dado a lo mejor algunas masterclass para varios alumnos, pero siempre en persona, y ahora, con este tema del coronavirus, como hay tiempo, me he animado a darlas por internet".

"Normalmente las doy por skype, whatsapp o facetime. Son clases personalizadas y bueno, intento enseñarle todo lo que puedo. Dicen los alumnos que soy un buen profesor, aunque sinceramente, no es algo que me guste demasiado, sobre todo porque tengo poca paciencia", confiesa.

Las palmas también son otro recurso especialmente usual para algunos jerezanos. Uno de ellos es David 'El Gamba', uno de los habituales dentro de la programación de compás y palmas del Festival de Jerez desde hace años, y posiblemente de los pioneros en la ciudad a la hora de establecer un concepto docente más académico. Afincado en Alemania, desde la llegada del coronavirus "estamos haciendo un trabajo de adaptación porque yo daba antes las clases individuales y cuando la gente me lo pedía, porque iba subsistiendo con cursos, workshops y demás por muchos sitios". Sin embargo, como se han cancelado todos los trabajos que tenía para marzo, abril, mayo y no sé hasta cuándo, hemos empezado con las clases ya, y lo hago de modo grupal con una aplicación".

David El Gamba, en sus clases online.

"Es todo muchísimo más frío y no es lo mismo dar la clase cara a cara que hacerlo así. Además, -añade- lo peor de todo es hay cosas que la tecnología no te lo permite, como el contratiempo". Aún así, el jerezano no se queja "porque tengo muchísima gente y de muchos países diferentes".

Esta misma percepción, la del problema con la tecnología, la explica Domingo Ortega. El bailaor jerezano fue uno de los primeros en poner en marcha las clases online en Jerez a través de una plataforma digital, canalortega.com, junto a su hermana Inmaculada Ortega y lleva años dando clases a alumnos de todo el mundo. Ortega cree que "eso es algo que aún no está solucionado a pesar de los avances tecnológicos que tenemos, con lo cual el maestro no puede bailar al mismo tiempo que el alumno, los ejercicios le llegan al alumno con retraso".

Desde la llegada del confinamiento, Domingo Ortega considera que "hay mayor demanda", pero también "mayor competencia". "Es la necesidad del artista de seguir vivo en su día a día", aunque eso sí, la crisis está produciendo que "se haya igualado a todos esos artistas privilegiados dentro del mundo del flamenco con los que no lo son. Ahora todo el mundo está al mismo nivel para sobrevivir".

Aunque las clases online se hayan convertido ya en parte de su trabajo diario, el jerezano no oculta que "jamás se podrá comparar con una clase en vivo. Creo que las nuevas generaciones no se están dando cuenta lo importante que es estar en el mismo sitio y momento con tu maestro, y ver cómo tu maestro suda, cómo tu maestro te explica.... Es posible que en la clase haya 20 alumnos, pero esos veinte segundos que te dedica a ti, ya sea para corregirte una postura o un movimiento, eso no se puede conseguir por interner, es imposible".

Con lo que sí trabaja bastante estos días es con una propuesta que ha puesto en marcha en su academia, situada en el gimnasio Okeymas, el 'flamenco body form', donde aprovecha sus conocimientos de monitor de musculación con la danza, algo que está teniendo bastante aceptación.

La bailaora Saray García, dando clases en su estudio.

A nivel de baile, otro caso curioso es el de Saray García, ya que desde hace unas semanas da clases a niños gracias a la Fundación Alalá. La experiencia "está siendo buena, primero porque no pierdes el ritmo y luego porque ayudas a muchos niños que también estos días lo están pasando mal". A la hora de impartir las clases, la bailaora jerezana imparte las sesiones "de tres en tres porque si metes a más niños al final no escuchas nada y de todas".

"En internet y para el baile es importante que no haya mucha gente, es preferible dar una clase sola que con mucha gente porque luego la imagen y demás, como haya demasiada carga no se ve bien".

Hasta ahora "estoy trabajando con gente de Jerez a la que yo antes daba clases, pero también muchas alumnas japonesas e italianas", confiesa.

Otra jerezana que ha optado por apostar por las clases online es Beatriz Morales. "Tal y como está la cultura, con el poco respaldo que está teniendo, no hay otra que emprender, más si cabe porque en mi caso y el de mi pareja Agujetas Chico, se nos han caído los contratos más importantes del año".

Beatriz Morales, en una de las sesiones previas a sus clases.

"Yo había dado muy pocas clases online, porque considero que el trato humano es importante, pero al estar en esta situación he decidido arriesgarme. Empecé a dar clases privadas con dos o tres alumnas y ahora estoy trabajando a nivel grupal", destaca.

Hasta ahora "no me puedo quejar porque fue poner el anuncio en redes sociales y recibir muchísimas propuestas. El viernes hice la primera clase grupal, que es la que me daba más miedo, y la verdad es que estoy contenta". Su alumnado es "muy variado, tengo gente de Londres, de Nueva York, de Canadá, de Chiclana, de Sevilla, de Francia...".

Lo peor, no obstante, es "llevar todo para adelante, tu vida como madre, pero también todo el tema logístico, estar pendiente de los pagos, de la tecnología, y luego el baile en sí".

La cuarta disciplina incorporada al mundo online es el cante, una suerte en la que no se han aventurado muchos. Una de ellas es Melchora Ortega, que ha decidido dar el paso en este confinamiento. "Yo he dado clases personalizadas pero aquí en Jerez, y nunca he querido hacerlo por internet porque me llevo fatal con la tecnología", comenta. "Sin embargo, como me lo han pedido con insistencia mis alumnas y como la necesidad obliga, he decidido dar el paso".

La jerezana considera que en el cante “es importante conocer el idioma”, pero valora positivamente la experiencia, que se hace vía zoom, y con la que se muestra “muy satisfecha, se trabaja muy a gusto”.

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