Isaac Peral y Jerez

el rebusco

Su nombre está ausente del callejero de la ciudad

Su retrato y su submarino aparecen en el etiquetado bodeguero

ISAAC PERAL Y JEREZ / 1
José Luis Jiménez García

14 de mayo 2018 - 09:06

En 1885, el teniente de navío, Isaac Peral (1851-1895), comunicó a sus superiores que había resuelto de forma definitiva el reto de la navegación submarina.

La botadura de la nave tuvo lugar en Cádiz el 8 de septiembre de 1888, y su prueba definitiva el 7 de junio de 1890. A pesar del éxito obtenido las autoridades consideraron el invento como un "cacharro inútil", lo que le obligó a pedir la baja en la Marina, sin derecho a pensión alguna.

Años más tarde, la viuda de Peral, María del Carmen Cencio Rodríguez, se vio obligada a solicitar el dictamen de una disposición por la cual su pensión de viudedad fuera inembargable, amparándose en el carácter extraordinario de la misma, y al haber sido concedida por las Cortes como testimonio de la gratitud nacional.

La familia Díez -uno de sus miembros colaboró en el proyecto- lideró la cuestación para paliar la lamentable situación en la que vivía la viuda y los cinco huérfanos que dejó Peral al fallecer éste en Berlín.

Mientras tanto el submarino se pudría en el arsenal de La Carraca, usado como letrina por el personal del astillero.

En los últimos años de la década de los 80 del siglo XIX, Peral realizó en la Bahía de Cádiz una serie de pruebas con su submarino. Y a Jerez se acercó en algunas ocasiones. De dos de ellas hay constancia, la del 21 de mayo de 1889, y la del 24 de junio del año siguiente, cuando consiguió demostrar de forma definitiva las buenas cualidades de su invento.

De la primera, el diario gaditano La Palma reproduce una nota sobre su corta estancia en la ciudad, a la que llega en tren acompañado de Eduardo Mendicuti. En la estación es recibido por Julio González Hontoria.

Después de almorzar giraron una visita a las bodegas de González Byass, donde Peral plasmaría su firma en una bota que aún se conserva en dichas instalaciones.

De la segunda, cuando ya Peral había conseguido alcanzar el éxito en las pruebas de su sumergible, el periódico El Guadalete de esos días recogía amplios reportajes de lo acontecido en la bahía gaditana, se reseñaba en ese medio el agasajo que Jerez ofreció al marino y su tripulación ese día.

Almorzaron en Díez Hermanos, familia que mantuvo fuertes lazos con Peral, y con su viuda una vez que éste falleció. Posteriormente, visitaron la bodega De La Riva, para por la tarde asistir a la corrida de toros donde toreaban ese día Guerra y Espartero. El alcalde, Sr. Freyre, invitó a Peral al palco presidencial para presenciar desde allí la lidia del primer astado.

Tanto en el coso taurino, como en el Teatro Principal, donde por la noche asistieron a la representación de La sonámbula, el público presente le "aplaudió frenéticamente".

Ya en 1893 se anunciaba un anís y cognac Peral, de las bodegas Juan Ruiz del Río-Vda. de Ruiz de Mier, según la investigadora Ana Gómez. Esta empresa tenía el privilegio exclusivo del ilustre marino español concedido por el inventor para usar su nombre y retrato como marca en vinos y aguardientes. Sin embargo, y en ese periodo, otras bodegas de la zona lanzaron sus productos apoyándose en su nombre, imagen e invento, como las dos etiquetas de la bodega sanluqueña Pedro Rodríguez.

Por otra parte, las jerezanas de José Lozano, Antonio Núñez del Río y Gutiérrez Hnos., lo hicieron para publicitar sus coñacs. Esta última la reprodujo en una etiqueta de su importador, Carlos A. Hesse, en Iquique.

A esta forma de homenaje y reconocimiento se adhirieron también las de Manuel Fernández, con su amontillado Peral, y el Pedro Ximénez, con el mismo nombre, de P. Díaz López y Cia.

El bodeguero portuense Arvilla tuvo un papel destacado en la creación, en 1891, del Centro Peralista, además de poner el nombre del marino en sus caldos vendidos en La Habana.

Llegado a este punto es de lamentar que en el callejero de la ciudad, a diferencia de otras poblaciones de la provincia, no se encuentre ninguna calle, plaza o avenida que lleve el nombre de tan insigne personaje, que a pesar de las adversidades que sufrió mantuvo intacta su integridad de hombre honesto hasta el final de sus días, fiel a sus principios de lealtad a su país.

Es por ello, como justo reconocimiento, que la Asociación cultural Cine-Club Popular ha registrado recientemente en las oficinas municipales la solicitud de un vial público que lleve su nombre, con la esperanza que esta petición tenga una pronta y positiva resolución.

Aunque esta idea no es nueva, ya que el diario local El Guadalete, de fecha 20 de junio de 1890, proponía al Ayuntamiento rotular la Plaza de las Angustias con el nombre de Isaac Peral.

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