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Jerez comparte con España su gran pasión por el vino

Ciudad Europea del Vino | 'Vinos de España, una pasión'

El bodeguero Martín Hidalgo convierte los Claustros de Santo Domingo en una gran enoteca con presencia de 50 bodegas y 200 vinos españoles de hasta 20 zonas del país

Un momento de la cata.
Á. Espejo Jerez

11 de abril 2014 - 07:08

Europa, Iberoamérica y ahora España. La designación de Jerez como Ciudad Europea del Vino es la excusa perfecta para que bodegueros, sumilleres, restauradores, profesionales y consumidores aprovechen la mínima oportunidad para celebrar la sola existencia del vino, entre ellos los jereces, anfitriones de muchas de las grandes citas vinateras que plagan el calendario enoturístico del año en curso.

A las muchas iniciativas públicas e institucionales -Gala de la Red Europea de Ciudades del Vino, Foro Iberoamericano del Vino, Sherry Festival, Feria del Caballo, Vinoble- se unen las surgidas del sector privado, como la gran cita 'Vinos de España, una pasión', que transformó ayer los Claustros de Santo Domingo en una gran enoteca con presencia de medio centenar de bodegas de una veintena de zonas productoras del país en la que se pudieron degustar más de 200 vinos.

Juan Manuel Martín Hidalgo, de bodegas Hidalgo, convirtió ayer realidad el sueño de todo buen aficionado al mundo de los vinos, y el suyo propio, al lograr reunir un amplio abanico de bodegas españolas de origen muy diverso -Rioja, Ribeiro, Duero, Rueda, Toro, Priorato, Méntrida, Penedés, El Bierzo, Mallorca, Madrid, Extremadura, Castilla... y por supuesto, Jerez y la Tierra de Cádiz-, pero unidas por una misma pasión, la de elaborar unos vinos excelentes.

"Están las denominaciones más clásicas y consolidadas (...), junto a otras en pujanza, pero todos los vinos aquí presentes tienen un valor fantástico. Eso es lo que quería reunir, diversidad y riqueza para que Jerez conociera lo que tenemos en España".

Martín Hidalgo venía madurando el proyecto desde hace tiempo, hasta que decidió dar el paso aprovechando la celebración de la capitalidad europea del vino y casi se le va de las manos, pues el gancho de la efeméride desató el interés de muchas más empresas de las que podían tener cabida en el evento, limitado a 50 bodegas y 450 personas, de ahí que el anfitrión solicitara la colaboración del Ayuntamiento para trasladar un proyecto pensado inicialmente para su bodega de la calle Clavel a los Claustros.

"Lo que hay aquí es un poco de España, porque desgraciadamente no pueden estar todas por espacio y agendas", dijo el promotor de la iniciativa, quien también se confesó sorprendido por la respuesta del público, algo más tardía, aunque en los días previos a la celebración ya se habían superado con creces las 400 reservas.

La muestra presente ayer en Jerez -representada por Hidalgo, Lustau, Sánchez Romate y Fernando de Castilla, junto a los vinos de la Tierra de Cádiz de Moncloa, Luis Pérez, Huerta de Albalá y Entrechuelos- es de esas ocasiones únicas en las que el vino se reivindica como un alimento para el deleite que engarza con la cultura.

La cultura es, por ejemplo, patrimonio, como destacó el director del Consejo Regulador, César Saldaña, en alusión al escenario de los Claustros de Santo Domingo. El responsable de la institución jerezana del vino sostiene que Jerez está imponiendo en los eventos de vinos el criterio de que importa tanto el contenido (el vino) como el continente (lugar de celebración). Y la prueba está en la cita de ayer o en Vinoble, que asombra a los visitantes por el también marco incomparable del Alcázar que albergar el Salón de los Vinos Nobles, a diferencia del evento de ayer, de carácter internacional y reservado para los vinos generosos, licorosos y dulces especiales.

Para la alcaldesa, María José García-Pelayo, "si Vinoble es un espacio que acoge los vinos internacionales, esto es el contrapeso de Vinoble". La regidora, que el martes y el miércoles estuvo en el showroom del Sherry Festival en Madrid y en el Congreso de los Diputados, vive intensamente los actos de la Ciudad Europea del Vino, que a su juicio, han vuelto a poner el nombre de Jerez en el mapa. "La ciudad está de moda gracias a sus vinos y estamos recuperando la fortaleza de la marca", pues no en vano, "la Ciudad Europea del Vino es hoy la capital española del vino".

El nombre no lo es todo, pero ayuda. Y el nombre de Jerez impone respeto, y mucho, en el mundo del vino. Así lo entienden muchos de los bodegueros y enólogos que se han sumado a esta iniciativa y que entienden que habría que repetir. En representación de Teso de la Monja (Sierra de Cantabria), Carlos Caraballo defiende el interés y la gran oportunidad de este tipo de encuentros sectoriales en los que se tiene contacto directo con el consumidor final, "el cliente de nuestro cliente, que es el distribuidor". "En España hay más de seis mil bodegas, y aquí estamos 50 de las mejores para que el consumidor pueda conocernos y elegir libremente sin mediadores, sin marketing... Hacen falta más reuniones de este tipo, pues esto es algo que en el norte hacen muy bien, no tanto en Andalucía, donde nos falta saber vender y Jerez reúne todos los requisitos para repetir la experiencia".

Francisco Asencio (de Dominio Urogallo) comparte las palabras de Caraballo: "Hacía falta en Jerez y en Andalucía dar a conocer lo que se está haciendo en España". Este sevillano y su socio vallisoletano Nicolás Marcos elaboran en Asturias vinos blancos, rosados y tintos con variedades autóctonas -albarín tinto, verdejo tinto...- bajo las premisas de la biodinámica.

Si Asencio está encantado con su estancia en la ciudad, lugar que considera inmejorable, como los Claustros, para compartir un vino, concebido como alimento y parte de la cultura, Carlos Mata (Recaredo, Penedés) no se queda a la zaga. Como la mayoría de las bodegas reunidas ayer en Jerez, Dominio de Urogallo y Recaredo se caracterizan por ser empresas familiares, con pequeñas producciones y que rinden culto a la viña. Entre copa y copa de alguno de los seis cavas brut nature que elabora esta firma, Mata destaca el nivel del evento y de los asistentes a uno y otro lado del mostrador. "Aquí hay gente que entiende, mucho sumiller y restaurador, que es de agradecer, por lo que en general muy bien", señala el nieto del fundador de Recaredo y uno de los cuatro miembros de la tercera generación que gobiernan la bodega, quien confiesa que tuvo su primer acercamiento a los vinos de Jerez cuando estudió para sumiller, si bien aún no asimila del todo la crianza por el sistema de criaderas y soleras que caracteriza a los caldos jerezanos, de los que apostilla que "son unos vinos únicos, pero tienen que darse más a conocer".

Es imposible recoger en estas páginas las opiniones de todos los bodegueros, que no obstante comparten, en líneas generales, lo expresado por los tres elegidos de entre los más de 200 vinos, lo mejor de cada casa y que se cató ayer en Jerez.

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