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Jerez ya tuvo tranvía, a finales del XIX, desde la estación a La Victoria

Jerez, tiempos pasadosHistorias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

Esquina de El Bombo, en la plaza del Arenal, donde estuvo la parada principal del antiguo tranvía de mulas, llamado "ferrocarril de sangre". Del libro del autor "Los tabancos y ventas de Jerez".

Jerez ya tuvo tranvía, a finales del XIX, desde la estación a La Victoria

02 de marzo 2009 - 01:00

DURANTE las tres últimas décadas del siglo XIX, hasta 1890, en que se levantaron los raíles de todo el trayecto, y quedó caducada la concesión administrativa, nuestra ciudad tuvo su primer tranvía, con varios coches, que hacían el servicio de viajeros desde la antigua Estación del Ferrocarril, hasta la plaza del Arenal, en un primer tramo; continuando calle Lancería y Larga, abajo, para subir por la Porvera, hasta llegar a La Victoria, donde la línea tenía su última parada.

Lo curioso de este tranvía es que era un ferrocarril urbano de tracción animal, por lo que fue llamado "ferrocarril de sangre", y cuya concesión la ostentaba el mismo industrial que trajo el tren a Jerez, Tomás Díez y Carrera, inteligente hombre de negocios, fundador de la bodega de Díez Hermanos y creador de la antigua banca Díez-Vergara, con su socio Juan V. Vergara, otro gran emprendedor que montó en nuestra ciudad una fábrica de lápices y otra de hielo, entre otros negocios; iniciándose en el negocio vinatero con la bodega llamada Palomino & Vergara.

No obstante ser un magnífico servicio público, aunque algo deficitario, según se decía, el tranvía causaba notables y continuas deficiencias sobre el adoquinado, por lo que el Ayuntamiento estaba continuamente parcheando la línea férrea, lo que le hizo optar por clausurarla definitivamente, dando opción a sus propietarios a que instalasen otro servicio similar, pero sin necesidad de trazado ferroviario; naciendo así otro tranvía, popularmente conocido como los 'Rípperts', a cargo de la misma empresa concesionaria, también de tracción de sangre, pero con ruedas de llanta de goma que no perjudicaban al adoquinado de las calles, ni necesitaban railes.

El trayecto era el mismo. Aunque también se estableció otra parada en la plaza San Juan, que enlazaba por la Chancillería con la línea de la Porvera por la que, curiosa y casualmente, se proyecta ahora que circule el nuevo y moderno tranvía que nuestro Ayuntamiento quiere que, próximamente, tenga Jerez, aunque ahora será naturalmente de tracción mecánica y, supongo, que también eléctrica. Vamos, como los demás tranvías que ya existen, desde hace muchos años, en otras poblaciones. Por lo que habrá que hacer un trazado ferroviario y montar el correspondiente tendido eléctrico.

Levantadas las vías del ferrocarril de sangre, popularmente conocido por 'El Bombo', el último tramo en levantarse sería el que iba de la plaza del Arenal a la Estación, cuyo trayecto incluía las calles de la Corredera, Angustias, Santísima Trinidad, Medina y Cartuja, con parada fija en la esquina de Corredera con Arenal, donde hoy existe el Banco Santander y donde, hace casi medio siglo existió el famoso bar 'El Bombo', cuyo nombre recordaba precisamente a los primeros tranvías .

Al empezar a funcionar los 'Ripperts', sabemos que ya existía, desde hacía poco más de un mes, otro vehículo de iguales características, propiedad de una compañía regentada por Luis Regife Franco, propietario de un negocio de carruajes de alquiler, con sede en unos locales de la calle Caracuel, que cubría la misma función, por lo que Diez y Vergara pusieron en principio solo dos coches, en servicio, con paradas en La Victoria, uno de ellos, y el otro en la plaza San Juan, que desembocaba por Chancillería y Puerta Nueva a la Porvera; autorizándose a sus propietarios a que utilizasen corneta, para llamar la atención de su paso por las calles del recorrido de ambos tranvías de mulas.

A la vista de esta competencia, Luis Regife Franco ampliaría su servicio a un coche más, estableciendo su recorrido, entre la Puerta Nueva y la antigua Estación del Ferrocarril - otra anterior a la actual, en la misma zona - , utilizando su coche un silbato, en vez de corneta y cobrando tan solo cuarenta céntimos por el recorrido completo, y la mitad hasta la plaza del Arenal, bien desde uno u otro extremo de la línea.

Estos coches parece ser que rodaban sobre ocho ruedas neumáticas, tirados por mulas, igual que los llamados 'Ripperts', tal vez por alusión al inventor de dicho sistema, de origen alemán o inglés. Tanto unos como otros echaban tan solo veinte minutos, en hacer el recorrido desde La Victoria a la Estación y viceversa. Y parece ser que los jerezanos acogieron este nuevo transporte público mucho mejor que el anterior que circulaba por vía férrea, rasaltando un cronista de la época el progreso que ello significaba para Jerez.

Hasta bien entrado el siglo XX, Jerez tuvo este pintoresco servicio de tranvías, tirado por mulas; teniéndose noticias de que ya, en 1912, empezaron a circular los primeros coches de viajeros, a motor, puestos en servicio por la empresa 'Jerez Ómnibus' que continuarían hasta los años cuarenta. Aunque, en el entre tanto, en la década de los años veinte, otras dos empresas tranviarias, la de un industrial llamado Granados y la denominada 'Jerez-Tranvía', estuvieron también funcionando durante algún tiempo. La última de ellas, con un recorrido más extenso que las anteriores, pues iba desde la Estación hasta El Calvario y Tempul, por tan sólo treinta céntimos, el trayecto completo.

Estos son, que sepamos, los antecedentes del tranvía en Jerez. Servicio que, después de casi un siglo, se quiere volver a instaurar, adaptado a los tiempos modernos. Aunque la verdad sea dicha, este proyecto de tranvía eléctrico ya se intentó acometer en diversas ocasiones, a lo largo del siglo XX, desechándose la idea por diversas causas.

Aunque ya puestos, en vez de tranvía, ¿por qué no acometer la construcción de un metro, que cruce Jerez de norte a sur y de este a oeste, uniendo el Chicle con La Vid y el Polígono con La Plazuela?

Así nos adelantaríamos al futuro, porque tarde o temprano, dentro de treinta o cincuenta años, vendrá un alcalde con ambicioso sentido futurista, y querrá que Jerez también tenga metro, como lo tendrá Sevilla, en cuya ciudad siempre ha querido reflejarse la ciudad de Jerez.

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