Jerez aprueba por primera vez en su historia un PGOU sin consenso

Urbanismo Cuenta atrás para la entrada en vigor del nuevo Plan General de Ordenación Urbanística

Crisol, en un pleno más político que técnico, no responde a las múltiples dudas razonables que la oposición vierte sobre el documento · La última palabra sobre el Plan, pintado y repintado, la tiene desde ayer la Junta

En primer término, Del Valle (IU) con gesto sarcástico, y al fondo, el delegado de Urbanismo.
En primer término, Del Valle (IU) con gesto sarcástico, y al fondo, el delegado de Urbanismo.
Francisco Sánchez Múgica / Jerez / F. S. Múgica / Jerez

04 de octubre 2008 - 01:00

Más de 1.700 días y siete plenos municipales después, la Junta de Andalucía tiene desde ayer la última palabra para aprobar de forma definitiva la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Jerez. Han sido necesarios cuatro años y nueve meses, miles de horas de trabajo, cientos de reuniones y hasta tres diseños radicalmente distintos de la planificación urbanística para concretar el Jerez de la próxima década. Y aun así, sigue sin haber un modelo de crecimiento meridiano -ahí está el futuro Plan Subregional de la Bahía y Jerez que revolucionará, se supone, la concepción de la ciudad-. Y aun así, sigue sin haber consenso.

El asunto, obviamente, no es en absoluto baladí. Es embarazoso y revelador que sea este el primer planeamiento de la historia reciente de la ciudad que sale adelante sin unanimidad de todos los grupos que conforman el arco político municipal, como así lo reconoció el propio delegado de Urbanismo, Juan Pedro Crisol. Mal síntoma para un Plan General, gafado desde su génesis, sobre el que, por si fuera poco, se ciernen los negros nubarrones de la crisis económica y financiera mundial.

Según la oposición, que por motivos bien distintos ha vuelto a posicionarse en contra de este PGOU, la gestión del desarrollo urbano de Jerez se ha trazado en las cavernas, sin transparencia y con las hipotecas que arrastraba el documento desde que Fustegueras lo imaginara y Pacheco lo diseñara en sus inicios hace ya un cuatrienio. Por esa razón, esgrimieron, la sesión extraordinaria celebrada ayer para aprobar, por segunda vez en apenas dos meses, de forma provisional el PGOU dejó en el aire tantos interrogantes como millones de metros edificables se pintan en el planeamiento: una barbaridad.

Cuando el líder andalucista preconizó, en el mes de noviembre de 2006, que el POTA sería un "disparate que nadie cumplirá" no le faltó razón. Dos años después se ha demostrado, como se encargó de recordar Joaquín del Valle, muy lúcido una vez más en su exposición y el único de todos los ediles que ha mantenido la misma postura en estos cuatro años, que la tramitación del documento se ha hecho de forma "arbitraria" y con una ordenación que "prima la cantidad, no la calidad". "El gobierno, con la complicidad de la Junta, ha hecho bueno el documento aprobado en 2006. Izquierda Unida no es responsable de haber paralizado el desarrollo de la ciudad, el gobierno del PSOE sí", arremetió el concejal izquierdista, quien no ha dudado en remitir sus alegaciones a la Consejería de Ordenación del Territorio del Gobierno andaluz.

Los números, desmenuzó Juan Román, portavoz del PSA, no engañan. En 2006, se previeron 32.000 viviendas en un horizonte a ocho años vista. El POTA, en cambio, reventó la previsión. En 2008, se estiman, como mínimo, 40.000 nuevos hogares (suelos sectorizados más el 'área de oportunidad') para el mismo horizonte y con un crecimiento demográfico aún mayor. La Junta baja la ratio de habitantes por vivienda (al 2,4) y asiente con la cabeza. En ambos casos, la defensa fue casi idéntica: una previsión ordenada, compacta y sostenible. El resultado en cada caso ya es conocido.

Al concejal de Urbanismo, Juan Pedro Crisol, no le quedó más remedio que echar mano de la vía del populismo y proclamar a viva voz el gran matiz que encierra este Plan respecto al de su antecesor en el cargo: "Este es el PGOU de la vivienda protegida". Pero su discurso se derrumbó desde el mismo momento en que metió a todos los partidos de la oposición en el mismo saco, acusándolos por igual de "anteponer sus simples intereses partidistas a las necesidades generales de la ciudad". Obviamente, Crisol sólo era asesor de Alcaldía cuando su partido en octubre de 2006, por aquel entonces socio del PSA, votó afirmativamente al Plan de Pacheco. Ya lo decía Stevenson, la memoria es un arma magnífica para olvidar.

El hecho de que este planeamiento permita a Jerez no renunciar a ninguna inversión en el futuro o que esta planificación, expuso Crisol en su discurso, signifique la mayor oferta de suelo industrial que jamás ha realizado esta ciudad, son otras de las supuestas bondades del PGOU que defendió el gobierno local. Todas insuficientes para una oposición combativa que rechazó de plano una planificación, según el PP, cosida a base de "criterios políticos discrecionales". "¿Por qué aparecen suelos ahora que antes se sacaron del planeamiento; ¿por qué se introduce un PGOU paralelo para el 'área de oportunidad'; ¿por qué no ofrecen un modelo de desarrollo económico y sólo se limitan a poner suelo para polígonos industriales?...", se cuestionó en voz alta el ponente del PP en el pleno de ayer, un aguerrido Javier Durá.

El PSA fue aún más explícito y técnico en su intervención y desgranó un decálogo de por qué vota 'no' a este Plan. Volvió Román a preguntar por los criterios a la hora de dar 'tijeretazos' al documento. Volvió a criticar qué clase de ciudad compacta es aquella que programa suelo a siete kilómetros del centro (Prados de Montealegre). Volvió a preguntar con qué suelos se compensa el traslado de Vicasa y a qué responde la inclusión de La Jerezana como suelo industrial no sectorizado rodeado de campo... Preguntó y preguntó. No halló respuesta concreta. Lo único que encontró fueron armas políticas convencionales e inocuas a estas alturas de la película (la palabra 'demagogia' fue la más repetida por el edil de Urbanismo). Encontró también, eso sí, el convencimiento profundo de que el Plan responde a las necesidades de Jerez y que éste ya quema en las manos. Insuficiente.

Crisol se limitó a obviar las dudas razonables de la oposición y a ponerlas con las vergüenzas al aire ante la ciudadanía: "Explíquenles a los jerezanos por qué votan que no al desarrollo de Jerez, a 22.000 VPO, a cinco millones de metros de suelo industrial...". "Este Plan nace de pie, mirando de frente y veo a la oposición parada, despidiéndose del viaje que emprende la ciudad hacia el futuro", ironizó con no poca retranca. Del Valle se encogió de hombros, Durá se cruzó de brazos y Román respiró muy hondo. La decisión estaba tomada. El PGOU, la herramienta decisiva para el desarrollo de la ciudad, el documento más importante que aprueba el pleno municipal, supera su trámite local muy lejos de ser el Plan de todos (y todas). Y eso, qué duda cabe, debe escocer.

El nuevo PGOU de Jerez, que se espera esté aprobado definitivamente antes de final de año, ve la luz en el peor momento. La crisis mundial deja el desarrollo real del documento, que fía el 70% de su ejecución a la capacidad económica de los promotores inmobiliarios (huelgan los comentarios), pendiendo de un hilillo de incertidumbre. Pero es que además, el documento encierra otro tipo de cuestiones intrínsecas que ni mucho menos fueron despejadas en el debate extraordinario de ayer, el último que vive la ciudad sobre su documento más importante en la próxima década, el que recoge las líneas maestras de su desarrollo territorial y urbanístico a largo plazo. Un planeamiento que tantos intereses encierra y que a tanta gente ha tenido con el corazón en un puño pendiente de si un suelo iba de un color u otro. Propietarios con la escopeta cargada por si los colores se pintaban con "arbitrariedad".

de 'micro' a 'macro'

En el principio fueron las 'microactuaciones'. De hecho, el reconocido y omnipresente urbanista Manuel Ángel González Fustegueras avanzó hace cuatro años que el modelo de ciudad al que debía tender Jerez, tras la profunda transformación vivida en la última década y el feismo imperante en su último ensanche, era al de acercar su planificación territorial a las personas, hacer más actuaciones a nivel humano y desterrar los planes faraónicos. Fustegueras puso el acento, sin ir más lejos, en un Jerez que volviese la cara al Guadalete. A la postre, ni Jerez mirará, en principio, al río, ni concretará un modelo territorial pormenorizado, salvo actuaciones aisladas en la ciudad consolidada (calle Pizarro, antiguas naves de Jerez Industrial en Taxdirt, hijuela de los Siete Pinos...). El diseño final opta de nuevo por los macrodesarrollos (ahí está el ejemplo del 'área de oportunidad' o la 'megaurbanización' de Montealegre y Pagosolete, ya incluida en el Plan que ahora expira) y el consumo exacerbado de suelo. Eso sí, ahora prima la altura ante la construcción horizontal. Algo es algo. En el terreno de la incertidumbre queda el encaje de Jerez en un Plan Subregional. A éste, a priori, la ciudad aportará millones de metros cuadrados para más pisos, más iniciativas empresariales y más zonas verdes. A lo grande. El delegado de Urbanismo, Juan Pedro Crisol, se encargó de recordar que todo esto nace con el consentimiento de promotores, empresarios y sindicatos. Desde la oposición sostuvieron que esos agentes están de acuerdo en contar con un Plan cuanto antes, lo cual no quiere decir que acepten el fondo que encierra este documento. Cuestión de matices.

la ciudad y el cielo

Italo Calvino tomó parte en el pleno extraordinario de aprobación provisional del PGOU de Jerez. El concejal de IU, Joaquín del Valle, cerró su primera intervención citando La ciudad y el cielo, incluido en Las ciudades invisibles, obra del mencionado autor latino: "Del carácter de los habitantes de Andria merecen recordarse dos virtudes: la seguridad en sí mismos y la prudencia. Convencidos de que toda innovación en la ciudad influye en el dibujo del cielo, antes de cada decisión calculan los riesgos y las ventajas para ellos y para el conjunto de la ciudad y de los mundos". Reflexionen.

Crisol replicó aludiendo a Utopía, de Tomás Moro: "Una ciudad bien diseñada mejora la calidad de vida de los ciudadano". Y debió pensar, como pensaba el Santo, que "cuando todos te abandonan, Dios permanece contigo". Eso, a pesar de que recalcó que "el gobierno no se siente solo en la aprobación del PGOU, tiene detrás a la gran mayoría de la ciudad". "Lo único que sé es que ustedes se equivocan gravemente votando en contra de los intereses generales de la ciudad", zanjó.

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