“Más del 50% de los cánceres se pueden prevenir con comida saludable y ejercicio físico”
Juan Antonio Marchal | Director de la Cátedra de Investigación de Células Madres Cancerígenas de la Universidad de Granada
Investigador desde hace más de tres décadas, apuesta por sacar “la ciencia a la calle”
Confía en que, gracias a los avances, el cáncer “en unos pocos años” se curará o será enfermedad crónica
Más de 45.000 euros para la investigación contra el cáncer
Jerez/Juan Antonio Marchal Corrales es Catedrático de Anatomía y Embriología Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada (UGR) y director de la Cátedra Doctores Galera y Requena de Investigación en Células Madre Cancerígenas de la Universidad de Granada. Cada año, desde hace cinco, acude puntualmente a La Barca donde se celebra la Carrera del Barro en beneficio de la Cátedra que dirige. En cada visita explica a los vecinos a qué se destinan los fondos y agradece personalmente la acción desinteresada de todos los que forman parte de este evento deportivo del Jerez rural.
-La Carrera del Barro ha donado más de 45.000 euros a la Cátedra ¿Qué siente cuando ve el apoyo que se le brinda desde La Barca?
-Totalmente sorprendido y agradecido a Juan Pedro Orellana, a la Asociación 10.000 km contra el Cáncer, al pueblo de La Barca de la Florida y a todos los apoyos institucionales tanto de la Yeguada Militar como del resto de de comercios o personas que colaborado cada año.
-Durante la recogida del cheque aseguró que este dinero supone un “balón de oxígeno” en la labor de investigación que desarrollan.
-Está la parte económica, que para nosotros es fundamental porque, además, se ha pasado de 300 personas en la primera carrera a las más de 1.300 de la última. Ese dinero para nosotros es importante pero, sobre todo, es importante todo lo que significa la carrera: cada vez se apunta más gente por una causa solidaria y un fin que nos afecta a todos como es el cáncer, porque a la gente le llega el mensaje de la importancia de apoyar la investigación. Es importante que en la sociedad cale el mensaje de que aunque tarde tiempo, porque no es algo momentáneo, los resultados al final llegan. Por eso, que entre todos se ponga ese granito de arena es un hecho muy bonito que nos llena, sobre todo, de mucha responsabilidad porque mucha gente que confía en nosotros.
-¿Parece que ahora se está más cerca lograr la cura del cáncer o que, al menos, se puede vivir con la enfermedad?
-Eso es. En los últimos años ha habido un gran avance no solamente en la investigación en un área concreta de la ciencia, sino que gracias a esos avances tecnológicos en otras áreas, con la física, las matemáticas o la bioinformática... Todo eso está permitiendo conocer mucho más al enemigo que es el cáncer y todo ese avance se está dando gracias a todas esas áreas y a los desarrollos tecnológicos. Por eso se está dando un paso agigantado en la lucha contra el cáncer, porque toda esa información que antes no éramos capaces nosotros de manejar, ahora sí podemos. La inteligencia artificial y la bioinformática, por ejemplo, permiten tratar muchos datos a la vez, muy heterogéneos y de distintas personas. Ahora se está trabajando una medicina más personalizada porque hay tantos cánceres como personas que tienen cáncer. Ahora se va esa medicina de precisión, como si fuera un bisturí superpreciso, una medicina personalizada. Por eso, que se vaya conociendo mejor en cada individuo como es esa enfermedad permite hacer un tratamiento mucho más efectivo y, sobre todo, con menores efectos secundarios. Es un gran paso importantísimo. Antes a las personas que le diagnosticaban que tenían cáncer era signo de muerte y ahora ya no. Hemos cambiado, tenemos esperanza de vida y cada vez más alargada. En algunos cánceres se curan más del 90% como el cáncer de mama o de próstata. Hay cánceres que aún no se ha llegado a esa tasa porque son muy agresivos, pero todo esto está permitiendo que se avance mucho más rápido y cada vez mejor.
-Cada vez habrá más personas con cáncer: uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres. Aun así insiste en que no hay que ser pesimistas precisamente por estos avances que se van dando.
-Ya se conoce cada vez más el origen de la enfermedad. Ya tenemos claro que el tabaco produce más posibilidades para el cáncer de colon, el consumo de alcohol, la vida sedentaria, el tipo de comida cuando no es saludable… Lamentablemente con toda la vida tan rápida que llevamos todas estas comidas rápidas que nuestros jóvenes están ingiriendo y la falta de ejercicio físico, eso hace que se incremente la polución. El modo de vida que tenemos actualmente en los países desarrollados hace que se incrementen las tasas de cáncer. Por otro lado, tenemos la ventaja de la detección precoz y las campañas de prevención que son fundamentales. Pues si somos capaces de trasmitir a esos jóvenes, a las personas, el estilo de vida que tienen que llevar… nada más que con comida saludable y ejercicio físico se pueden prevenir más del 50% de los cánceres. Una cifra importantísima. Si somos capaces de que eso llegue a la sociedad; la detección precoz, con un análisis de sangre o de saliva con estas tecnologías avanzadas; y nuevos tratamientos más dirigidos y más personalizados eso va a hacer que el cáncer o se cure en unos pocos años, yo soy optimista, o que se convierta en una enfermedad crónica.
-Parece que cuesta que cale este mensaje de comida y vida saludable y el cáncer cada vez afecta a gente más joven.
-Así es. Estos factores que tenemos en la sociedad moderna, por un lado nos hacen ir más rápido en nuestro día a día pero, por otro lado, tienen sus inconvenientes. Por eso es también importante la dieta. La dieta es fundamental, aparte de la actividad física, la dieta mediterránea de nuestros abuelos o de nuestros padres que es sentarse alrededor de una mesa con productos de cercanía, con comidas totalmente saludables, ricas en vegetales, con pocas carnes procesadas, etc. Todo eso, al final, no lo tenemos. Tenemos el aceite de oliva que es una fuente de salud importantísima y ahora tenemos los problemas que está subiendo de precio… La sociedad tiene que repensar ese estilo de vida que llevamos. Si los países mediterráneos son de los más longevos a nivel mundial es por algo, por el condicionamiento de la dieta y, bueno, por el ejercicio. Entonces, los jóvenes también tienen que ir concienciándose porque cada vez hay mayor incidencia en los jóvenes y es por esto.
-Lleva más de treinta años investigando. ¿El apoyo público ha mejorado o cada vez es más complicado?
-Ha mejorado, tenemos más apoyo pero es insuficiente. El apoyo institucional debería ser como en la sanidad o la educación porque nos afecta a todos. El coste sanitario que genera una persona que está enferma, las pruebas, etcétera, al final revierte. Si somos capaces, primero, ganamos en salud de la población y, segundo, disminuimos los gastos. Los tratamientos del cáncer son carísimos, las pruebas diagnósticas son carísimas y las estancias en hospitales son carísimas. Entonces, al final, revierte. Pero no solamente eso, sino que invertir en investigación también favorece el desarrollo económico no solamente por el ahorro sino porque se generan nuevas patentes. Nosotros en la Universidad de Granada patentamos, son patentes públicas, o se crean empresas que salen de las universidades o de los centros de investigación. Eso hace que se creen puestos de trabajo, que se generen nuevas tecnologías y que se comercialicen. Al final, revierte también en el propio país y es importante seguir apoyando públicamente a la investigación con más fondos. El problema que tiene el apoyo a la investigación es que no se ve en lo que la parte política quiere, en cuatro años para conseguir más votos. Pero yo creo que esto que se hace aquí, en la Carrera del Barro, al final llega a la clase política porque el pueblo se está concienciando y, al final, hace que se apunte la clase política y que entienda que aclamamos los ciudadanos y que es beneficio para todos.
-Defiende que en Andalucía la investigación es puntera pero que hay ‘fuga de cerebros’ precisamente por la falta de apoyo a la investigación. ¿Cuál es la situación?
-Es una pena que gastemos un montón de fondos en formar. Nuestras universidades son buenísimas, se rifan a nuestros egresados, los que determinan su máster o su tesis doctoral. Los hemos preparado aquí, hemos gastado nuestros impuestos todos los ciudadanos y el Estado en preparar gente muy buena y después lo estrujan en otro sitio. Realmente es como una fruta madura que está para coger y la cogen otros y la aprovechan, y nosotros nos quedamos sin ese provecho. Es importante que la gente se vaya fuera, porque hay que salir, pero que tengan la posibilidad de volver y que esos jóvenes superpreparados, que han estado en centros a nivel mundial pioneros en la investigación contra el cáncer, podamos retenerlos, pero no traerlos para un tiempo, sino retenerlos y darles una estabilidad. Al final lleva mucha implicación personal porque esa gente ya tiene unos años, tiene familia... hay que retenerlos, no contratarlos para un año porque eso es pan para hoy y hambre para mañana. En esos países los consideran muy bien, les pagan un montón de dinero personal para su vida personal pero también tienen mucho dinero para investigar. Entonces tenemos que darle algo más que es volver a sus raíces, a su tierra, y que le demos un poco de estabilidad. Es fundamental para que esa gente la podamos volver a captar.
-Es un investigador peculiar. No sólo está en el laboratorio sino que sale cada vez que le requieren y le gusta explicarle a la gente lo que hacen. Viene, por ejemplo, cada año a La Barca.
-Muchas veces los laboratorios estamos en nuestro trabajo y hacemos cosas pero la sociedad no se entera. Creo que tiene que ser al contrario, estamos cometiendo un error los investigadores si hacemos eso, tenemos que sacar la ciencia a la calle y la investigación a la calle. Si unas personas te apoyan, qué menos que hacer el esfuerzo y agradecerlo personalmente. Yo lo hago con todo el gusto representando, además, a todos esos jóvenes que tengo detrás, gente comprometida y hay que darle valor a los jóvenes. Actualmente son jóvenes que están preparados y que están comprometidos con la sociedad. Entonces esa visibilidad creo que tenemos que hacerlo desde la Universidad, desde los grupos de investigación, desde la ciencia. Eso va a permitir esa sinergia y ese apoyo porque, al fin y al cabo, es una vía de doble sentido y es un compromiso importante el que hay que tener.
-¿Qué proyectos destacaría de los que está desarrollando en estos momentos?
-Aparte de la concienciación y la visibilización, tenemos distintas líneas de trabajo. Nuestro grupo, que es un grupo de más de 30 personas, en colaboración con otros grupos que son expertos en otros aspectos de la ciencia y que nos apoyan, trabajamos en la parte del diagnóstico y en el desarrollo de nuevos tratamientos. El diagnóstico está más cercano a los pacientes porque es más fácil conseguir muestras y poder llegar al diagnóstico. El tratamiento está más lejos de llegar a los pacientes porque tiene un recorrido más largo y más costoso porque para demostrar y poder llevar a la clínica algo que tienes que introducir a una persona necesitas una aprobación de la Agencia Española del Medicamento, demostrar muchas cosas…
-¿En qué líneas están trabajando en el área del diagnóstico?
-Una de ellas es la técnica de la biopsia líquida. Igual que se hace una biopsia en un tumor en el tejido, nuestros grupos trabajan en biopsia líquida. Nuestro fuerte son unas células que hay en los tumores, que conocemos hace muchos años y llevamos trabajando mucho en ella, que es el mismo nombre que tiene la cátedra: son las células madre cancerígenas. Los tumores no son algo homogéneo, tienen un montón de tipos de células pero hay una pequeña proporción que son muy importantes para el tumor y que son las células cancerígenas. Se llaman así porque son las responsables del origen del tumor y aunque estén en pequeña proporción el problema es que se quedan como durmientes. Cuando necesitan que el tumor ‘tire’, se dividen y se vuelven otra vez a quedar dormidas y producen las células hijas y son las responsables de la invasión, de que lleguen a otros tejidos no solamente cercanos, sino a través de la sangre o a través de la linfa y produzcan las metástasis, y también son las responsables de que se resista al tratamiento. Estas células tienen unos sensores, yo las comparo con bombas de agua para quitar una inundación de un sótano, porque sacan el fármaco y no les hace efecto, son resistentes a los tratamientos. Y después hay pacientes que responden bien a los tratamientos y parece que se han curado pero pasan unos años y vuelven a recaer con un cáncer más agresivo, porque se han quedado en estado durmiendo y no se han eliminado con los tratamientos y vuelven a reproducirse. Por eso, nosotros estamos trabajando dirigido a estas, tenemos varios proyectos y lo estamos haciendo en sangre.
-¿Las expectativas son buenas?
-Estamos trabajando en melanoma y saldrá una noticia, en breve, porque hemos publicado en una revista muy buena a nivel mundial del ámbito de la dermatología. El melanoma maligno afecta a la piel y en Andalucía debido a la incidencia del sol hay muchos casos. Pues hemos detectado en un pequeño análisis de sangre unas moléculas que circulan y que son las que producen estas células madres cancerígenas, se llaman metabolitos. Hemos demostrado que su presencia nos va a diferenciar a una persona que tiene un lunar que es benigno, de un tumor maligno en un estadio inicial. Esto es muy importante, es la detección precoz y si detectamos precozmente en un análisis de sangre, en esa biopsia líquida, pues podemos poner un tratamiento mucho antes, menos agresivo y con menos coste para el paciente, antes de que se produzca la extensión del paciente y con una eficacia mayor.
-¿Puede utilizarse esa técnica con otro tipo de cánceres?
-También lo estamos haciendo con cáncer de mama, que es un cáncer que afecta a una gran proporción de mujeres y también a un 2% de hombres. A las mujeres muchas veces le hacen una prueba que se llama el ‘ganglio centinela’, que es pinchar el ganglio linfático para ver si hay metástasis. Los ganglios son filtros del sistema inmune y por eso se inflaman porque están luchando contra el agente infeccioso. Si en la prueba sale positivo para células tumorales es que ya hay metástasis y hay que hacerle un tratamiento más agresivo. Hasta ahora eso se hace con esa técnica pero nosotros estamos trabajando en unos pequeños emisarios que emiten las células tumorales antes de que salgan a la sangre y que se llaman exosomas, que nosotros llamamos emisarios. Son de tamaño nanométrico, un nanómetro es una millonésima parte del metro. Yo los comparo con una pelotita de ping pong en un campo de fútbol. La pelotita sería ese emisario y el campo de fútbol sería una célula. Lo que estamos haciendo es que cuando le hacen esa prueba nos dan en un lavado de esa zona y ahí estamos detectando esos mensajeros. De tal manera que aunque el ganglio salga negativo para células tumorales, si están enviando esos mensajeros quiere decir que ya está empezando la metástasis. Entonces es mucho antes la detección.
-¿En qué líneas están trabajando en el área del tratamiento?
-Estamos trabajando con unas nanopartículas de origen natural. Yo digo que muchas de las cosas para curar el cáncer están en la propia naturaleza. Nosotros estamos trabajando con algo que viene de algo que es muy común aquí en Andalucía que es la aceituna. Pues del alperujo, que es la parte que se deshecha de la aceituna, ahí existe una sustancia que se llama ácido maslínico, que está en la piel y en el hueso de la aceituna y que, además, es producto desecho y podemos reciclarlo. Ese ácido maslínico ya se ha demostrado que tiene propiedades antitumorales, antioxidantes y antiinflamatorias, y lo que nosotros hemos hecho es convertirlo en nanopartículas, en vehículo. De tal manera que aprovechamos al hacer la nanopartícula para meterle dentro fármacos. La nanopartícula ya tiene efecto frente a estas células madre cancerígenas pero, además, le estamos metiendo un fármaco y la dirigimos, le ponemos unas marcas en la superficie de esas bolitas, para que la dirijamos al tumor con la idea de que no tenga efectos secundarios. Porque va a liberar el fármaco allí pero aparte la propia nanopartícula cuando llega el tumor le va a hacer efecto. Entonces es una línea muy interesante, ya estamos con ensayos con animales. Y otra de las líneas que estamos trabajando en cáncer de páncreas, que es un tumor muy agresivo. Ya hay tratamiento de este tipo, ahí hay seis fármacos a nivel mundial que están aprobados para este tipo de tratamiento que se llaman CAR-T. Los linfocitos son unas células que tenemos dentro en nuestra sangre que son las que nos defienden de agentes externos, son las células que son como los soldados que atacan al enemigo que, en este caso, es una bacteria o un virus. En el caso del cáncer, como el enemigo está dentro, los linfocitos no se dan cuenta de que es un enemigo, es decir, que es una célula alterada. Entonces lo que se hace ahora mismo en esos pacientes es que se les sacan sus linfocitos de la sangre y se modifican genéticamente para que puedan detectar a las células tumorales y se le inyectan. Para leucemia y linfoma ya hay tratamiento, en Virgen del Rocío hay algunos tratamientos, pero para tumores sólidos no están todavía aprobados. Nosotros estamos trabajando en eso, en un cáncer tan agresivo como es el de páncreas. Y estamos haciendo avances muy importantes con un grupo importante de la Universidad de Navarra; con cirujanos del Hospital Virgen de las Nieves y del Clínico de Granda; con el Centro Genyo, que son expertos en esa modificación genética; y nosotros que somos expertos en generar esos modelos a través de muestras de pacientes. Cogemos muestras de pacientes y creamos una especie de miniórganos y lo que estamos haciendo es intentando ver los efectos que tienen esos linfocitos que vienen modificados, buscando las marcas de estas células madre cancerígenas para dirigirlos frente a ellas. Es decir, que la vean y que las puedan atacar. La solución está en nuestro propio cuerpo, entrenar a los linfocitos para que detecten que el enemigo está en casa.
-¿Cuándo se puede tardar de media desde que se inicia una investigación de este tipo hasta que se ven los resultados?
-Si hablamos de fármacos, incluso con la industria farmacéutica, se tarda de 10 a 12 años desde que se ven resultados interesantes hasta que llegan a los pacientes. Con el desarrollo de estas nuevas técnicas, con este tipo de metodologías que hemos dicho de modificación de células, cada vez ya hay más aprobación y los tiempos están acortando. No puedo decir una fecha porque es complicado en ciencia hablar de una fecha pero de lo que estoy seguro es de que estos avances están haciendo que saquen terapias cada año que se aprueban, porque han demostrado en ensayo clínicos que funcionan. Nosotros lo que hacemos es la parte preclínica, en células y animales, y después pues tenemos que confiar en que nos den financiación o que contactemos con empresas porque en las universidades y en los centros públicos no tenemos capacidad para hacer una inversión importante. Patentamos, eso sí, porque al final si patentamos un compuesto o una estrategia terapéutica pues la empresa compra la patente a la Universidad que es un centro público y si eso se comercializa, el dinero vuelve otra vez al sitio de donde procede y el dinero es de todos. Entonces le interesa a la universidad para seguir trabajando. Eso es una cosa importante y por eso digo que cada vez va a ser más cercano ese tiempo y debido a esos avances tecnológicos, gracias a ese desarrollo de la inteligencia artificial y de la bioinformática, el análisis de gran cantidad de datos masivos va a permitir que seamos más selectivos y que vayamos más a tiro hecho y los tiempos se van a recortar seguro.
-La meta ya está ahí...
-Eso es, ya se está viendo.
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