"Los Juegos fueron una oportunidad perdida para Jerez"
Antonio Ortiz Rufino. Director de Jerez 2002
Diez años después de la celebración de los Juegos Ecuestres Mundiales y veinte años después de que se gestara la idea de Jerez 2002, el hombre que ha estado a la sombra de Pedro Pacheco en su apuesta hípica personal rompe su silencio. Antonio Ortiz Rufino, director del comité organizador de Jerez 2002, defiende el trabajo de los tres alcaldes (Pacheco, Sánchez y Pelayo) a la vez que les critica la falta de consenso para continuar con un proyecto que costó 18 millones de euros y que arrastró una deuda de 12 millones de euros.
- ¿Qué fue Jerez 2002?
Hay que situarse en una época en la que toda ciudad quería un gran evento deportivo (Sevilla, Almería... Y también Jerez). Había un valor añadido que era el poso posterior que un acontecimiento de estas características dejaba en la ciudad (equipamiento, infraestructuras, marketing…). Además, estábamos en unos tiempos en los que las administraciones se implicaban a tope aportando ayudas y subvenciones con la justificación de que Jerez llevaba años apostando por el caballo. Con estos argumentos se planteó la candidatura de Jerez para la celebración de los Juegos Ecuestres Mundiales. Y aunque pueda parecer subjetivo, Jerez 2002 fue un éxito deportivo y organizativo. Fue un hito en España.
- Y entonces qué pasó…
Hay que ser honrado. La ciudad esperaba un día después que no llegó nunca. Fue una oportunidad perdida para la ciudad. Es más, se vivió un efecto inverso. Parecía que en 2002 se acabó todo por agotamiento. Creo que hubo motivos para ese desenlace. Se empezó una campaña mediática posterior alimentada por la proximidad de las elecciones municipales. La organización de los Juegos Ecuestres Mundiales tuvo el respaldo de todos los grupos políticos de la corporación municipal. Hubo consenso político antes y durante del mundial porque se sabía que era algo bueno para la ciudad. Lo que ocurrió es que el 2002 acabó con una deuda de casi dos mil millones de pesetas y aquello se utilizó de arma política en las elecciones municipales de 2003 para derrocar a Pacheco.
- ¿Por qué se desvió el dinero? ¿Por qué se desequilibraron las cuentas?
El dinero no se desvió. El 2002 consiguió una cantidad de dinero suficiente para afrontar la organización de los Juegos e incluso para costear una parte de las obras del estadio de Chapín, que al fin y al cabo eran obras del patrimonio de la ciudad, no era competencia de Jerez 2002. Pero la realidad fue otra. Jerez 2002 tuvo que pagar la remodelación completa del estadio, la construcción del pabellón redondo donde se celebró el Volteo y el Reining, que desde mi punto de vista no hacía falta un edificio así para estas pruebas, y la adaptación del cortijo de Garrapilos para el Concurso Completo. Y todo esto junto se llevó la mitad del presupuesto. Por eso se desequilibraron las cuentas, porque Jerez 2002 no contaba con ese gasto.
- Y de paso su nombre en entredicho…
Era una época en la que lo que decía el alcalde era sí o sí. Después llegó la etapa del gobierno de coalición. En esa etapa, María José García Pelayo, como alcaldesa, firmó el acta de reconocimiento de deuda de más de mil millones de pesetas con Jerez 2002. Eso supuso que en mi contabilidad cuadraran las cuentas (con un pequeño déficit de doscientos millones de pesetas), porque yo tenía una deuda con el Ayuntamiento de Jerez pero no la tenía documentada. Esa es la realidad de los Juegos Ecuestres Mundiales.
- Jerez 2002 logró reunir 18 millones de euros para un mundial que acabó con una deuda de casi 12 millones, ¿quién adelantó esa cantidad?
Ese dinero lo pusieron los proveedores, porque yo no les pude pagar. Una parte de los Juegos Ecuestres Mundiales se financió vía proveedores de Jerez 2002. En concreto, la parte de las obras que estaban fuera de los planes del comité organizador.
- Y tuvo que hacer uso de mano izquierda para lidiar con un colectivo que empezaba a estar muy enfadado…
Yo los escuché a todos y los comprendía a todos. Desde mi punto de vista, la única posibilidad que había de liquidar era en los tribunales. Pero eso no fue la generalidad. Con Pacheco como alcalde se fue pagando; María José García Pelayo aprobó el acta de reconocimiento de deuda; y Pilar Sánchez consiguió dinero para pagar la deuda. Al final los tres se volcaron con la causa: uno porque quería, otra porque le molestaba y otra porque quería ser justa.
- Y toda esa inversión y ese esfuerzo se volatilizó…
El 2002 tuvo inversiones cuestionables. Un ejemplo: adaptar Garrapilos, con unas pistas de galope de kilómetros de césped, costó más de tres millones de euros. Cuando acaba el 2002 eso se desmantela, desaparece la inversión y se siembra trigo y girasol. Pero no se trata de buscar culpables. Pacheco era Pacheco y la apuesta tan fuerte que él hizo por el caballo no la ha hecho nadie en España. Él se dio cuenta de que el caballo era un símbolo que se vendía muy bien fuera y apostó por él. De hecho, hoy en día Jerez sigue teniendo un nombre en todas partes. Los Juegos Ecuestres Mundiales los hizo Pacheco a pulmón. Eso fue así, guste o no.
- ¿Se puede rescatar este proyecto hípico?
En estos momentos es muy difícil porque las circunstancias económicas no lo permiten. Y además, estamos aún en la cultura del subsidio permanente y en la que la iniciativa privada nunca apuesta. Habría que reiniciar la actividad; movilizar al sector ecuestre para la promoción de actividades hípicas; coordinar a las instituciones para que el turista pueda recorrer un circuito hípico en Jerez y su comarca… En definitiva, dar una oferta coherente y para esto el sector tiene que estar unido.
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