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La cultura de los vinos de Jerez

EL REBUSCO

Rebuscando en nuestra historia

El maletilla de Domecq.
José Luis Jiménez

01 de junio 2020 - 07:07

Cartel de José Mongrell.

Para ir poniendo fin a esta colaboración periódica en el Diario de Jerez, han sido cuatro años y cerca de un centenar de artículos, quiero traer a la sección El Rebusco algunos temas variados para amenizar estos días de enclaustramiento forzoso, obligados como estamos por unas circunstancias excepcionales.

Seguimos rebuscando, aquí y allá, algunas de esas historias relacionadas con la cultura de Jerez y sus vinos. Para hacerlos más atractivos siempre he procurado cuidar el material gráfico que ha acompañado a los textos, y en esta ocasión no iba a hacer menos. Espero que lo hayan disfrutado como yo haciéndolos.

De un ponche, y de artistas

La publicidad que generó el jerez, y otros productos elaborados por las bodegas de la zona en el último siglo y medio, es ingente. Pero realmente sabemos muy poco. Un aspecto, que insisto, necesita más atención por los historiadores, brindando múltiples posibilidades de interpretación y análisis.

Un caso que, por anecdótico, no deja de tener su interés. Nos referimos a la forma en la que dos artistas valencianos expresaron su creatividad a la hora de plasmar la imagen de un conocido ponche jerezano, el ponche español, de las bodegas jerezanas J. Ruiz.

El primero se fecha en la primera década del siglo XX, obra del afamado pintor, y cartelista, José Mongrell (1870-1937). Mongrell es conocido en Jerez por dos hermosos carteles, que aún se conservan en los fondos municipales, dedicados a las ferias de ganado de los años 1910 y 1912.

Al bodeguero Ruiz le gustó su estilo y le hizo el encargo. La composición de un grupo de bellas jóvenes, ataviadas con llamativos mantones de Manila, danzando alrededor de tres desproporcionadas botellas de sus productos, una de ellas, la del distintivo licor, adornada en el gollete con una borla con los colores de la bandera nacional.

De éste hizo una variante similar, pero anunciando una bebida tónica algo atípica para estos tiempos ‘Antídoto ideal Señora’.

Unas décadas después,con la llegada de la II República, había que adaptarse a las circunstancias políticas del momento. De nuevo, la bodega recurre a otro creativo de moda, en los años 30, famoso por sus carteles de toros, Carlos Ruano Llopis (1878-1950).

Ruano mantuvo la misma composición, dejando una sola gran botella en el centro, la del ponche, y poniendo a la moda al grupo de mujeres, tanto en los vestidos como en el peinado, acentuando sus rasgos agitanados.

Cartel de Ruano LLopis.

Pero algo destacaba en ese cartel, el gran adorno había cambiado con los colores de la tricolor republicana.

Otros nombres se barajan en esta historia, donde queda patente las posiciones encontradas que mantuvieron algunos de ellos durante los años 30. El artista del Régimen, Carlos Sáenz de Tejada (1897-1958), con sus heroicas figuras de falangistas y requetés, diseñará un llamativo calendario, con 12 dibujos, para la casa Domecq, como un cartel para Fundador, donde se nos muestra a un jinete vestido a la andaluza, acompañado de un mujer a la grupa del caballo, en un gesto de exaltación sobre un cielo azul.

Del otro lado, el andaluz Andrés Martínez de León (1895-1978), que hizo popular a su personaje Oselito en el bando republicano, haría para Williams & Humbert, una colección de tarjetas publicitarias con escenas humorísticas. De su visita a Jerez, el 19 de junio de 1931, las bodegas González Byass conservan una bota con su firma acompañada de un simpático dibujo.

Por otra parte, el prestigioso artista valenciano Josep Segrelles (1885.1969) realiza para Agustín Blázquez un atractivo cartel fechado en 1905.

La publicidad de antes

Los soportes publicitarios suelen ser muy variados. Dos de ellos nos resultan aún llamativos al verlos, los que desaparecieron y los que aún se mantienen en tranvías, y autobuses, como luminosos con brillantes luces de neón.

Como ejemplo, ya que lo hemos localizados en las principales capitales de provincia, el de este vehículo transitando por una céntrica calle de Valencia, con su anuncio de Valdespino.

La campaña por salvar el anuncio del Tío Pepe, situado estratégicamente en la madrileña plaza de Puerta del Sol, tuvo una gran repercusión en los medios.

Pero no hay que olvidar que en ese mismo lugar podían contemplarse, hasta principios de los 80, paneles de las bodegas de Terry, Sánchez Romate o Domecq. Lo mismo ocurría en la plaza de Cataluña, en Barcelona; en Valencia, Cádiz, Sevilla, La Coruña, etc.

No hay que irse tan lejos, las azoteas de la ciudad lucían también estos anuncios que daban una luz especial a las noches jerezanas: Domecq, en la plaza del Arenal, en la Rotonda de los casinos, el del brandy duque de Alba, en la calle Larga se enfrentaban el Tío Pepe y el Fundador.

Luminoso de la Plaza del Arenal.

Soberano, Dry Sack y Terry en la esquina con Algarve, en plaza Esteve , el de Garvey, que pasaría a la calle Sevilla, y Decano Caballero junto a la iglesia San Francisco.

Quién nos iba a decir, si no lo viéramos, que en la céntrica plaza londinense de Picadilly Circus, en una de sus esquinas, Sandeman anunciaba en letras grandes su sherry, en vísperas del inicio de la Segunda Guerra Mundial.

De nuevo nos encontramos con Ruano Llopis autor de la primera versión, de las tres, de la conocida imagen de las bodegas Domecq, la del maletilla en el campo siendo acosado por un toro bravo dispuesto a saltar la valla de la dehesa. En esta, de los años 40, se anuncia fino La Ina Pedro Domecq. Es el más reconocible, ya que disperso por lugares del país aún se conserva el azulejo con su dibujo.

Años más tarde, entrados los 50, su paisano Luis Alcaráz Cortés (1905-1980) mantendría la idea original del sorprendido aprendiz de torero, con gorra, chaquetilla y zapatillas de lona, cambiando el escudo de la familia Domecq por la marca de los toros de Veragua. Ahora se anuncia en el panel coñac Fundador Domecq.

La tercera, ya a finales de los 60, saldría del equipo de Proyectos Gráfico Mamelón (Programa). Los diseñadores jerezanos dieron un cambio radical a la figura central, ya que no lleva cubierta la cabeza, luce chupa de cuero y pantalón vaquero ajustado. Junto a él las grandes letras de: Fundador Domecq.

Autobús de Valencia anuncia Valdespino.

La década de los 60 fue una década de esplendor para nuestros vinos y brandies. Muchos de los nuevos creativos, que poco después serían nombres de primera fila, realizarían trabajos para compañías del Marco: Cruz Novillo para Fundador, Pedro María Laperal, para Valdespino y Bobadilla 103, Daniel Loyzaga, para Terry, Garbayo para Domecq, además del cartel de la Fiesta de la Vendimia, de 1961, Ramón Bravo Valdés, para Agustín Blázquez, con su frase publicitaria: Felipe II, el brandy suave...hasta en el precio.

Un gentleman a la jerezana

El experto en vinos de Jerez Julian Jeffs exponía de forma muy gráfica en su libro Sherry (que en Inglaterra va por la quinta edición), que intentar desentrañar la enmarañada genealogía de las tradicionales familias bodegueras de Jerez llevaría más de una vida.

Y es a uno de sus miembros más distinguidos, Beltrán Domecq González, al que queremos recordar en esta sección de El Rebusco.

Beltrán Domecq González.

Poca información podemos encontrar en internet de él, y ninguna foto en el que le podamos reconocer. Durante el tiempo que ejerció sus funciones directivas en Williams&Humbert hizo una excelente labor de promoción de los vinos que representaba.

Fue la imagen de la empresa, allí llevaba a las personalidades más destacadas de aquellos años y se le puede ver, por ejemplo, en compañía de Peter O`Toole en el momento de firmar la bota, que aún se conserva en las bodegas internacionales.

Beltrán Domecq González nació el 13 de marzo de 1922 fruto de la unión de Manuel Domecq y Núñez de Villavicencio y de María de las Mercedes González y Gordon.

Para añadir otro toque británico en su vida casó con Anne Cristina Dingwall-William, hija de Guido Williams. Una familia que ha dejado huella en mucha de la historia reciente de Jerez y sus vinos. Por sus dedicación le fue concedida la medalla al Mérito en el Trabajo.

La foto que traemos para la ocasión está fechada en 1966, y le vemos catando el vino joven de la viña Las Palmas. Su autor es un reconocido fotógrafo ingles, John Turlton (1914-1980), que se especializó en retratar la vida rural de su país.

Uno de sus hijos es el actual presidente del Consejo Regulador, Beltrán Domecq Williams.

Un jerezano en Uruguay

Y de forma algo rocambolesca hemos hallado a Guillermo A. Zuasti. Gracias a uno de sus hijos, residente en Montevideo, y al nieto de éste, que en la actualidad vive en Pamplona, los que nos han proporcionado mucha de esta información.

Guillermo Zuasti fue un jerezano que tuvo que marchar a América acompañando a sus padres, recién cumplido los cinco años de edad. Había nacido en Jerez el 13 de julio de 1904. Sus padres eran Isidoro Zuasti, aunque nacido en Trujillo (Cáceres), tenía orígenes navarros, y su madre María de la Concepción Iglesias, jerezana, casados en la iglesia de Santiago en 1899.

Anuncio de sherry en Londres, 1940.

Durante su vida ejerció varias actividades profesionales, pero se le reconoce como compositor musical, autor de temas populares, como pasodobles, fox trots, o tangos.

Casado en dos ocasiones, la primera con María Elena Traibel, de la que nació María Elena Zuasti Traibel (1935-2011), famosa actriz de teatro, cine televisión y radio; y en segundas nupcias con Idola Renée Dupetit.

Entre sus creaciones más conocidas hay que mencionar sus pasodobles: Te lo juro, Almería, Cádiz (su abuelos maternos eran de Cádiz), y el que dedicó a la ciudad que le vio nacer, Jerez de la Frontera, en colaboración con el letrista Juan Corrales. Sería la famosa cantante, y actriz argentina, Libertad Lamarque, en los inicios de su carrera, la que la versionó en 1930, en un disco producido la compañía RCA-Víctor.

La única incursión de Zuasti en el cine uruguayo fue la creación de la banda sonora que acompaña a la película Dos destinos, realizada en 1936 por Juan Etchebehere.

De su labor social hay que destacar que ostentó la presidencia de la Comisión Honoraria Pro Alfabetización total del Uruguay, como la vicepresidencia de A.G.A.D.U, (Asociación de Autores del Uruguay), cargo que ejercía cuando le sorprendió la muerte, que tuvo lugar en Montevideo el 8 de mayo de 1976, a causa de una peritonitis.

Según nos cuenta su hijo, tan solo regresó a su ciudad natal en una ocasión, en 1963, para visitar a sus últimos familiares que quedaban en Jerez, dueños de la farmacia de la calle Porvera.

Guillermo Zuasti siempre mantuvo vivo el sentimiento de sus orígenes sin dejar de sentirse un uruguayo totalmente integrado en el país que le acogió, y donde pudo trabajar y formar una familia.

La letra del pasodoble dice así en su primera parte: Jerez de la Frontera/ Jerez de la alegría / es la tierra mía / tierra de amor / tierra de amor y de hidalguía / Jerez de la Frontera / la tierra donde me crié / la tierra donde yo moraba / donde jugaba/ hasta que la abandoné/ Ciudad que yo tanto deseo/ el tiempo se va y yo no veo/ la hora de embarcarme hacia tus lares/ y estar entre mis gentes familiares... .La canción se puede oír en internet en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=zBQINDqhrOA

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