Leer, escribir y contar
Educación
NOVIEMBRE 2022. El primer trimestre avanza con el desarrollo de los planteamientos estratégicos y los proyectos del profesorado

El placer de dibujar letras, de describir sus significados, adornarlas ornamentalmente y presentarlas plásticamente supone el soporte ideal para contar historias y protagonizar aventuras personales. Últimamente se ha reducido demasiado a menudo el acto comunicativo a una mera pulsación digital (aunque resulta inverosímil la velocidad que alcanzan en ocasiones algunos pulgares) con mensajes muchas veces exentos de interés aunque no libres de narcisismo.
Los lenguajes evolucionan pero no siempre aportan o comparten significado enriquecedor culturalmente hablando.
Es cierto que el acto de comunicarse puede ser en ocasiones meramente lúdico, pero siempre tendría que ser una excusa para aprender, observar y meditar.
La reflexión ante lo que nos cuentan debería ser un elemento fundamental en los procesos en los que interactuamos y especialmente en los entornos educativos actuales.
No nos debe resultar indiferente lo que leemos, escribimos o contamos.
Contar (no solamente con números) es importante.
Las abuelas de nuestras abuelas aprendían las cuentas, a veces a su manera (recordemos aquello de “la cuenta de la vieja”), pero sobre todo para que su opinión contase a la hora de evitar engaños en las transacciones comerciales (aunque fuese en la tienda de la esquina).
La periodista Pilar Lebeña, en su libro ‘Miguel Pérez Aguilera. El pintor de los silencios’ refiere el consejo de un joven Juan Fernández Figueroa (quien, como se indica en el libro, con el tiempo llegó a ser director de la revista Índice) al pintor preocupado por su formación, diciéndole: “Tienes que leer mucho, todo lo que puedas. De los clásicos a los contemporáneos. Empieza por los rusos. Cuando acabes con los rusos, métete con los ingleses. Después con los franceses”.
Hoy día, que tenemos tan fácil el acceso a cualquier texto de intrincados momentos históricos y estilos literarios, a cualquier información y a cualquier base de datos y/o imágenes, es decepcionante comprobar el escaso interés de muchos sectores de la sociedad por formarse intelectualmente para poder ser partícipes de la misma con elementos de criterio firmes y solvencia expresiva.
Siempre se ha dicho que solamente es libre quien posea la información contrastada y, como he repetido muchas veces en mis clases durante tantos años, Montxo Algora ya dijo en 1988 (era director entonces de Art Futura): “La ecnología te puede hacer libre o idiota”.
Haz que tu voz cuente.
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