Legado García Lázaro

Agustín García Lázaro. Educador, ex director del CEP y ex Defensor del Ciudadano

Tras 40 años dedicados a la educación y a tratar de dar salida a los problemas de los jerezanos, este amante de la naturaleza hace un balance de lo dejado atrás y de lo que vendrá

Imagen de Agustín García Lázaro, tras la entrevista.
Imagen de Agustín García Lázaro, tras la entrevista. / Vanesa Lobo
Arantxa Cala

11 de noviembre 2018 - 04:46

Jerez/Tímido, incapaz de mantener la mirada, Agustín García Lázaro podría ser hoy sin embargo un influencer en temas educativos, aunque reconoce que no sabe muy bien el significado que tendría esto. Su blog ‘elorientablog’ tiene ya 2 millones de visitas. Es, digamos, el educador que todos los padres querrían tener en casa, una especie de doctor House de la educación, pero con menos guasa.

Hace algo más de dos semanas que se jubiló y acaba de regresar de Zaragoza de ver a una tía que es como una madre para él. “Aún no he tenido esa sensación de levantarme por la mañana y decir: uy, hoy no tengo que ir a trabajar” (ríe).

Para Agustín siempre todo comienza hoy, como la película de Tavernier que tanto le ha impactado, ‘Ça commence aujourd’hui’ (Todo empieza hoy). Así que su historia, más que empezarla por 1978, cuando llegó a “la escuelita” ‘Juan XXIII’ de Jédula, habría que iniciarla en el presente, cuando se abre una nueva vida para este Educador, con mayúsculas.

Un hombre al que siempre le endosaban los discursos de jubilación de sus compañeros del IES Fernando Savater, y que hace dos semanas tuvo que redactar el suyo propio. “Antes se jubilaba la gente llorando y ahora lo hacen corriendo”, bromea. En su caso, “no es así, no estoy ni contentísimo ni apenado porque me correspondía por edad. También tengo personas dependientes a las que cuidar y compromisos que atender de los que uno no se jubila nunca”.

Una profesión a la que dice que se ha entregado por completo, “porque me creía las cosas, era un poco iluso. He disfrutado con mi trabajo y afortunadamente he variado. He tocado todos los palos: director, profesor de Infantil, Primaria, Secundaria, en la Universidad, director del Centro de Profesores de Jerez...”.

De educación sabe tela. Dice que lo es todo, “pero el problema es que la sociedad debe decir qué quiere de la educación y en estos últimos años está todo un poco confuso. El pacto educativo no acaba de llegar y en este país estamos condenados a no tenerlo, y eso es una verdadera tragedia, algo que desconcierta mucho la práctica diaria, así como la definición del currículum, es decir, lo que una sociedad considera fundamental transmitir a las futuras generaciones. No se habla del meollo: qué enseñamos y cómo lo enseñamos en el tiempo en que vivimos”.

"La pelea de hoy son los derechos de mañana y yo no veo en los jóvenes esa pelea; falta rebeldía"

A pesar de esta falta de pacto, no es partidario de los discursos catastrofistas de que los niños saben menos que nunca, “al contrario, hoy los jóvenes están muy bien formados. La educación ha evolucionado para bien”. Respecto a las nuevas tecnologías, desde su condición de orientador en estos últimos 25 años, “las hemos visto nacer. Si tuviera que definirlas diría que crean ruido de fondo, desdibujan y distraen. Hay que hablar de ello y no se hace. Hay nuevas tecnologías que tienen una gran validez a nivel curricular, pero que sin embargo están creando chicos muy dependientes del móvil y de ese ruido de fondo”. ¿Solución?: “Consensos sociales para formas de vidas más saludables”.

Un hombre optimista. Un optimismo que no ve demasiado en los jóvenes. “Desde mis tiempos en el Almunia, hace 25 años, hago estudios de qué pasa con los chicos cuando dejan el instituto. Un seguimiento en el que compruebas con tristeza que muchos chicos no encuentran después el trabajo adecuado a sus estudios y tienen cierta sensación de conformarse con las circunstancias”.

Echa en falta esa rebeldía de los adolescentes. “La pelea de hoy son los derechos de mañana y yo no veo esa pelea por esos derechos de mañana”. Una chispa juvenil que considera que ha sido apagada “por la indefensión aprendida que provoca las circunstancias chungas de la crisis, de los salarios bajos, los alquileres altos, que para sacarte el carnet de moto te piden un dineral... Son cosas que hay que zarandear un poco”.

Recuerda a los adultos que todos hemos pasado por la adolescencia, una ventaja que tienen los padres, “quizás la etapa más difícil de la vida, la que está sujeta a más cambios. El adolescente tiene en el desafío su orden natural de moverse, tiende a buscarse su propio espacio, a veces de manera amorosa y otras, a codazos. Y esos codazos van a las personas que estamos cerca:padres, familia extensa y profesores. Nuestro papel es tar cerca sin estar encima, calor sin sofocar y mucha comunicación, algo que a veces no nos lo permite nuestro estilo de vida. En los institutos se deberían implementar otros programas educativos y de prevención, un espacio desaprovechado que se cierra a las 14,30 y adiós muy buenas”.

Una falta de chispa que también afecta a profesores, “y es que hoy no hace falta sólo saberse la asignatura. Hoy los profesores entran tras oposiciones duras, masters, peregrinajes por condiciones interinas y precarias, y saben lo que viene mejor o peor. Creo que el problema está en definir lo que queremos para la educación”.

Duda ante ¿cuál puede ser la educación del futuro? Considera que los problemas educativos en el mundo son muy parecidos. “En Finlandia la educación está en los altares y nadie habla de que la educación allí es pública y que hay un gran apoyo a las familias. Y es que el entorno familiar es determinante en la educación, aunque no garantice un buen final. Hay un enorme trabajo que hacer entre las familias y los centros”.

"Mi hermano y yo lamentamos que mis padres no puedan ver lo bien que nos han acogido en esta tierra"

Firme defensor de la educación pública porque “es la que llena esos huecos en los que es difícil trabajar y afortunadamente la tenemos ahí, aunque a veces no dé los mejores resultados porque le toca bailar con estos temas. Pero está en la punta de lanza de los entornos más complejos. Cuando se alaban los logros educativos parece que se menosprecia la educación pública”.

Con una media anual de 400 entrevistas con alumnos y de 200 con padres, en la época de Defensor de la Ciudadanía (2004-2008) “no noté gran cambio (ríe). Mi trabajo era hablar con la gente y los padres hablaban continuamente de todo lo que se te pueda ocurrir. La solución no la tenemos nadie, pero hemos tratado de aportar nuestra experiencia y consejos”. Y de los problemas de entonces como Defensor no ve mucha diferencia a los de hoy.

“Esta ciudad necesita un meneo y los problemas son muy parecidos, pocos recursos, paro, deuda. La verdad es que me duele Jerez, sufro mucho”. Lo dice desde el corazón y recuerda cuando llegó a Jerez con su familia, en 1969, con 11 años, buscando el trabajo que le habían quitado a su padre en Épila (Zaragoza), por el traslado de las azucareras al Sur. “Vinimos 200 familias ¡200 familias! buscando la California, una tierra de provisión. Aquí estaba el trabajo y el progreso. Y ahora... Ahora voy a mi pueblo y allí trabaja todo el mundo. Hay de todo”. El próximo 2019 se cumplen 50 años de maños en Jerez.

Y como la infancia es la única patria del hombre, Agustín ya no volvería a vivir a su pueblo, porque su pueblo no es el mismo que dejó entonces, el de su infancia. De allí lo arrancaron. Lloraba un día sí y otro también. No entendía ni la forma de hablar de los niños de aquí. Un desarraigo que le costó “un montonazo”. “Pero hoy me siento jerezano y maño... Donde estoy bien ahí está mi patria y aquí me encuentro a gusto. Esta ciudad nos ha acogido, a mí y a mi hermano, magníficamente. Si algo lamentamos es que mis padres no puedan ver lo bien que nos ha tratado todo el mundo aquí”.

Una condición de emigrante que hace que le duelan también las críticas que se vierten hoy hacia los inmigrantes que llegan a nuestras costas. Insiste también en el futuro que tiene Jerez, que fue punta de lanza en el siglo XIX de innovaciones. “Pero hoy parece dormida, Jerez se tiene que espabilar. Y hay que levantarse”.

Paisajes, de la ciudad y su entorno, que tiene en vena, forman parte de su ADN. Se los conoce al dedillo. De hecho, ha descubierto el entorno de Jerez a muchos de los propios jerezanos a través de la web ‘entornoajerez’, que también publica en Diario de Jerez, y que realiza junto a su hermano, José; sus publicaciones y varios libros al respecto que van a salir en los próximos meses sobre excursiones por los alrededores y personajes que han tenido vinculación histórica con nuestro entorno. “Esperemos que nos respete la salud y los veamos en la calle pronto”, suspira.

Compromisos en los que Agustín seguirá trabajando en su jubilación y a los que se suman la Marea Verde, Ecologistas en Acción, el Centro de Estudios Históricos Jerezanos, su blog ‘elorientablog’... “Mi jubilación está de cuerpo presente y no paran de llamarme para hacer cosas... Es que no se está respetando (bromea)”.

"En 1969 vinimos 200 familias a Jerez en busca de la California, una tierra de provisión; aquí estaba el trabajo y el progreso"

Y lanza un mensaje: “mi profundo agradecimiento a la comunidad educativa del IES Fernando Savater, donde he trabajado desde 2003 hasta mi jubilación y donde me hicieron una emocionante despedida que no podré olvidar”.

Casado, padre de dos hijos (uno de ellos trabajó junto a él los últimos tres años), tiene dos nietas y aficiones como la tertulia ‘La Vega doce’ que, invariablemente, se reúne todos los sábados a las 9,30 horas para ir arreglando el mundo. La Vega, San Francisco y ahora Albores, son el marco de estas deliciosas charlas de café y churros en las que con los amigos de siempre hablan de lo divino y de lo humano

Nacido en 1958, jubilado con 40 años de servicio, se ha rodeado de buenos amigos. El comodín de la amistad ha sido crucial para él. “Eso de que cada uno da lo que recibe, no es verdad, yo he recibido más de lo que he dado”. Cultura y prosperidad es lo que quiere para Jerez y salud para poder ser testigo de ello.

Los Claustros de Santo Domingo se llenaron hace dos semanas para homenajear a este director, maestro, orientador, defensor y muchas veces psicólogo de padres desesperados, y de niños también... Ecologista, viajero, sobre todo, de paisajes cercanos y apasionado de la montaña. Un día, el de su despedida, para el que escribió cinco folios de sí mismo, de cosas que acababan y de otras que empiezan. “Piadosamente, Dios nos depara sucesión y olvido (Edipo y el Enigma de Borges)”, frase con que acabó su intervención. Sustituto, seguro, olvidado, nunca.

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