Libros infantiles y humor

José García Oliva. Experto En Literatura Infantil Y Juvenil

14 de mayo 2013 - 01:00

EL fin de leer es pasárselo bien. Por encima de todo. Lo que ocurre es que además existen consecuencias muy favorables para las personas que leen, entre las que yo destacaría la formación del pensamiento moral: tomar conciencia de lo que está bien y lo que no lo está. Por ello, para los primeros lectores, no podemos criticar los cuentos como que son maniqueos al polarizar la bondad en Caperucita (una pequeña que se presta a cruzar el bosque con tal de ayudar a su abuela enferma) y la maldad en el lobo (que engaña, es alevoso y mata), por ejemplo.

Pero también es verdad que no solo de buenos y malos están los libros llenos y que no siempre con buenos y malos se llega a tomar conciencia del mundo y sus posibilidades (éticas y de todo tipo). También están, entre otros, los libros de humor. De hecho, en la clasificación del cuento tradicional, encontrábamos los libros fantásticos, los de animales y aquellos que eran protagonizados por personas, sin la presencia de elementos mágicos sino todo lo contrario: escenas cotidianas con una gran carga de humor. Sin ir más lejos "La sopa de piedra" o el "Cuento de la Media Lunita", con ese final tan escatológico.

En las publicaciones de literatura para niños encontramos algunos casos magníficos que son ya unos clásicos como Babette Cole ("Todo doble"), Colin Mc Naughton ("Los pirratas"), David McKee ("Los dos monstruos") y muy especialmente el tándem Dahl-Blake (Matilda, por ejemplo).

No obstante, hay un humor de risa fácil que consiste en burlarse de otro más que en construir escenas divertidas. Son esos casos en los que la idea está pensada para más mayores o son especialmente desafortunados, como los casos de "Los Simpson" y "Los Picapiedras", respectivamente.

Volviendo a los buenos ejemplos, traemos esta semana unos divertidos recomendados que, afortunadamente podríamos ampliar en una larga lista en la que nos gustaría incluir títulos para lectores más mayorcitos y jóvenes, pero que a este nivel empiezan a escasear.

Una última mención a una pequeña que, a diferencia de cúrsiles rosas metidas a princesas, está continuamente buscando la aventura y creando situaciones divertidas. Me refiero a la superventas Kika, de Knister editada en España por Bruño, y que ilustra este texto.

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