Pilar Cernuda
¿Llegará Sánchez al final de la legislatura?
El aspecto que presentaba ayer el Real poco tenía que ver con el de la pasada semana cuando los visitantes abarrotaban cada hueco del parque González Hontoria. El lunes de resaca dejaba a la vista kilos de basura, farolillos y cristales que se amontonaban en las calles mientras operarios trabajaban a contrarreloj para desmontar las casetas en el menor tiempo posible. Muchos, incluso, iniciaron el desmontaje la misma noche del domingo para ganar tiempo. Un buen ejemplo de lo que se vivió en la Feria tras una semana de fiesta es el testimonio de los responsables de 'La abuelita', uno de los montajes juveniles de esta edición. Su encargado, Sebe, cuenta que "empezamos todo a las nueve de la noche del domingo, cuando cerramos la caseta". Así, tras sacar los refrescos y demás bebidas sobrantes para que se la llevasen los proveedores, todos se pusieron manos a la obra. "Teníamos que desmontar la decoración, fundamentalmente la portada, y por supuesto toda la parte de electricidad, alumbrado, farolillos y los elementos típicos de cualquier otra instalación de la Feria", explica. De hecho, cuatro personas fueron suficientes para dejar vacía esta caseta de un módulo: "Nuestra intención era terminarla el mismo domingo, porque no me apetecía tener que venir otra vez el lunes para estar currando otra vez". Un esfuerzo que mereció la pena, pese a que los cuatro que realizaron las labores de desmontaje estuvieron casi doce horas consecutivas trabajando. "Hemos estado toda la madrugada del lunes en la caseta, así que hemos conseguido terminar prácticamente a las ocho de la mañana", comenta Sebe, añadiendo que "merece la pena, porque ya está listo todo".
En este caso, no obstante, tienen una ventaja y es que al tratarse de una caseta juvenil, no tiene el mismo montaje que aquellas en las que también se preparan comidas. "El tiempo en desmontar una caseta no sólo depende del número de personas que ayuden a hacerlo, sino que la principal diferencia es si tienen o no cocina", apunta Sebe. Él lo sabe bien porque, aunque este año ha preferido dirigir 'La abuelita', otros años ha trabajado para empresas grandes en distintas casetas. "Está claro que no es lo mismo, porque cuando tienen cocina la instalación eléctrica es más complicada ya que en lugar de ser monofásica es trifásica", añade. Al mismo tiempo, son más enseres los que se tienen que trasladar: freidoras, mayor número de neveras, etc. Sin embargo, "las empresas grandes tienen a más operarios trabajando en el desmontaje, así que tampoco tardan mucho en quitarlo todo de allí y la mayoría de casetas están terminadas el mismo lunes por la tarde", asegura Sebe, puntualizando que "cuando nosotros terminamos le toca el turno a Urbaser para recoger todos los residuos y basuras". Aún así, tras quedar completamente vacías las casetas, toca el turno del desmontaje de las estructuras que cada año realiza la empresa portuense Los Puítos y que finaliza, como es lógico, más tarde que el resto del proceso.
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