Magdalena Bachiller diseña los balones del Mundial de Baloncesto
Las esculturas de la jerezana representan a las seis sedes del campeonato y quedarán expuestas en el museo de la FEB en Madrid
La pintora jerezana afincada en Sevilla Magdalena Bachiller le ha ganado la partida a la escultura. Siempre se consideró mejor con los lienzos que con el volumen, pero el destino la puso en una tesitura delicada con el objetivo de encenderle la luz. Alguien quiso decirle que su arte no se ceñía al pincel. Y es que la autora ha sido la encargada de diseñar los seis balones representativos de las ciudades españolas en las que se jugará el Mundial de Baloncesto, que comienza el 30 de agosto y que se desarrollará hasta el 14 de septiembre. Madrid, Granada, Barcelona, Bilbao, Las Palmas y Sevilla se muestran pintadas en estas seis 'esferas' que quedarán expuestas en el Museo de la Federación Española de Baloncesto (FEB) en Alcobendas, y que ayer fueron presentadas en un acto en el Alcázar sevillano. "Al principio hice una maqueta de lo que representaría cada ciudad en cada balón, pero sin perder el concepto de cartel porque cada uno es el icono de una ciudad y, aunque tiene que entenderse, no se debía caer en el concepto de souvenir", cuenta la autora.
Y así, del prototipo se pasó al volumen, en balones de molde de resina que gozan de técnicas mixtas. Obras de las que no se van a realizar réplicas, sino que serán piezas únicas. "Para mí ha sido un reto en el sentido en que yo soy pintora, no escultora. Pero lo más difícil ha sido la esfera, porque es un volumen muy complicado, muy complejo, porque acoplar la idea de lo plano a la esfera... Por ejemplo, en el balón de Granada hay un azulejo que tenía que conseguir que visualmente fuera cuadrado. Es complicado. Como pintora no tiene nada que ver un concepto llevado de lo plano al volumen, es otra cosa", detalla Bachiller. "He tenido -añade- que ir improvisando ideas mientras me iba adaptando al volumen. Cosas que antes tenía muy claras en el lienzo, por eso mismo, porque no es el mismo concepto". Hay balones que han salido rodando, sobre la marcha, y otros que han requerido más tiempo por la incompatibilidad de materiales. "Pero probando, probando..., lo hemos conseguido".
De esta forma, el balón de Sevilla se representa mediante formas dinámicas de oro y plata, que recuerdan su pasado histórico como puerta de Indias y los retablos barrocos de sus iglesias. En el centro puede observarse el símbolo NO8DO, de origen medieval. El fondo y el motivo ornamental del balón, recuerdan a las naranjas y el azahar, así como, a la vitalidad de las fiestas de primavera.
Granada muestra el pasado andalusí de la ciudad y su emplazamiento a los pies de Sierra Nevada mediante motivos ornamentales nazaríes y un origami, que aluden a la complejidad matemática de la Alhambra. El colorido del fondo del balón recalca la importancia del yeso y el agua en dicha cultura.
Bilbao, con una interpretación libre de formas y luces del Museo Guggenheim sobre fondo de acero que recuerda al pasado industrial de la ciudad.
Barcelona, como imagen urbana del Ensanche del plan Cerdá y la Diagonal de Barcelona con piezas inspiradas en los trencadís de Gaudí. El haz de luz y el mar azul del fondo del balón, la identifican como ciudad esencialmente mediterránea.
Las Palmas con una representación cenital y orográfica de la isla de Gran Canaria, sobre la que, mediante pintaderas de origen guanche, se alude a la arquitectura colonial y balconadas de madera del Museo Colón. El color del fondo del balón evoca al origen volcánico de la isla.
Madrid, con la Plaza Mayor, cuyo origen histórico la señalan como lugar de encuentro y celebración, rodeada de una esquematización del trazado urbano que la envuelve. En el fondo del balón se ha representado la atmósfera de la ciudad, que nos recuerda los versos del dramaturgo del siglo de oro, Luis Quiñones de Benavente, que dicen así: "pues el invierno y verano/ en Madrid sólo son buenos/ desde la cuna a Madrid/ y desde Madrid al cielo".
De aquí, a pintar palos de golf. "No, no. Aunque yo no digo que no a nada. Nunca pensé que iba a terminar haciendo escultura, porque he sido siempre una negada para lo manual. Así que lo que me ha supuesto todo esto es descubrir una faceta mía. Estoy muy contenta. De hecho, tengo muchas maquetas en mi estudio como trabajo previo a mis lienzos que nunca he tenido en cuenta como obras. Y al final, mira por dónde...".
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