La familia de Marcos Carribero reclama al SAS "daños y perjuicios"

La familia de Marcos Carribero ha iniciado una nueva batalla. En esta ocasión no es en el quirófano, sino en los juzgados, tras la presentación de una reclamación de "daños y perjuicios" contra el SAS por la "deficiente asistencia sanitaria prestada". Los padres del pequeño, Juan y Ana María, han puesto el historial de Marcos en manos de los abogados al considerar que hay "tres graves negligencias" que han llevado a que el niño presente "importantes secuelas" que ya no tienen tratamiento reparador, sino paliativo. La primera, a las veinte semanas de gestación, "porque en este tiempo ya está formado el corazón del niño y se sabe si viene con problemas, aunque a nosotros nos dijeron que venía sano", dice Ana María.

Junto a una de las carpetas que recoge el largo historial médico de Marcos, Juan Carribero cuenta que tras la segunda operación de corazón de su hijo en el hospital sevillano Virgen del Rocío, el pequeño sufrió una encefalopatía postanóxica causada por la falta de oxígeno tras la intervención. "Mi niño salió del quirófano y estuvo 15 días convulsionando. Lo sedaron y al décimo día cuando se la quitaron, nos dimos cuenta que Marcos no nos veía. El médico nos dijo que estábamos muy pendientes del niño y que teníamos que esperar la evolución, pero Marcos estaba rígido y no me veía, no me veía. A los 19 días, decidí que no me movería de la habitación hasta que un oculista lo viera. Al final, le hizo un fondo de ojos, pidió un TAC urgente y le operaron a las pocas horas por la presión que tenía en la cabeza. La falta de oxígeno le había producido una lesión cerebral", recuerda Ana María, quien lamenta que "si le hubieran puesto la válvula desde el principio no le hubiera llevado a estas lesiones tan importantes".

Desde entonces, una válvula de derivación le ayuda a evacuar el líquido encefaloraquídeo directamente por la vesícula, aunque en un principio desembocaba en el peritoneo. Aquí no acaban los "daños" que consideran que ha provocado la actuación médica. Los padres relatan que en una de las intervenciones para corregir el funcionamiento de la válvula, "se dejaron un trozo de catéter dentro de mi niño. Nos dijeron que no pasaba nada, que el cuerpo lo absorbería, pero pasaron los meses y Marcos cada vez se encontraba peor", explica la madre.

La presencia de este catéter le provocó "una tumoración, el hígado quedó destrozado y se le había desplazado el riñón. Imagínate, el quiste que tenía era de dos litros y medio de líquido", señala Ana María. Lo llevaron de nuevo a Sevilla para otra intervención, tras la que una doctora "nos llegó a decir que no se podía hacer nada más por Marcos. Milagrosamente, reaccionó y fue cuando decidieron colocarle la válvula en la vesícula", comenta el padre, quien añade que "justo después de esta intervención, ha quedado reflejado en el historial médico una recomendación de que no había que reanimar a Marcos en caso de empeoramiento. ¿Cómo crees que nos hemos quedado al leer esto? Después de todo lo que había pasado mi niño y la operación innovadora de la doctora, ellos deciden esto sin haber hablado en ningún momento con la familia".

En relación a estos episodios, desde el año 2003, Marcos ha sido ingresado en 51 ocasiones e intervenido 27 veces a raíz de la encefalopatía postanóxica, "intervenciones quirúrgicas que están perfectamente identificadas en su historia clínica", apuntan. Como consecuencia de la "defectuosa asistencia médica prestada", además de los daños físicos, le ha quedado una discapacidad física-psíquica del 82%.

Ante esto, la familia Carribero considera que su hijo "no ha recibido el tratamiento adecuado", causándole "graves perjuicios que le acompañarán el resto de su vida, dependiendo ya para todo de nosotros". "Todo esto ha sido un golpe y fuerte, muy fuerte. Cuando nos hemos dado cuenta de toda esta historia hemos decidido que no nos podíamos quedar parados. Esto va para adelante y alguien va a pagar por los daños que le han hecho a Marcos", reitera Juan.