Marsans vislumbra volver a despegar

Un grupo americano adquiere la gestión de sus oficinas · Se llamará 'Nautalia' y reabrirá inicialmente unas 150

Marsans vislumbra volver a despegar
Marsans vislumbra volver a despegar

Este año Viajes Marsans cumple su centenario. A modo de 'regalo', ha dejado en la calle a cerca 1.500 trabajadores y el cierre definitivo de todas sus agencias. La agencia de Marsans en Jerez fue la pionera en la provincia y aquí se mantuvo durante 63 años.

Todo comenzó en 1952 con la Gestoría Vidal. Su lema era: 'Sin problemas ni dilemas, Gestoría Vidal de Lema'. Todo iba sobre ruedas: Pasó el tiempo, la agencia -entonces Viajes Internacional Expreso (VIE)- prosperó. Diego Yuste consiguió abrir catorce agencias de la compañía en la provincia y mantuvo una oficina durante diez años en el circuito de Jerez. La figura de Carlos Zarzuela, jefe de Diego, fue providencial. Junto a Zarzuela y José Galán, Diego montó en 1968 una empresa de autobuses. Sin autobuses propios, se dijeron, no hay negocio. Y vinieron entonces las excursiones 'Conozcamos la provincia' y, más tarde, la de 'Conozcamos Andalucía'. Desde aquellas oficinas se impulsaron los vuelos a Madrid y, algo más tarde, los recordados 'Viajes del Descubrimiento', paquetes turísticos de 260 personas que, año a año, llevaban a los jerezanos por tierras de Sudamérica. Como 'pasaporte', vino de Jerez, flamenco y jamón serrano. Y, por fin, con el tiempo, cuando todo eran alegrías, todo aquello se desmoronó e hizo 'pluff'.

En los años sesenta, Marsans estuvo diez meses en manos del Instituto Nacional de Industria (INI). Luego 'resucitó' y fue devuelta a manos privadas. Y apareció la compañía Trapsa, que se hizo con grupo Marsans por designación del INI a un precio simbólico. Los responsables de Trapsa eran unos propietarios de una empresa de transportes: Gerardo Díaz Ferrán, ya expresidente de los empresarios españoles, y de Gonzalo Pascual Arias, sobrino de Carlos Arias Navarro muy introducido en el mundo del turismo, que se embarcaron en una desaforada política de compras y fundaciones, como la aerolínea Spanair. Marsans progresó. En Jerez, por ejemplo, la agencia era todo un referente. Una decena de trabajadores, desde 1973 entre las oficinas de calle Larga y Cerrón: Carlos Márquez, Angelines Soto, María de los Ángeles Quevedo, Guillermo Camacho, Miguel Pérez, Carlos Zarzuela, Conchi de la Vega, Inmaculada de la Calle, Jesús Vidal y Manuel Caro. El 31 de julio, unas 1.500 personas se fueron a la calle con una mano delante y otra detrás, sin ver un euro, sólo del grupo Marsans, y de unos 4.000 si sumamos las agencias de Viajes Crisol, Rural Viajes y Mundicolor. Sólo el Fondo de Garantía Social les promete una indemnización. Los trabajadores se olían la 'tostá' desde hace un año. La compañía fue declarada en situación de quiebra por el Juzgado de lo Mercantil 12 de Madrid. En abril, se confirmó: La IATA retiró al grupo el permiso para la emisión de billetes de avión.

Marsans daba dinero, como sus otras 500 oficinas repartidas por el país. G&G desviaban todos esos ingresos a la deficitaria compañía del grupo, Air Comet. Entonces estalló el emporio y el Grupo se desinfló por las pérdidas de Air Comet. Y ya no levantó cabeza. Pasó el tiempo de los despidos, hasta que hace pocos meses un grupo norteamericano se ha comprometido a reflotar la empresa a partir de febrero. En la sociedad toman parte José María Lucas, antiguo directivo del Grupo Marsans -ahora fuera de la empresa por su dimisión- y los propietarios de Pullmantur. La nueva empresa, de nombre 'Nautalia', tiene previsto abrir el próximo año entre cien y ciento cincuenta oficinas. Un respiro para tanto trajín en Marsans.

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