Nico, por fin padres
Sociedad/Gestación subrogada
Un jerezano y su marido tienen en Canadá, por gestación subrogada, a su primer hijo
Aquí, la historia de una nueva familia
Jerez/“Creo que Nico ya está aquí”. Cinco semanas antes de lo previsto, Vanessa llama a Pepe y a Javier para avisarles de la llegada de su hijo. Se desata la locura. Cambio de billetes, las maletas, llantos de emoción... Hay que llegar cuanto antes a Canadá. 23 horas después, la vida es otra, mucho mejor.
Cuando el jerezano Pepe Murciano y el extremeño Javier Rey contrajeron matrimonio en 2016, ya sabían que querían ser padres. Investigaron primero sobre la adopción pero encontraron numerosos obstáculos ya que al ser una pareja homosexual, “se nos cierran un montón de puertas en todos los países africanos y casi todo Asia, es decir, que las adopciones internacionales se vuelven complicadas. Y en España, las listas están casi cerradas y con años de espera”, cuentan.
Pepe era más de adopción, pero tras varias reuniones con abogados e incluso profesionales al respecto, y con casi 40 años ya de edad entonces, se lanzaron a investigar la gestación subrogada. Se entrevistaron con varias agencias consultoras y eligieron ‘Interfertility’.
Ya contaban con que en España la gestación subrogada no estaba legalizada (tampoco hoy) y vieron los países en los que sí se podía hacer de manera legal. Al ser una pareja homosexual, sólo podían llevarlo a cabo en EEUU y Canadá. “Nos gustó el sistema canadiense porque al ser altruista, pues estaba un poco más en consonancia con nuestras ideas y forma de pensar. Ya nos dijeron que al ser altruista es complicado que saliera gestante, e incluso hay gente que lleva años. Tuvimos muchísima suerte y en cuestión de algo más de dos años tenemos aquí a Nico. Un tiempo en el que ha habido que arreglar papeles, buscar gestante y que a la gestante le viniera bien en ese momento”.
Cuando se refieren a altruista es a que en Canadá, la ley de gestación subrogada indica que una mujer puede ser gestante siempre que sea sin contraprestación económica, y que sólo se pueden sufragar los gastos del embarazo hasta un límite 20.000 dólares canadienses, con justificantes. Incluso hay una lista que detalla qué tipo de gastos pueden ser. La gestante va presentando esas facturas que controla un abogado. En este caso, Vanessa ha gastado sólo lo necesario. La ley pena cualquier intento de contraprestación.
Vanessa es la gestante de Nico. Ella y los futuros padres de intención, Pepe y Javier, deben darse el ‘visto bueno’ mutuo. La pareja aportó fotos, un amplio cuestionario, vídeos... Ella les eligió pero pidió esperar uno meses a que su hijo pequeño fuera más mayor para iniciar la gestación.
Hay que destacar que el óvulo es de una donante, no de la gestante, y el esperma es de los padres de intención, así que Vanessa no tiene ninguna carga genética sobre el bebé, es sólo la portadora. Todo se hizo a través de un sistema que se llama mixto: la agencia de fertilidad está en EEUU y la gestante en Canadá. En Canadá la salud pública es similar a la española, aunque allí cubren incluso los gastos relativos a la fertilidad, por lo que tenían que pagarlos al no ser ambos canadienses.
En EEUU dichas clínicas tienen que exponer sus ratios de acierto. En Utah depositaron sus espermas, se generaron los embriones y los que llegaron a buen término se congelaron a la espera de que llegara la gestante. “Con Vanessa ha ido todo muy bien. Sólo tuvimos que esperar a que ella diera el visto bueno para empezar el proceso. Viajó a Utah, se hizo una primera transferencia embrionaria que tuvo éxito y, excepto un pequeño sustillo en mitad del embarazo (es el cuarto para la gestante, el primero como subrogado), todo ha ido fenomenal”.
Nico vino al mundo el pasado 7 de julio, en Calgary, con casi ocho meses, pesó 2 kilos y medio y tuvo que estar diez días ingresado. Nació antes de que llegaran sus padres. Fue ella misma, a las 24 horas de dar a la luz, quien fue a recogerlos al aeropuerto. Se marcharon directos al hospital y allí vieron a Nico, llenito de cables por el hecho de haber nacido antes, “pero los médicos nos dijeron que todo estaba bien. Y a llorar de emoción, aunque ya llevábamos sin parar de llorar mucho tiempo antes por la tensión. Nos recomendaban venir una semana antes de la fecha prevista del parto para estar con Vanessa, sus hijos, y tomarnos la llegada con calma. Pero nosotros decidimos ir 20 días antes, pero aún así, ¡se adelantó! Y una semana antes... llegó Nico”.
Los padres han estado dos años hablando a diario con Vanessa, pero nunca la habían visto en persona, ni abrazado. “Hablaba más con ella que con mi madre”, ríe Javier. “De sus niños, del embarazo, de todo, pero ya el hecho de encontrarnos en el aeropuerto fue una emoción para todos. Ella es una súper mujer, no sólo por lo que ha hecho por nosotros, sino porque es una todoterreno: soltera, saca a sus niños adelante... No puede ser más maja”.
Es la primera gestación subrogada para Vanessa. Ella es adoptada. Estuvo con varios padres de acogida y no se sintió feliz hasta que encontró a los de verdad. Se dio cuenta de lo importante que es tener una familia que la quisiera. De alguna manera, ella ha querido regalar o devolver ese favor a alguien que quisiera crear una familia también.
En Canadá, la gestación subrogada está totalmente normalizada. “Nosotros, como muchos, al principio, también nos preguntábamos que cómo una mujer puede tener el hijo de otra persona aunque no tenga carga genética. Son mujeres que, por circunstancias en su vida, quieren ayudar de alguna manera, bien porque han tenido personas cercanas que por enfermedad no han podido tener hijos o por otras cuestiones propias. Una cuidadora de niños nos hizo cambiar el chip: nos parece normal que ella cuide a diario a un niño, le dé de comer, le vista, le enseñe los colores, vea su primera sonrisa, sus primeros pasos..., y así, diez años, todos los días. Pero de repente un día te dicen que ya no hace falta que lo cuides más. Y no lo vuelves a ver. Y eso nadie lo juzga. Pero llevarlo dentro, ¿cómo puedes hacer eso?, ¿y el vínculo que sea crea, y?.... ¿Y más amor que ha creado ella en tantos años? Vanessa lo ha cuidado durante nueve meses para dárselo a otros padres. ¿Qué es más duro?”.
Pepe y Javier han ampliado la familia, ya no sólo con Nico, sino con la relación que se ha creado con Vanessa y sus hijos. “Ella nos pidió al principio algo que para nosotros era obvio, y es que el bebé conociese de su existencia, que la conociese en un futuro y que ella siempre estuviese ligada a la vida de Nico. Será la familia de Calgary. Y Oliver, su hijo más pequeño, adora a Nico, a quien llama Nicosito”.
Ambos padres permanecerán unas semanas más en Canadá, con sus correspondientes bajas como unidad familiar. Allí viajará ahora la familia para conocer a Nico en persona. Cuando regresen a España, Nico llegará como ciudadano canadiense, pero como los hijos de españoles son españoles nazcan donde nazcan, “pues en breve le darán la ciudadanía”.
“Mi madre dice que todo esto ha sido el embarazo de una elefanta, desde que lo contamos”, recuerda Pepe. Los primeros días como padres “están siendo geniales. Aquí la gente no puede ser más amable. Nos han ayudado muchísimo. Teniendo en cuenta que hemos estado diez días en el hospital, pues hemos hecho un curso intensivo, así que cuando nos dieron el alta pues estábamos muy tranquilos. Y la gente en general nos ha apoyado mucho. Se han volcado y nos han llamado valientes. Vanessa cuenta además con una importante red de apoyo. Aquí es normal. Si se donan órganos, que es vida, ¿por qué no dar un hijo a quien no puede?”.
La pareja espera que en España la gestación subrogada se pueda legalizar cuanto antes, “porque otras familias son posibles. Es la libertad de cada uno, siempre cuando esté bien gestionada con leyes y proyectos del todo transparentes y sin mala praxis. Se puede hacer bien y hay que mirar a los países que lo hacen bien. Vanessa dice que la historia de Nico y la nuestra también es la suya y de sus hijos. Estamos muy orgullosos”.
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