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Mikel Lejarza
Toulouse
El vino se convirtió en una obsesión para Noah Gordon desde su primera visita a España, en 1990. Desde entonces, el escritor norteamaricano nunca ocultó su pasión por el país y sus vinos, una pasión tardía que años más tarde, en 2007, plasmaría en 'La bodega'.
La novela, ambientada a finales del siglo XIX en Cataluña en los años del asesinato de Prim, y junto a su anterior obra, 'El judío', constituye una "carta de amor a España y sus vinos", según confesaba el autor con motivo de su primera y única visita a Jerez a finales de ese mismo año para la presentación de 'La bodega'.
"Venía en el coche por Jerez y no sabía a dónde mirar. Todo era maravilloso".Noah Gordon, tristemente fallecido este lunes, quedó prendado de la ciudad, hacia la que se deshizo en elogios y donde cumplió su deseo de conocer una bodega jerezana, en concreto Sánchez Romate, anfitriona de su visita junto a la librería La llave de cristal y Roca Editorial, donde degustó una copa de NPU.
El autor de algunos de los best seller más sonados de la segunda mitad del siglo XX llegó a Jerez acompañado de su mujer Lorraine y su hijo Michael, residente en Cataluña, junto a los que también visitó la viña Santa Honorata de Sánchez Romate tras la presentación un día antes de su novela en los museos de La Atalaya, acto que congregó a medio millar de personas.
"Mis lectores españoles siempre me han acogido muy bien. Mi hijo se vino a vivir a España y empecé a frecuentar este país. Siempre aprovechaba para realizar una visita a una zona vinícola. Según iba probando vinos iba creciendo una historia en mi cabeza y así surgió esta novela", explicó el autor también de 'El Médico', obra que curiosamente se representó un año después (2008) en el Villamarta en versión musical y con todo el papel agotado.
'La bodega' es una historia de vinos, de un joven que busca el vino perfecto en un momento convulso de la historia de España en el que la reina Isabel es derrocada y un general del pueblo viaja a Italia para traerse a Amadeo de Saboya. Escogió la muerte de Prim por sus paralelismos con el asesinato de Kennedy, ya que ninguno acabó de ser aclarado y tuvieron una gran repercusión sobre la sociedad de su tiempo.
El escritor reconoció entonces que en su decisión de dar protagonismo al vino, al margen de su pasión, pesó su deseo de conocer más sobre este fascinante, para él, mundo, ya que "escribir de vino es un placer".
Noah Gordon quedó encantado de su visita a Jerez, donde se mostró en todo momento sonriente y donde pudo satisfacer su curiosidad por conocer más detalles de la cultura del vino en una de las zonas vitivinícolas más antiguas y emblemáticas de España, el país que despertó su pasión tardía por el vino que le acompañaría hasta el final. Descanse en paz.
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