Nueva crisis en el gobierno local siete meses después de la última remodelación
Benavent comunica su renuncia a formar parte de la junta de gobierno y Aramburu es cesado oficialmente como delegado
De marejada a fuerte marejada. Al caótico status económico municipal se suma el desencuentro casi crónico de la alcaldesa y su entorno más próximo con la mayoría de los delegados que conforman su equipo de gobierno. Si hace menos de una semana la alcaldesa firmó la resolución a través de la cual cesaba en sus funciones al delegado de Comunicación, Juan Ramón Aramburu —que muchas semanas antes había presentado su dimisión irrevocable—, ayer mismo se conoció que el delegado de Juventud y Ciudad del Flamenco, Francisco Benavent, ha renunciado a formar parte de la junta de gobierno local —epicentro de la toma de decisiones de la Administración municipal—, posición que venía ocupando desde la última remodelación del ejecutivo de Pilar Sánchez hace apenas escasos siete meses.
De manera oficial no se han hecho públicas ninguna de las dos decisiones para evitar reconocer esta nueva crisis abierta en el seno del gobierno municipal, más si cabe teniendo en cuenta el fortísimo aguacero sociolaboral que arrecia contra los socialistas y tras el enorme desgaste para el partido que supuso la rebelión interna que ya protagonizaran la mayoría de los concejales durante el pasado verano. Una revuelta que, justamente, desembocó en la reestructuración por parte de la regidora jerezana del organigrama municipal en el pasado mes de septiembre.
Benavent, designado entonces, bajo pacto político, coordinador del gobierno municipal junto a Ainhoa Gil, ha puesto a disposición de la alcaldesa sus competencias en la junta de gobierno local por desavenencias con el núcleo duro de Sánchez, pese a que por el momento no ha querido pronunciarse públicamente sobre los motivos concretos de su renuncia. Eso sí, lo que está decidido es que si el antiguo secretario general delPSOE local es convocado a la junta de gobierno de mañana viernes, éste no acudirá tras haber concretado de forma oficial y por escrito su salida.
Con la alcaldesa lejos de Jerez durante los dos últimos días, el gobierno local se mantiene en estado de calma chicha, a la espera de que mañana presumiblemente se desate la tormenta. Como ya anunció al grupo municipal socialista y a su ejecutiva en la maratoniana sesión vespertina de reuniones del pasado lunes, Sánchez tiene previsto llevar a la junta de gobierno local de mañana el cese de todos sus asesores, aunque lo cierto es que también comunicó que se reuniría con los afectados para ver cada caso y “evitar humillaciones personales”. Hasta ahora no ha respirado, según confirman muchos de los afectados. La apretada agenda que se ha marcado para la jornada de hoy no le permitirá mucho margen para negociar la salida de sus cargos de confianza —algunos con peso específico en el partido—, aunque lo que sí tiene clarísimo, según han confirmado fuentes de su entorno, es que “hay que acabar radicalmente con la erosión constante que supone para el gobierno la estéril polémica de los asesores;unas contrataciones eventuales que se han hecho como nunca en la historia del Ayuntamiento, pero que se nos ha vuelto como un calcetín”. Veremos finalmente en qué situación deja la alcaldesa a su veintena de cargos de confianza, pues buena parte de sus delegados ya le han desaconsejado por activa y por pasiva que evite los extremismos a un año escaso de las elecciones municipales de 2011. Ella, al menos hasta ayer, se mantenía en sus trece y decidida a cerrar uno de los reajustes de su nuevo plan económico para hallar el equilibrio económico-financiero en el Ayuntamiento.
Ocurra lo que ocurra, decida lo que decida, el ambiente sigue muy enrarecido en los pasillos del Consistorio jerezano. Con la palabra dimisión rondando con virulencia la cabeza de muchos delegados socialistas, la marcha oficial de Juan Ramón Aramburu, junto con la salida de motu propio de Benavent del centro de decisiones, no ayuda en nada a la hora de recomponer la maltrecha imagen del Ayuntamiento ante la opinión pública y buscar soluciones de emergencia de una vez por todas a la desesperada coyuntura económica municipal.
Otra cosa es el hecho constatable de que la tercera remodelación del gobierno local en dos años tampoco ha funcionado. Bajo el pretexto de mejorar y potenciar la coordinación y la comunicación interna —principales quejas de una mayoría de delegados que denunciaron ante la cúpula del partido sentirse ninguneados por Sánchez—, la alcaldesa acometió una nueva reestructuración en su organigrama que finalmente ha vuelto a fracasar. Está por ver si finalmente acomete una cuarta y habrá que ver si ésta resiste hasta mediados del año que viene, cuando toque una nueva cita con las urnas.
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