Numerosos artistas despiden al cantaor en su barrio de Santiago
Flamenco
Las campanas de Santiago, las de su barrio, despedían, al filo de las seis y cuarto de la tarde, a Fernando de la Morena. Allí, en su iglesia de toda la vida, le esperaban amigos y familiares, Jesús del Prendimiento y María Santísima del Desamparo para darle el último adiós. Muchos llevaban en el semblante ese vacío que da la marcha de alguien querido, y otros, dolidos por dentro pero sabedores de cómo habían sido sus últimos días, respiraban tranquilos en medio de la pena.
Fue el propio obispo de la Diocésis, Don José Mazuelos, el encargado de oficiar la misa por el eterno descanso del cantaor.
Querido y admirado por todos, Fernando se llevó el aplauso de su gente, de su barrio mientras en el aire se oía aquello de ‘qué grande eres, cantaor’.
Artistas, miembros del mundo de las peñas y entidades flamencas, profesionales de la información, toreros, y como no, la representación municipal, en este caso a través del concejal de Cultura en funciones Francisco Camas, y de Antonion Saldaña, se congregaron para despedirle.
Fueron muchos de los jóvenes del barrio, esos que han convivido cara a cara con Tío Fernando, los que quisieron portar el féretro en su último viaje. Ali de la Tota lloraba desconsoladamente, igual que Manuel ‘El Borrico’, Juan Castro, Juan Grande y Nono de Periquín.
Junto a ellos, pero ya en segundo plano, Vicente Soto, Luis ‘El Zambo’, David Lagos y Melchora Ortega, Diego Vargas, José ‘El Mijita’, Ana María López, Pepe del Morao, El Pijo, Manuel Fernández ‘El Gordo’, Niño de la Fragua, El Gómez de Jerez, Manuel Morao, Pepe Marín, Curro Carrasco, El Zorri, Rafael Agarrado, la exdelegada de Cultura Loli Barroso, El Pele, María Bermúdez, Javier Patino, Carlos Merino, El Bo, Diego Carrasco, Maloko, Joselete, Juan Diego....así una larga lista de amigos y compañeros, donde destacó la presencia del presidente del Círculo Flamenco de Madrid, Carlos Martín Ballester, desplazado expresamente desde la capital de España.
Sin embargo, las muestras de cariño hacia Fernando se produjeron desde primera hora de la mañana en las redes sociales, tanto a nivel de instituciones como a nivel de artistas y personas relacionadas con el mundo del flamenco de todas partes del planeta. Vídeos, fotografías y dedicatorias inundaron las redes que de alguna forma se convirtieron en una especie de muro-homenaje hacia su figura, querida y admirada en toda España y fuera de ella.
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