Opinión: Agua en medio del desierto
Es normal que tras siete años de promesas y declaraciones vanas, los padres y madres del San José Obrero se muestren un tanto escépticos ante cualquier propuesta. Han sido cuatro los delegados que han pasado por el cargo desde entonces, y ninguno ha sido capaz de culminar las obras. Desde el Ampa se agradece el talante de Juan Luis Belizón, el nuevo delegado, que en sólo tres meses ha mostrado plena predisposición a concluir proyectos antiguos como el del Quiñones, San José Obrero e incluso el del nuevo instituto. Pero claro, hablamos de políticos, una especie cuya credibilidad no goza de su mejor momento. Será cuestión de tiempo y de confiar ya no en el cargo, sino en las personas.
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