Tierra de nadie
¿Por qué?
Osborne lleva la sostenibilidad implícita en su ADN desde su creación hace 250 años, un compromiso al que concede tanta importancia como a la proteccióny el progreso de las zonas donde desarrolla su actividad, el origen en el que tienen su esencia sus marcas y por el que se preocupa como si de un vecino más se tratase.
La compañía, que tiene su origen en el negocio de los vinos de Jerez en El Puerto, concibe la sostenibilidad como un medio para conservar la autenticidad y garantizar el progreso. Su principal objetivo, en este sentido, es preservar el entorno rural y rescatar la España vaciada mediante la puesta en valor de productos, oficios centenarios, tradiciones, procesos artesanales y ecosistemas vinculados a la gastronomía.
La sostenibilidad es además un eje principal del plan estratégico de Osborne y un elemento transversal en toda su gestión, señala la compañía en un comunicado, en el que recuerda que en 2022 consiguió la certificación QSostenible en todas sus plantas de producción, lo que garantiza la sostenibilidad de construcciones, proyectos y eventos, para que sean un ejemplo de sostenibilidad y viabilidad económica.
Del mismo modo, el año pasado también logró la certificación Q-ODS, que reconoce el compromiso de Osborne con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 impulsados por las Naciones Unidas, que trabaja en 76 metas que se identifican con 4 ODS estratégicos: trabajo decente y crecimiento económico; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumos responsables; y vida de ecosistemas terrestres.
En la actualidad, Osborne se encuentra en pleno desarrollo e implantación de numerosos proyectos en materia de sostenibilidad en sus distintos centros de producción:
Estas acciones se suman a las llevadas a caboen 2022 centradas en los siguientes proyectos:
Luis González, director de Operaciones de la compañía, explica que “Osborne tiene como eje principal de su plan estratégico a corto plazo un proyecto que aporte soluciones a los retos del desarrollo sostenible muy ligado a la innovación y a una forma de pensar concreta que está implícita en nuestro ADN desde hace 250 años. Un compromiso con aquellas zonas en las que estamos presentes, donde está nuestra materia prima y donde somos uno más, haciendo hincapié en los retos a corto, medio y largo plazo".
Entre estos retos, González cita "la reducción de la huella hídrica, tomando medidas para la reducción y reutilización del agua disponible en nuestros centros de trabajo, junto al objetivo de la neutralidad de emisiones a la atmósfera mediante inversiones encaminadas a la producción de energías limpias. Otros ejemplos son la instalación de placas fotovoltaicas y la modificación de los procesos productivos de manera que utilicen menos recursos y reduzcan sus necesidades energéticas".
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