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Una fundación que no tiene actividad desde hacía más de una década se hará cargo de la gestión del Teatro Villamarta, el principal equipamiento cultural de la ciudad. La explotación del espacio escénico se encomendará a la Fundación Universitaria de Jerez, un órgano que se creó en 1982 para promover que Jerez contara con actividad vinculada a estos estudios superiores y que permanecía en el ostracismo -de hecho, hace dos años se barajó su disolución-.
Ayer se reunió el patronato de la Fundación Villamarta para iniciar los trámites de disolución, un encuentro donde el gobierno local del PSOE anunció el nuevo órgano que gestionará el coliseo. En un principio, todo apuntaba a que iba a ser la Fundación Andrés de Ribera, que tiene a su cargo los Museos de la Atalaya, la que se haría cargo del espacio escénico. Sin embargo, se ha optado finalmente por la Fundación Universitaria de Jerez ya que los trámites serán "más fáciles", según apuntó ayer la alcaldesa, Mamen Sánchez. Aún es pronto para fijar una fecha en la que este órgano se ponga al frente del Villamarta puesto que aún tiene que salvarse un importante escollo, la disolución del patronato que ha regido el teatro desde su reapertura en 1998. Y la cuestión no es baladí porque ha surgido un problema jurídico puesto que la extinción tiene que ser autorizada por un juez, una circunstancia que podría retrasar la tramitación.
Casi desde el inicio de que se confirmó la obligatoriedad de liquidar la Fundación Teatro Villamarta se descartó que el Ayuntamiento asumiera directamente la gestión puesto que dificultaría notablemente la contratación de espectáculos al tener que aplicarse procedimientos de adjudicación menos flexibles que en un órgano autónomo.
Ante esto, la primera de las opciones pasaba por traspasar el teatro a la Fundación Andrés de Ribera, que en breve será de competencia exclusiva del Ayuntamiento tras la marcha de la Diputación. Sin embargo, se apreciaron varios inconvenientes que han acabado por descartarla. Para empezar, esta institución tiene una delicada situación económica que podría verse agravada tras la encomienda del teatro. Además, habría que realizar una homologación salarial entre las plantillas de ambos equipamientos y realizar una profunda reestructuración en su patronato. También se descartó la Caballero Bonald, otra de las fundaciones donde tiene participación mayoritaria el Ayuntamiento, ya que una incorporación de esta envergadura fagocitaría su actividad originaria y , además, debería contar con el beneplácito previo del escritor jerezano. Fue entonces cuando surgió la alternativa de la Fundación Universitaria de Jerez. Eran varias las ventajas, entre ellas que no tenía actividad ni personal ni patronato constituido. "Al no haber nada, todo el proceso será más rápido", argumentó Sánchez.
Pero, antes de que se proceda a la transmisión de los bienes y la encomienda de la gestión, el gobierno local tiene que llegar a un acuerdo con la Fundación Cajasol, que tiene una participación minoritaria en la institución. Eso sí, existen contactos con esta entidad vinculada a La Caixa para que se abran líneas de colaboración con el teatro (ya se barajó la posibilidad de que fuera uno de sus patrocinadores).
A partir de este momento se abren dos procedimientos paralelos que, finalmente, tendrán que confluir. Por un lado, se comenzará a trabajar en la preparación de la Fundación Universitaria de Jerez para que pueda asumir el teatro. Para ello no solo habrá un cambio de nombre (aún por definir) sino que también se tendrán que modificar sus estatutos. No en vano, este órgano está destinado a "la promoción y difusión de la acción educativa universitaria", según rezan sus normas.
Y, por otro lado, se tiene que acometer la disolución de la Fundación Teatro Villamarta. Ayer se aprobaron las cuentas de 2014, que volvieron a arrojar pérdidas, por lo que ya se encuentra de manera oficial en causa de disolución al acumular varios ejercicios en números rojos. De este modo, se tiene que ejecutar un proceso administrativo de extinción que debe concretar, entre otros asuntos, como hacer frente a las deudas que arrastra el teatro -el pasivo del Villamarta, según datos del presupuesto de 2014, ronda los 4,2 millones de euros-.
A esto se une que han surgido inconvenientes legales. La Ley de Fundaciones de Andalucía establece que una institución de este tipo solo puede ser liquidada mediante "resolución judicial"; en cambio, la normativa que regula las administraciones locales establece que la extinción de estos organismos debe hacerse de forma automática. Ante este conflicto de normas, el gobierno local ha solicitado un informe al Protectorado de las Fundaciones Andaluzas, órgano que asesora a las instituciones de este tipo en la comunidad, para dar los siguientes pasos. Por lo tanto, la Fundación Universitaria de Jerez no se podrá hacer cargo del teatro hasta que formalmente desaparezca el patronato del Villamarta.
Otra de las líneas de trabajo que se pretende acometer en los próximos meses será la conformación de una "mesa de expertos" que elabore un proyecto "que aúne la gestión del teatro con otras actividades culturales, en especial las que potencie el flamenco y las actividades ligadas a él, como base de la cultura de nuestra ciudad tras la exitosa experiencia del consagrado Festival de Jerez".
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