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Jerez/“En el ascensor cuando nos dábamos la espalda nos decían ‘no van a durar poco los interinos’. Pero nos pusimos a trabajar, pasaron cuatro años y ya dejamos de ser interinos”. Pedro Pacheco (Jerez, 1949) recuerda entre risas el panorama que encontró cuando accedió a la Alcaldía de Jerez en 1979. Un treintañero sin experiencia política que se convirtió en aquel año en el primer alcalde de la democracia de la ciudad, un cargo que finalmente ostentaría hasta 2003.
A punto de cumplir los 70 años, Pacheco habla del pasado con una mezcla de nostalgia y emoción. “Me acuerdo de que había una comisión de Feria del Caballo y pidieron verme porque no sabían nada de los que habían entrado el 2 de abril y la Feria era a principios de mayo. Les dije que la Feria seguía tal como estaban haciéndola”. “Fermín Bohórquez y Antonio Maldonado hicieron mucho en esa comisión y pidieron verme porque había un temor muy grande de los propietarios de caballos y carruajes”, explica, riéndose al acordarse de que “tenían miedo porque habían llegado los rojos”.
El ex alcalde reconoce que “Jerez y la sociedad española dio un gran cambiazo” en aquella época. “Lo que había era gente honesta pero con un sistema distinto. Había estado Miguel, Cantos Ropero, Jesús Mántaras, Corchado... Hay una foto que yo no quiero ni mirarla, quedamos dos de esa foto...”, rememora.
De hecho, no tiene problemas en señalar que “el Ayuntamiento tuvo la suerte de tener a Miguel. Era un hombre del régimen que tenía una amistad con el Franco total y que consiguió grandes cosas para la ciudad: consiguió Mercajerez, el polígono San Benito, algunos colegios, las instalaciones del Parque González Hontoria, el mercado de ganado y consiguió incluso hasta desviar la autopista Cádiz-Sevilla porque iba a ir por la parte de la residencia sanitaria”. “¡Qué duda cabe de que a Jerez le valió como grandes realizaciones la amistad y el origen de Miguel! Sin embargo, tú ibas por la calle y veías las bombillas, no había ni alcantarillado y estaba todo sin hacer. Se hicieron grandes obras impactantes, pero sin embargo bajábamos un poco y estaba todo sin hacer”, insiste.
En un Jerez en el que había mucho trabajo pendiente, Pacheco reconoce que no dudó en liderar un gobierno de concentración. “Sí, fue una experiencia. Obtuvimos 8 (PSA), 7 (UCD), 6 (PCE) y 6 (PSOE). Cada uno se votó así mismo y, en la segunda votación, yo salí elegido con los votos de mi partido”, señala. No obstante, “dije ‘Jerez necesita colaboración de todo el mundo’ y repartí concejalías entre los cuatro partidos, PCE, UCD, PSOE y nosotros, y nos llevábamos estupendamente”. “Fue una corporación que estuvo muy bien, creo que no hubo ninguna crisis y nos llevábamos bastante bien. Creo que fue una experiencia que en España no se hizo, no sé por qué”, lamenta. “Nosotros lo hicimos y veníamos de la más absoluta de la inexperiencia política, tan jóvenes, pero hicimos un pacto y funcionó a las mil maravillas y Jerez comenzó a arrancar”, destaca orgulloso mientras recuerda con entusiasmo a aquel alcalde de hace 40 años.
“Nos centramos en el cogollo de la ciudad, en el corazón, y comenzamos a ir radiando los efectos de las distintas políticas”, explica, añadiendo que fue así como “poco a poco empezamos a endeudarnos”. Aun así, “confiaron en nosotros y poco a poco se fue saliendo hacia arriba”.
Unos años dulces en los que la ciudad “nos entendió, confiaron en nosotros porque curiosamente el respaldo que nos dieron en las sucesivas elecciones demostraron que la gente estaban contenta con la ciudad que le estábamos haciendo. Había una gran satisfacción”, aunque “luego se llegó a una saturación de uno y otros”.
“Cualquier gracia les caía bien, estábamos como bendecidos”, afirma, de nuevo entre risas, asegurando que “había una simbiosis perfecta entre el pueblo de Jerez a partir del 1979 y hasta muchos años después con sus políticos”. “El Ayuntamiento lo convertimos en más allá de la locomotora de un tren. Montamos a mucha gente en los vagones pero el Ayuntamiento empezó a tirar y tirar y... tirar y no ha parado”.
Reconoce que quizás el tren acabó llevando a demasiados pasajeros pero es que “teníamos que escoger entre hacer eso o no hacer nada. Cometimos errores por no querer no actuar pero es que la inacción la vimos como peor que la acción”. Es entonces cuando rememora que Jerez tuvo que soportar una “crisis bodeguera, la entrada de Rumasa en muchísimas bodegas, la crisis de Rumasa y la invasión del Estado, la política de arranque de viña... y, además, no tuvimos ninguna ayuda de los dos grandes partidos”.
Por ellos, muchas décadas después de estos inicios, subraya con amargura que en Jerez “todo lo que hicimos fue frente a PP y PSOE, jamás recibimos un mínimo trato, todo nos costó mucho esfuerzo. Mucha gente hoy en día se puede sentir orgullosa de que lo que conseguimos fue ‘a pesar de’. Nuestro partido no era muy fuerte, el nacionalismo andaluz, pero irrumpimos con mucha fuerza y no nos dieron el trato que a Jerez le correspondía cuando era el polo que atraía riqueza a la provincia”.
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