"Con Paco murió una parte de la guitarra, la otra es cosa nuestra"
Reserva Flamenca · Manuel Valencia. Guitarrista
El jerezano recibe con entusiasmo su reciente reconocimiento con la Venencia Flamenca de Los Palacios y habla de su próximo compromiso en la Bienal, donde presentará 'De Jerez, el toque'
Su constante crecimiento como guitarrista no pasa desapercibido para el mundo del flamenco, que ve en Manuel Valencia uno de los principales sucesores para mantener el soniquete de la guitarra de Jerez. A punto de cumplir la treintena, el tocaor de La Asunción acaba de ser galardonado con la Venencia Flamenca, un premio que cada año entrega la Peña Pozo de las Penas de Los Palacios a los jóvenes valores del cante, el toque y el baile.
Valencia se une así a la lista de paisanos que ya han recibido este premio, y que conforman Mercedes Ruiz, galardonada en 2003, y el guitarrista Santiago Lara, en 2010. Otros artistas que tienen el privilegio de ostentar este reconocimiento son la bailaora de Puerto Real, Paloma Fantova, la última en recibirlo, Arcángel, Dani de Morón, José Valencia, Rocío Molina, Ricardo Miño, Argentina, Amador Rojas, y la cantaora almeriense Toñi Fernández.
-¿Qué supone este premio para usted?
-Antes que nada una sorpresa, porque lo último que pensaba es que me iban a dar un premio, sobre todo porque uno siempre está tocando pa cantar y el protagonista es siempre el cantaor. Que te reconozcan algo que llevas haciendo varios años es una satisfacción enorme.
-Más aún en un abanico de gente joven como la de ahora...
-Claro, porque en lo que a guitarristas se refiere está la cosa muy bien, no conozco a nadie que toque malamente.
-Este tipo de premios, y de la manera en la que se conceden, ¿hace que todas las horas que uno le echa merezcan la pena?
-Hombre, para mí es un regalo a la constancia. No sé si seré bueno o malo, pero me dedico en cuerpo y alma a la profesión que es la guitarra y de eso me enorgullezco.
-Porque, ¿cómo es la vida diaria de Manuel Valencia?
-Pues mira, nada más que me levanto por la mañana me pongo con la guitarra y luego por la tarde siempre la cojo un ratillo. Ahora, en cambio, con esto de la Bienal y la gala del premio la verdad es que estoy doblando turno. Le estoy echando más horas que un reloj (risas).
-Claro, porque este año tiene su sitio reservado en solitario en la Bienal...
-Sí, esa es otra cosa que me ha sorprendido mucho porque no había presentado ni proyecto ni nada y me llamaron para tocar en solitario. Ha sido todo en una semana, por eso todavía no me lo creo.
-Le veo tenso cuando habla de la Bienal...
-Más que tenso obsesionado porque ya sueño hasta de noche con el concierto (risas). Yo no soy un guitarrista de concierto y no estoy acostumbrado, por eso me preocupo, aunque tampoco es que me dé miedo.
-¿Y cómo será 'De Jerez, el toque'?
-Ahora mismo tengo claro el repertorio, y bueno, todos los días hago el concierto entero, de arriba a abajo, para que cuando llegue el día esté todo bajo control. Mi idea es tocar yo solo, con una percusión y dos palmas. Al menos por ahora, a lo mejor de aquí a septiembre cambia todo (risas). Quiero enfrentarme solo al toro. Luego, para la gala de la Venencia Flamenca sí que llevaré a mi prima Felipa del Moreno, Jesús Méndez y David Carpio. Tengo claro que el premio me lo han dado por lo que he hecho hasta ahora, acompañar, por eso he preferido rodearme de gente. Invité a los tres y los tres han aceptado de buena gana.
-Si echa la vista atrás y se ve tocando, ¿nota su toque muy cambiado?
-Claro que sí. El otro día estaba en el hotel con Jesús Méndez y David (Carpio) viendo vídeos antiguos, veía mis manos y no parecían las mías. Ni siquiera el concepto es el mismo. Antes, a lo mejor, tocaba las cosas de Manuel Parrilla y de Morao y con eso me conformaba y disfrutaba. Pero poco a poco uno va buscando su propio camino.
-¿Eso lo da la edad?
-Sí, pero también tienes que buscarlo porque si no buscas ser tú mismo te quedas ahí.
-Porque tocando para acompañar es fácil acomodarse...
-Es muy fácil, sobre todo si vas con cantaores que tienen su repertorio. A mí nunca me ha gustado conformarme con eso, no me gustaría tener 60 años y estar tocando lo mismo.
-Tocarle a gente tan dispar como Pansequito, Aurora Vargas, Vicente Soto, Agujetas, David Carpio, Jesús Méndez o Felipa del Moreno, ¿le hace a uno evolucionar?
-Por eso mismo no te puedes acomodar porque si hoy estás acompañando a uno y mañana a otro tienes que estar siempre al loro. Me explico. Las falsetas que tú le haces a Pansequito no le pegan a mi prima Felipa, o las falsetas que le hago a Jesús se las hago a Panseco y me seguro que me dice '¿qué estás haciendo?' Uno tiene que ir acorde con quién está acompañando, y eso además me ha hecho abrirme la mente. No es igual tocarle a Manuel Agujetas o Vicente Soto, que sólo tienes que seguirlos, que hacerlo a Pansequito, que quizás sea uno de los más difícil de acompañar porque alarga los tercios. Lo bueno es que te guste el cante, porque si no es complicado.
-En su trayectoria, ¿qué significa la figura de Gerardo Núñez?
-Mucho, Gerardo me da mucha caña (risas), pero no sólo con la guitarra sino que me pone al día del mundo. Me habla de política, de la bolsa... y eso me ha hecho ver las cosas de otra manera. Sus consejos me han servido muchísimo a la hora de ser guitarrista sobre todo a nivel técnico y artístico.
-¿Le ha enseñado a ver la otra cara de la guitarra?
-Sí, porque Gerardo es un guitarrista de concierto puro, cuando te subes con él a un escenario, si te gusta la guitarra, lo flipas. Tiene una manera de tocar increíble. De no haberme cruzado con él en mi carrera vería las cosas de una manera más localista.
-Antes habló de las noches de hotel, de los viajes... ¿Se acostumbra uno a esa vida?
-Ahora me cuesta más que antes porque tengo un niño de 10 meses y medio. Me cuesta despegarme y eso que todavía no habla, cuando me diga papá me moriré (risas). La vida del artista es difícil, tiene su parte mala, que viajas mucho y a veces no tienes más familia que quien va contigo trabajando, pero luego también tiene su parte buena porque conoces mundo, conoces cultura y eso te abre la mente.
-¿Qué es lo que más le gusta cuando sale fuera de España?
-La pasión que tienen los extranjeros por nuestra música, y las ganas que le ponen para aprenderla. Notas que tienen una ilusión distinta a los que de aquí. Tú pones un espectáculo de flamenco fuera y se llena, pero además lo que quieren es flamenco tradicional. También baile y la guitarra de concierto. Por ejemplo, Gerardo mete a cuatro o cinco mil personas tocando fuera. Eso es increíble y sin embargo aquí no le dan la importancia que debería tener.
-¿Se preocupa porque su guitarra suene a Jerez?
-Me preocupo porque el toque de Jerez tradicional esté ahí. Hace tiempo que me propuse coger el toque tradicional de Jerez y añadirle ingredientes propios, eso es lo que me motiva. A mí me gusta acompañar de manera clásica, a no ser que el cantaor te lo pida, como me ocurre con Felipa o La Macanita que cuando hace una bulería del último disco quiere acordes más actuales.
-Hace tiempo que tiene en mente grabar un disco, ¿cómo va la idea a día de hoy?
-Está parada porque ahora no tengo tiempo. Grabé dos temas, pero poco más. Los discos llegan cuando tienen que llegar, como los hijos y cuando sea el momento me meteré de lleno.
-Lleva usted la guitarra firmada por Paco de Lucía, ¿recuerda cómo se la firmó?
-Lo recuerdo como si fuese ayer. Era la primera vez que estaba con el maestro. Íbamos Jesús Méndez, El Quini, Miguel Salado y mi tío Rafael Agarrado, que fue el que nos llevó, y recuerdo que llegué a mi casa con una felicidad increíble. Nos dejó a todos flipados y tengo claro que en una multitud ese hombre tenía una luz. El vacío que ha dejado es irreparable.
-¿Y qué pasará ahora que no está él?
-No lo sé, estamos esperando a ver por dónde irán los derroteros en la guitarra. Está claro que una parte de la guitarra ha muerto con Paco, pero la otra parte debe servir de alimento para los que seguimos, es cosa nuestra.
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