Pasen, vean y si pueden, compren
Algunos comerciantes ven una Navidad "más alegre", otros dicen que "la cosa está boniata, chiquilla"

Estos días la plaza de abastos anda entre carteles de 'genuino pollo de corral' y patas rusas. Se viste de gala para unas fechas que pueden suponer, si son unas Navidades buenas, el doble o el triple de las ventas de un mes normal. Así que se da el do de pecho, el todo por el todo para reivindicar el valor del mercado tradicional, de los puestos de "toda la vida", y aunque para algunos esta temporada va mejor que 2013, para otros la cosa está "boniata chiquilla".
Los días 22, 23 y la misma mañana del 24, el mercado central se convierte en una pequeña ciudad. Tras un primer cafelito o un chocolate con churros, la plaza espera con los brazos abiertos a aquellos que han dejado las compras para el último momento, bien por cuestiones de tiempo o para no ocupar la nevera con piezas tan grandes como el pavo. En pocos metros te puedes llevar a casa una flor de pascua, el pavo, los avíos del puchero, un poco de marisco, la fruta y algo de turrón. Así es la plaza. Ahí están los clientes de diario más aquellos que van con sus hijos como tradición navideña. La cuestión es ir.
"Parece que la cosita va un poco mejor. Desde la semana pasada me hacen reserva y estos días son de recogida. Creo que llegaré al 20% más que el año pasado", declara Maite Real. En su puesto 'triunfa' el pavo de campo, "es lo que más se llevan. Eso no puede fallar en la mesa porque es tradición, y la gente joven va buscando el mismo pavo pero deshuesado, relleno de pasas, piñones... Lo importante es que la tradición del pavo no se pierda". También ve más alegría Juan Pablo González. "Lo que más se llevan son las carnes mechadas, carnes rellenas, el caldo, los chicharrones son un pelotazo...", cuenta González, quien reconoce que el valor de la plaza también es el trato con los comerciantes. "Muchos llegan y te preguntan cómo puedes hacer esto, cómo sale mejor lo otro. Para eso estamos, es lo bonito", dice. Un ejemplo, cabeza de lomo mechada en manteca. Lo explica así, tomen nota: "Lleva unos ajitos con sus cáscaras, la manteca y un poco de laurel, se va refriendo; después agregas la carne, le das vueltecitas, sellándola con esa manteca. A continuación se le echa comino, orégano, sal y un poquito de pimienta. Lo rehogas, rehogas, y después, un poco de oloroso, vino blanco..., el que tengas en casa. Lo dejas a fuego lento y se mecha sola. Riquísima".
Toda una vida tras un mostrador lleva Francisco Fernández. Su madre ya trabajaba en un puesto de la plaza cuando él era pequeño, así que la vida de 'Paco', como le llaman sus clientas, es el mercado. "En los días de Navidad la gente te compra y te cuenta cómo va a estar estos días en casa. Te cuentan las historias, quién viene a comer, qué trae la nuera... Estos días hay más trabajo, pero gusta estar aquí", reconoce.
Abraham Garrido es otro de los que se le ve disfrutando en estas fechas entre huesos de caldo y carne de guiso. Precisamente está viendo cómo la gente al no tener mucho presupuesto, "está tirando de las berzitas, del guisoteo, cuchareo bueno. Vendemos carne de guiso, manitas, papada... Aquí ya no hay tanto solomillo ni entrecot ni tantas presas. Se vende algo, porque siempre hay gente que está bien, pero las familias van para los guisos y barbacoas. Está muy bien, a mí me gusta".
No todos ven el mismo color en sus cuentas. Jesús Ramírez declara que si bien la cosa no ha ido a peor, tampoco nota un aumento en las ventas, "se han estabilizado". "La gente joven no viene al mercado, los que trabajan aprovechan los fines de semana para ir a las grandes superficies, y el que está parado, chungo", apunta el empresario. A las grandes superficies y a la falta de aparcamiento también le echa la culpa Manuel Durán, pescadero de la plaza: "La cosa está muy pobre. La gente viene con otro espíritu, hay algo más de alegría pero poco. Esos años buenos no son". En la zona de pescadería lo que más se está vendiendo estos días son las gambas, mejillones, langostinos y patas rusas. "¡Cuánto han cambiado las compras de Navidad! Ni pensamiento vamos. Este año lo veo peor, la gente no se lleva pescado, sólo algo de marisco", comenta Juana Monje. Las ventas en pescadería, en líneas generales, están siendo "tranquilitas". Como en el puesto de Tamara Muñoz, quien a pesar de su juventud lleva ya doce años con las botas puestas: "Estos días no parecen ni Navidad. Es un trabajo duro, se pasa fatiga, frío en invierno, y mucho calor en verano. He vivido los años buenos y los malos, y ahora hay mucha competencia fuera de la plaza". Estos días el mercado tiene otro color, otro sabor. Pasen y vean. Y si pueden, compren.
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