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Pilar Sánchez, al límite: de la mayoría absoluta a la soledad del poder

La alcaldesa jerezana confía en revalidar su candidatura y espera recuperar el terreno perdido ante tanto frente abierto

D.F

11 de abril 2010 - 09:00

La alcaldesa jerezana, Pilar Sánchez, hoy se encuentra frente a un muro. Ha puesto en marcha un plan para rodearlo, pero el tiempo y los sondeos juegan en su contra. La deuda asfixia su gestión institucional y cada vez es más insostenible su guerra abierta con los delegados críticos de su equipo, como demostraron el viernes pasado, cuando amenazaron con salir los ocho del gobierno en bloque, si ella finalmente fulminaba al delegado de Juventud, Francisco Benavent, que días antes dimitió de la junta de gobierno al no compartir la gestión de la regidora.

El partido aplacó la rebelión desde Sevilla, pero no será hasta mañana lunes, durante la reunión que mantendrán en Cádiz la regidora, sus concejales, el secretario provincial, Francisco González Cabaña, y la secretaria de Organización del PSOE andaluz, Susana Díaz, cuando se aborde el conflicto en profundidad. Así transcurre la vida en el Ayuntamiento de Jerez desde hace tres años, los que lleva el PSOE instalado en la mayoría absoluta. Los críticos denunciaron ante la dirección del partido hace ya 10 meses que la gestión de Sánchez era suicida para los intereses del PSOE. Y es paradójico, porque la alcaldesa empezó la legislatura siendo la regidora socialista con mejor cartel y como la gaseosa ha perdido fuerza a medida que transcurren los meses. De la mayoría absoluta a la soledad del poder. Y esta experiencia común entre los líderes se agudizó desde que mezcló lo personal y lo público y situó a su marido, Juan Carlos Jiménez, al frente de su gabinete. Junto a éste, que dimitió y ha vuelto a ser su escolta, sólo unos cuantos asesores y su secretaria formaron su núcleo duro —una especie de mini gobierno no electo— y a medida que pasó el tiempo sus delegados se sintieron ninguneados.

A esto hay que añadir su desencuentro crónico con Cabaña, ambos son como dos números primos que nunca se encontrarán. Ella nunca lo disimuló y este hecho la apartó de cualquier posibilidad de tocar poder tanto en lo orgánico como en lo institucional mientras Manuel Chaves y Luis Pizarro gobernaron el PSOE-A. Tampoco con el liderazgo del presidente andaluz José Antonio Griñán y Rafael Velasco ha cambiado su suerte. Ni ella, que obtuvo la victoria más aplastante del PSOE andaluz en los últimos comicios, ni los suyos forman parte de la ejecutiva andaluza ni ocupan cargo institucional alguno. Sin embargo, Griñán le dio un balón de oxígeno cuando la vino a ratificar como candidata para 2011 hace un mes.

Pese a ello, los críticos han pasado a la acción y ahora hacen valer su acta cada vez que no comparten la decisión de la alcaldesa. Así se reflejó cuando Sánchez intentó impulsar un Expediente de Regulación de Empleo en el Consistorio para sanear las cuentas municipales y la mayoría se negó a colaborar; y, sobre todo, este viernes haciendo piña todos con Benavent. El partido le encomendó a Sánchez en octubre pasado que recomponga a todos los niveles, empezando por su equipo, y que le diese la vuelta a las encuestas mejorando su imagen a través de los medios. Pero los sondeos siguen siendo los que son y para algunos concejales llega tarde la también secretaria general del PSOE de Jerez en su intento por reconciliar.

Pese a no contar con el apoyo de su equipo, Sánchez, al fin y al cabo quien tiene la última palabra, ha puesto en marcha su plan para recuperar el terreno perdido. Dio un giro en su gestión el viernes cuando prescindió de sus asesores y anunció un paquete de medidas para ahorrar. Pero no midió los tiempos y el cese de Benavent, anunciado a la vez, dejó al descubierto los frentes abiertos. Qué saldrá de la reunión de mañana no se sabe, pero será crucial para el PSOE de toda la provincia. El PP quema todas las naves en Jerez, consciente de que la Diputación puede estar más cerca que nunca. Las vísceras son mala compañía para gobernar y la alcaldesa parece haberlo olvidado. Pero resulta chocante contemplar cómo el partido, cuando la experiencia es un grado, no ha querido o sabido atajar el desaguisado de Jerez. La disparatada puesta en escena, el principal alimento de un gobierno hoy en franca descomposición, habla por sí sola.

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