La ciudad y los días
Carlos Colón
Nunca estuvieron todos
El jerezano Samuel Martínez, conocido como Pol Tattoo, ha comenzado el año a lo grande. El tatuador ha realizado este mes de enero un impresionante mural de Lola Flores en el barrio de San Miguel con motivo de su nacimiento, y hace unos días participó en la presentación de Jerez en Fitur, con una obra del caballo Yente pintado con vinos de Jerez.
Precisamente estos dos últimos trabajos los ha realizado sin cobrar absolutamente nada del Ayuntamiento. Ha querido colaborar con el Ayuntamiento en estos actos porque ama su ciudad y porque así agradece a los jerezanos el apoyo -dice el tatuador- que le han dado en todos sus años de profesión. Ejemplo de saber estar y saber hacer. Sus obras cada vez tienen más seguidores, sus retratos en la calle atraen todas las miradas y su estudio Pol Tattoo Studio tiene clientes de toda España. ¿Su éxito? Él dice que rodearse de un equipo formado por amigos, no competir y disfrutar de su trabajo.
Premio Ciudad de Jerez, el mural de Lola Flores, Fitur… Se ha convertido en ‘marca Jerez’. ¿Cómo está viviendo este momento profesional?
Estoy muy contento, contentísimo, pero un poco saturado. El Premio Ciudad de Jerez fue un antes y un después en mi carrera, es algo que nunca pensé que fuera a conseguir. En menos de dos meses han venido muchos eventos seguidos y en el estudio también tengo mucho trabajo. El momento profesional está siendo una maravilla. Abro agenda el 1 de febrero, pero quiero descansar un poco, y luego volver a los proyectos, que tengo muchos en mente y propuestas por todos lados. Lo que ocurre es que no quiero ser un pesado, tengo la cosita de que estoy en todos los sitios y no quiero que la gente me coja manía.
La calle siempre ha sido un gran escaparate y ahora el ‘graffiti’ se ha convertido (en muchos casos) en arte callejero. ¿Cómo ve la evolución?
Cuando empecé a pintar graffitis era poco más que un vándalo. Lo que hacíamos era firmar y ya está, detrás de la barriada, detrás del bloque, en alguna nave abandonada... Conforme se va profesionalizando y después de buscarme la vida haciendo encargos, todo se hace de otra manera, más estética, con otro punto de vista, más artístico, sin apenas improvisar... Y la madurez del artista también se nota. Veo mis trabajos de hace 15 años y están guay para la época, pero objetivamente hay muchas cosas que no me gustan. Es buena señal, estamos evolucionando. Ahora todo es más profesional y crecemos como artistas.
¿Cuánto le puede llevar un trabajo de grandes dimensiones como los que ha realizado recientemente en la calle?
El tiempo en pintar un mural o graffiti depende de la complejidad de la obra. En el parque de Bomberos pinté unos cuantos retratos, son mucho más grandes que el cuadro de Lola Flores, pero tardé mucho menos. Son menos complejos y estaba a pie de calle, no montado en una escalera como con el de Lola Flores. El tiempo ya no sólo lo marca el tamaño sino la complejidad en su conjunto. Con el cuadro de Lola Flores estuve como unas 15 horas pintando.
Siempre ha estado muy implicado con las causas solidarias.
La verdad es que van surgiendo los eventos. En el estudio somos un equipo de 10 y siempre nos gusta sacar dinero para alguna causa que le haga falta. Llevamos como unos cinco años haciendo tatuajes solidarios, el año pasado conseguimos unos 7.400 euros. Mi mujer y yo vamos los días libres a repartir alimento a gente que está en la calle con la asociación VitaNova y hacemos más cosas, pero vamos, lo normal. Nosotros lo vemos normal porque es la educación que nos han dado y si podemos ayudar con nuestro trabajo, es muy gratificante y sobre todo, que ayudas.
¿Qué proyectos tiene en mente para este año? El mundo del flamenco le atrae.
Este año tenemos unos cuantos proyectos en varias direcciones. En este sentido me gustaría resaltar que todo lo que hago con el Ayuntamiento son colaboraciones, no son encargos. No cobro nada y lo hago porque quiero hacerlo. Lo que he hecho con lo de Lola Flores, con Fitur... No cobro nada, ni el material, lo pago yo porque quiero hacerlo así.
El Ayuntamiento siempre me ha preguntado cuánto vale, pero no quiero cobrar nada. Lo hago porque me gusta y creo que tengo una deuda pendiente con Jerez porque siempre me he sentido muy apoyado por la ciudad y por los jerezanos. Mi trabajo con el Ayuntamiento no ha costado nada a los jerezanos, quiero que quede claro, lo he pagado yo con mi dinero.
En cuanto a los proyectos, vamos a pintar artistas del flamenco (bailaores, músicos...) en sus barrios, por ejemplo.
Su estudio está siendo un boom: instalaciones nuevas y un gran equipo de tatuadores. ¿Cuál es el éxito?
El éxito está en el equipo, somos muy amigos. A Fran Castro (Cosa.V), que pintó a La Paquera, es amigo mío desde pequeño. Pintamos graffitis desde los 12 años y tenemos 36. A Trix Tattoo y a Iván los conozco por lo menos desde hace 10 años, y es que la mayoría del estudio somos amigos desde hace años, y eso se nota. El ambiente es un ambiente de amistad, nos ayudamos mucho entre nosotros y vas aprendiendo de tus compañeros, de los consejos. El trabajo de aquí sale como 'revisado' entre muchos artistas y eso hace que mejoremos día a día. El éxito está en que no competimos, vamos todos a una. Venimos a trabajar, pero es que nos lo pasamos muy bien.
¿Qué caracteriza su obra para que sea uno de los tatuadores más demandado en la actualidad?
No es sólo cosa mía, es que el estudio completo tiene trabajo. Y viene mucha gente de fuera, incluso fuera de Andalucía. Yo creo que incluso el 50% de los clientes vienen de fuera. Llevo muchos años tatuando y la gente es la que decide. Lo bueno de que haya muchos tatuadores es que hay mucha variedad para elegir. Trix tiene la agenda completa, Cosa tiene todo cogido hasta después de verano... Es cosa de todo el equipo.
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