Psicología y el arte de la poesía

Psicología y el arte de la poesía
Psicología y el arte de la poesía
Juan Manuel Gutiérrez

12 de abril 2016 - 01:00

DESDE el año 1999, la Unesco declaró el día 21 de marzo como día mundial de la poesía. No es casualidad, que este día, sea el mismo en el que el invierno se retire cediendo sus privilegios a la siempre ansiada primavera. Una estación del año, en la que las emociones parecen desplegarse, cobrando protagonismo en cada una de las reflexiones del día a día. Como dos parientes cercanos, la primavera y la poesía, permiten entender, de forma inesperada o repentina, las metas y deseos que dan sentido a la vida.

Uno de los objetivos primordiales de la poesía, es crear la emoción a través del lenguaje. La emoción, es un mecanismo adaptativo que nos ayuda a acercarnos a lo que deseamos o a alejarnos de aquello que nos puede perjudicar. En este sentido, poetas y psicólogos pueden hermanarse en ese objetivo primordial, que es facilitar la adaptación de muchas de aquellas personas que sufren de su existencia.

Precisamente, hace unos días, tuve la satisfacción de presentar en Jerez un magnífico libro de poesía, la ópera prima del poeta jerezano Álvaro Macías. Tras la lectura de este poemario, "Los inocentes o las ruinas", parece casi inevitable establecer este paralelismo entre poesía y psicología. La psicología cognitiva, trata de transformar la perspectiva desde la que la persona que sufre ve el mundo que le rodea, ya que esta percepción es determinante en la construcción de sus sentimientos y de sus emociones. Desde mi punto de vista, eso es, precisamente, lo que debe conseguir la literatura y sobre todo la poesía. El poeta, pretende utilizar las palabras adecuadas para generar las emociones deseadas en el lector. Se trata de crear un maridaje entre distintas emociones y sentimientos que provoquen en el lector sensaciones distintas a las habituales, que le obligue a salir de su zona de confort y construir nuevas perspectivas sobre los acontecimientos y, así, promover la reflexión y sobre todo, estimular la duda.

Dudar, a pesar de que la duda, en muchas ocasiones, puede resultar incluso angustiosa, es la base del crecimiento y desarrollo personal. Por esta razón, no tendríamos que temer a la duda, sino tratar de sacar de ella el máximo partido.

En sus poemas Álvaro Macías, muestra, con mucho talento, estas contradicciones a las que la vida nos hace enfrentarnos una y otra vez. En ellos, consigue generar emociones y estimular reflexiones que, no sin la duda, ayudan al lector a crecer.

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