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Jerez, destino de moda para el puente de diciembre

"El cante más puro no vende, ya no lo quieren ni en Jerez"

Diego agujetas. cantaor

Junto a su hermano Luis son los dos únicos hijos varones que quedan del Viejo Agujetas, un cantaor al que considera "irrepetible" y "muy difícil de copiar".

El cantaor Diego Agujetas, durante su entrevista en Jerez. / Vanesa Lobo
Fran Pereira

02 de abril 2017 - 09:20

Guarda los secretos de una estirpe fundamental en el cante. Es Diego de los Santos Pastor 'Diego Agujetas' (Jerez, 1947), un cantaor de los que quedan pocos. Defiende a muerte el legado de su padre, el Viejo Agujetas, y reconoce que como su hermano Manuel ha habido muy pocos. Charlamos con él y su habitual guitarrista, el jerezano Alberto San Miguel.

-¿Canta usted menos de lo que quisiera?

-La verdad es que sí, no te voy a engañar. En los últimos meses he estado con la Peña Los Cernícalos, la Guarida del Ángel, donde estuve con mi primo Gitano de Bronce, y ahora voy a Albacete el próximo 21 de abril. Parece que muchas veces nos dan de lado.

-¿Y cuál cree que es el motivo?

-Pues no lo sé, porque donde vamos (habla en plural para referirse a Alberto San Miguel, que le acompaña) la gente sale contenta. En la programación de Jerez la última vez creo que fue en un Viernes Flamenco en 2010. Yo pienso que el cante puro no vende, pero lo peor es que no lo quieren ni en Jerez.

-Una pena, porque además cada vez quedáis menos de la vieja guardia...

-Claro, esa es otra cosa que habría que tener en cuenta. El cante que hacemos nosotros hay que protegerlo, y sin embargo, ocurre lo contrario, a veces te dicen que eso es demasiado puro. Eso es lo que no entiendo, la soleá, la seguiriya, los tarantos o las malagueñas son la raíz, pero en fin, yo todos los días canto por lo menos una hora y media, aunque sea porque es lo que me gusta.

-¿Y qué escucha?

-Mira, lo primero que escucho y que hago son seguiriyas, los machos, porque para hacer un macho por seguiriyas hay que estar preparado y la garganta tiene que estar ejercitada. También escucho soleá o fandangos, pero siempre adaptándolos a mi manera.

-¿Y a quién se los escucha?

-Sobre todo a mi pare. Lo que hacía mi pare es muy difícil, a veces lo tengo que dejar porque mete cosas con una facilidad que pare ce fácil pero no lo es. El viejo era un fenómeno. También me gusta escuchar a Tomás Pavón, que vino a Jerez a aprender el cante chico como se hace aquí. Eso lo sé por mi tío Diego El ciego (hermano del Viejo Agujetas), que se quedó ciego de mayor. Por eso mi padre cantaba 'mi sentío era que no lo sabía nadie/y andan vendiendo los ciegos papeletas por la calle'. Eso se lo cantaba al hermano.

-(...)

-Mira, ahora estoy preparando un disco de romances. Son textos de García Lorca que yo adapto a mi manera, a lo que es mi vida y a los tiempos actuales.

-Es curioso, porque cuando se califica el cante de los Agujetas los adjetivos más usados con salvaje, natural....cosas así. Me refiero a que no se ensaya, vamos...

-(Risas) Bueno, a mí me guste leer y estudiar, siempre lo he hecho. Yo he trabajado toda la vida de chapista, pero llevo toda la vida cantando, lo que pasa es que profesionalmente lo hice cuando ya tenía una edad. En mi familia hay hasta cinco generaciones de cantaores documentadas y de eso, aunque no quieras, te sale siempre algo.

-¿Quién le convenció entonces para cantar?

-Un chaval que se llama Miguel Campos, que me escuchó en Sevilla, en la Feria, y me dijo que me grababa un disco. Acepté y así empecé, pero vamos que me daba vergüenza cantarle a la gente.

-Después de la muerte de su hermano Manuel, de los varones del Viejo Agujetas, sólo quedáis su hermano Luis y usted. ¿Tiene más responsabilidad?

-Yo diría orgullo. Llevar el nombre de mi viejo es un orgullo, porque sabemos hacer sus cantes y aunque no se quiera, sale. Mi hermano Manuel hacía sus propias cosas, pero mi padre era distinto. Ahora, reconozco que mi hermano era único, ha habido pocos que hayan cantado como él.

-¿Se cantaba antes mejor que ahora?

-Ahora se sabe más de cante, pero antes se cantaba mejor. Tú escuchas una seguiriya ahora y no tiene nada que ver con la seguiriya de antes. Eso es lo que yo veo, ahora hay más alegría y eso es que la vida ha cambiado. La seguiriya de Manuel Torre está apagada completamente, no hay alegría. Te digo más, si vas a cantar a una peña no puedes hacer más de dos o tres letras por seguiriyas, si no, se va la gente. Ahora, si haces una soleá, aunque hagas muchas letras, es distinto. Pero soleá sin pararse. El cante por soleá tiene que ser del tirón, que tampoco sea hace.

-Usted es más de soleá que de seguiriyas, entonces...

-Sí, de soleá y de malagueña, también de seguiriya. De todas maneras, lo que a mí me disloca es el romance, pero por soleá, porque mi pare, por ejemplo, lo metía por alboreá.

-¿Cree que se han creado etiquetas a los Agujetas, para lo bueno y para lo malo?

-Puede ser. Yo he ido a algunas peñas y los presidentes me han recordado que Manuel había formado más de un lío. A él le perdía la lengua, porque luego yo no le he visto pelearse con nadie. A veces se metía en líos para nada. A mí me quería mucho, más de una vez pasaba por algún bar y dejaba dinero para que cuando llegara yo me tomara algo. Él no era malo, lo que pasa es que se creía sus propias cosas.

-¿Y hablaba con él de cante?

-¿Con él voy a hablar yo de cante? (Risas) A mí me decía que no se podía cantar por malagueñas, que iba a perder la voz (risas), por no decir otras cosas peores (risas). Él no admitía que nadie cantara mejor que él, y cuando a mí salía bien el cante, no veas (risas).

-Ahora que estamos en Cuaresma, ¿cantará alguna saeta?

-Siempre canto alguna. Este año no me he apuntado al concurso, pero bueno, alguna haré. Ahora lo que veo es que se está alargando la saeta demasiado. Aquí se hace la saeta cortita, no como en Sevilla que se alarga más. Mira, ahora que estamos hablando de mi hermano. Una vez, fíjate que estaba yo de militar en el Tempul, vinimos a la Plaza del Arenal a cantarle a una hermandad. Cómo serían las saetas que los penitentes partían los cirios en dos (risas).

-Ya que habla de saetas, ¿ha llegado a ganar mucho dinero cantando saetas?

-Dinero he ganado, pero bueno, tampoco tanto, entre otras cosas porque yo nunca me la he dado de saetero. Una vez me dieron el Premio Manuel Torre a la Mejor Saeta por seguiriyas en la Buena Gente, pero no he sido saetero. Eso sí, soy de los que pienso que las saetas hay que pagarlas.

-Ahora no se paga ni en las peñas, imagínese las saetas, ¿no?

-Eso es verdad, las peñas están pasando fatigas, y a veces te ofrecen dos reales. En ese tema namos para atrás, es una pena. A mí lo que me da coraje es que el Ayuntamiento o las instituciones, en vez de dar trabajo a los de aquí se traiga a la gente de fuera. Si nosotros vamos a Madrid y la gente está loca con nuestro cante, ¿van a traer a la gente de allí a cantar aquí?

-Me dicen que tiene usted varios sobrinos y sobrinas que apuntan maneras. Los Agujetas de Rota...

-Sí, mis sobrinas Amparo y Pili y mi sobrino Manuel. Apuntan maneras sí, pero ahora hay que verlos encima de un escenario porque cantar ahí arriba no es lo mismo que hacerlo aquí a mi vera.

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