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Emocionado y agradecido puso punto y seguido Rafael Soto, porque de alguna manera siempre seguirá ligado a la Real Escuela de Arte Ecuestre, a su periplo en esta institución, a la que llegó allá por los años 80 y en la que ha conseguido “todo lo que soy”, apuntó en su despedida.
El jinete jerezano fue el protagonista principal del espectáculo ecuestre preparado para la ocasión y en el que participaron el propio Rafael Soto y su hijo Rafa, al que a partir de ahora dedicará gran parte de su tiempo. Junto a ellos, Álvaro Domecq y el resto de compañeros que conforman la REAE.
En las gradas del picadero cubierto, toda su familia, incluido su hermano que había venido sin avisar desde Mallorca, y una amplia representación del mundo de la política, desde la delegada de la Junta, Mercedes Colombo, al nuevo delegado territorial de Cultura y Turismo, Jorge Vázquez, la diputada nacional María José García-Pelayo e incluso el ex consejero de Turismo Juan Marín. No acudió la alcaldesa ni nadie de su equipo de gobierno, al coincidir, según han reconocido, con el acto de inauguración de la rotonda en el Paseo de Sementales.
Tampoco faltó el resto del personal de la Real Escuela, y numerosas personalidades del mundo del caballo, muchos de ellos amigos personales del jinete que habían viajado desde puntos tan dispares como Arabia Saudí, Japón o los Países Bajos.
“Para mí es un honor haber estado estos años aquí y ser partícipe del gran sueño de Don Álvaro Domecq y el sueño nuestro. Estoy encantado, me siento una persona realizada y con mucha suerte”, destacó una vez finalizado el espectáculo Rafael Soto, visiblemente emocionado ante lo que estaba aconteciendo.
“Soy un hombre de convencer a mis caballos y a mis jinetes y ojalá que esta Escuela siga aquí por muchos años y que mis nietos puedan verla siempre”, dijo tras descubrir una placa que lo recordará en el Recreo de las Cadenas.
Jorge Ramos, director de la institución, confesó que “ha sido un honor y un lujo para todos los que formamos parte de la Real Escuela haber podido compartir este momento tan emotivo con uno de los mejores profesionales que ha dado la equitación española”.
Rafael Soto Andrade pone así el broche de oro a su ‘matrimonio’ con la Real Escuela de Arte Ecuestre, que comenzó en 1987 y que le ha servido para forjarse como persona y jinete.
Así, con su inseparable e incondicional amigo Invasor, con el que la simbiosis era perfecta, Rafael ha participado en 3 Olimpiadas, siendo medalla de plata en Atenas 2004.
En 1994 ya había sido campeón de España de Doma Clásica a lomos de Flamenco, primer gran caballo de pura raza española (PRE) de la FREAAE en ganar el máximo concurso nacional. En 1995 consiguió el metal de bronce en el Nacional pero, preparando su debut olímpico, una lesión de última hora de Flamenco obliga a salir a escena al caballo suplente, un tordo de la ganadería Domecq. En 1998, 1999 y 2004, en cuanto al Campeonato de España se refiere, este binomio se posicionó en lo más alto del pódium y en 2000 y 2003, en la segunda plaza. En 2002, Rafael e Invasor obtuvieron la medalla de bronce en el Campeonato Mundial de Doma y, en 2003, la plata en el Campeonato Europeo de Doma. Ya en 2006, en la ciudad ecuestre alemana por antonomasia, Aquisgrán, jinete y caballo se despiden de la alta competición.
El caballo, animal con el que ha conseguido crear un fuerte vínculo de amistad, le ha dado todo al, hasta este viernes, jefe de Exhibiciones de la Fundación. Caballo de Oro en 1996, también fue Premio de los Deportes en 2004 y ha sido elegido, recientemente, Embajador Jerez Ciudad del Caballo.
Querido por todos, a partir de ahora, el jinete jerezano dedicará a partir de ahora su tiempo a ayudar a su hijo Rafael a abrirse camino en este mundo del caballo para cumplir su deseo de triunfar tal y como lo ha hecho su padre durante décadas.
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