Rarezas de Vinoble
Panorama
El salón de vinos generosos de Jerez exhibe algunas joyas de la investigación vinícola que van de lo divertido a lo complejo. Aquí van algunas de estas novedades
1.- Quady Winery son los californianos que se han asentado en elsalón de vinos de Jerez con una apuesta verdaderamente revolucionaria. Su vino se llama Palomino (traen algunos más) y la novedad se encuentra en que allí, en los valles de California, son capaces de recrear un fino, en las maneras de crianza y en la uva, que tiene una similitud con el jerez. Lo hacen con respeto y como homenaje al jerez.
2.- Frisan de Gel es “un vino cachondo”. Así lo definen en el expositor de Gramona, especializado en cava, pero que también juegan con vinos de hielo. Y decir jugar no es una forma de hablar. Lo dicen los mismos responsables de la bodega: “Es un juguete”. Utilizan una uva alemana, la gewurtztrammer, impronunciable, para remedar los moscateles italianos. El resultado en la boca es explosivo.
3.- Moscatel Roxo. El expositror de la bodega Simoes de Setúbal contaba con un moscatel que en nada se parece a lo que nosotros conocemos como tal. Su rosado, lo que ya es un logro (moscatel rosado), proviene de veinte hectáreas de viñedo que tiene seis meses de maceración y un año de barrica en los más jóvenes. Las diferentes variedades van mezclando añadas para dotar al vino de una gracia inexplicable. En cualquier caso, no todos los días saborea uno un moscatel rosado. O rojo.
4.- Cruz Vieja. La rareza no está en el vino, que es un magnífico fino en rama, tal y como ahora está de moda, sino en el hecho de que los hijos de un almacenista, Faustino González, que son 14, se hayan puesto de acuerdo para sacar adelante un proyecto que se materializa en 1.260 botellas. Todos los hermanos participan en este proyecto familiar, aunque Jaime González es el portavoz. “Me he criado en la bodega desde que tenía doce años y he aprendido de grandes capataces como Rafael Navarro. Creo que hemos conseguido un fino de una enorme calidad. Ahora será el mercado el que decida”.
5.- Robles. Bodega tradicional de Montilla que desde 1927 se dedica a los vinos generosos. Lo de los Robles es el 15-M del vino. Han puesto en marcha un proyecto abiertamente ecológico en el que los viñedos están poblado de flores y las flores están pobladas de abejas y de insectos. Esto significa, en palabras de Francisco Robles, “vida”. Los nutrientes que necesita la viña nacen de la tierra; la levadura que necesita el vino salen de la tierra... Tierra, tierra, y tierra. El alcohol, dice Robles, es de lo menos, y lo de más es el sabor afrutado. Piedra Luenga es el nombre del vino que juega en todas las categorías. La bodega cordobesa está en los primeros puestos de las empresas nacionales de ética empresarial y su gran revolución está en crear alimentos del vino. Robles hace gelatinas de fino y de oloroso y reducciones de Pedro Ximénez. “Son formas de buscar otros canales para nuestros productos”. Además, tienen protagonismo en las redes sociales con una iniciativa muy atractiva, que consiste en que se puede ser apadrinado por una viña. No apadrinar una viña, sino al contrario.
6.- Ovni, 2012. Con una etiqueta juvenil se presenta este Pedro Ximénez seco que tiene padres asturianos con Coalla Gorumet y jerezanos con Equipo Navazos. Amón Coalla defiende la curiosa etqieuta, como naif, en colores de fondo verdes, como un modo de llegar al público joven. Al fin y al cabo Ovni no es un objeto volante, sino vino al revés.
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