El Gallo Azul pronto recuperará sus luces de neón
El Rebusco
Una iluminación que se instaló en 1961
El reloj de columna, que forma el conjunto, sigue en estado de abandono

Jerez/En fechas recientes se ha anunciado que uno de los puntos tratados en el orden del día la Comisión Municipal de Patrimonio Histórico ha sido la propuesta de renovación y rehabilitación completa de los luminosos de la fachada del edificio del Gallo Azul, que incluye la sustitución de la práctica totalidad de las letras que lo componen, con el fin de mejorar su estado de conservación y proteger la imagen paisajística de todo el conjunto arquitectónico.
Se ha informado que las nuevas letras y elementos que se incorporen ‘serán un fiel reflejo de las anteriores’, según consta en el proyecto presentado por los propietarios del emblemático e histórico inmueble.
El edificio, que conforma una de las imágenes urbanas más identificativas de la ciudad, está calificado como de Interés Genérico en el Catálogo Histórico-Artístico Municipal, e inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Catalogación General, tal como publicó el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía en el número 119 del 23 de junio de este año.
Según consta en el informe que se ha llevado a cabo por la Comisión de Patrimonio, se trata de un edificio singular de alto valor representativo del centro urbano que fue construido por la empresa bodeguera Casa de Pedro Domecq tras un concurso promovido por el Ayuntamiento.
El proyecto elegido, de los tres presentados, fue aprobado en sesión permanente el 9 de julio de 1927.
Su autor fue el arquitecto Aníbal González (Sevilla,1876-Sevilla,31 de mayo de 1929), por aquel tiempo reputado autor de proyectos arquitectónicos de estilo regionalista tan importantes como el de la plaza de España de Sevilla para la Exposición Iberoamericana de 1929.
El 29 de septiembre de ese año, Pedro Domecq daba inicio a la obra con el acuerdo firmado con el contratista Luis Garrido, el cual se comprometía a entregar la obra el 25 de abril del año siguiente. Compromiso que no cumplió, ya que al parecer el 4 de noviembre el mismo Aníbal González estuvo inspeccionando las obras con el constructor.
La concesión para explotar el bar la obtienen, según el Diario El Guadalete, los socios Barroso y Paz a principios de julio de 1929.
Los trabajos de madera de ebanistería corrieron a cargo del maestro carpintero Fernando Carrasco, y la decoración por parte de José Luis Torres, autor, igualmente, del logotipo distintivo que da nombre al edificio.
De igual forma, se destaca que los luminosos, ‘que forman todo un identificativo de este singular espacio, fueron incorporados en los años sesenta del pasado siglo, constituyendo una de las imágenes representativas del paisaje urbano de la ciudad, y exponente de valores históricos, arquitectónicos, artísticos y etnológicos’.
El expediente para la instalación de estas luces de neón se conserva en el Archivo Municipal, y está fechado en 1961.
Esos años de finales de los `20 fueron especialmente intensos para la ciudad: Estación de tren, monumento a Miguel Primo de Rivera, Teatro Villamarta la Central del teléfono automático.
El reloj de columna de Domecq
Frente al emblemático edificio del Gallo Azul, situado en el centro de la ciudad, entre las calles Larga y Lancería, podemos contemplar desde 1934 una columna sobre pedestal, y sobre ella un bello reloj de forma circular.
Desde hace años su estado se ha ido degradando sin que nadie haya hecho nada hasta el momento. En una de sus caras las manecillas, que señalan las letras que componen el nombre de Pedro Domecq, han desaparecido, como dos de las tulipas blancas que protegían las luminarias.
La prensa de El Guadalete de 11 de febrero de 1934 recoge los asuntos tratados en la sesión municipal del día anterior. Uno de los puntos es la aceptación del proyecto presentado por la Casa Pedro Domecq & Cia. al concurso convocado por el Ayuntamiento de instalar un poste indicador de direcciones en la rotonda Ramón y Cajal, actual Lancería.
A este fuste se le añadiría un reloj de dos caras con tres luces en la parte superior, siendo fundido por la empresa sevillana Domingo de la Prida e Hijos. Su base es del mismo tipo de ladrillo que empleó Aníbal González en el Gallo Azul.
Sobre el soporte de metal se observan relieves en bronce de dos leones bebiendo de una botella rota de brandy Fundador, marca y emblema de la bodega. La misma figura que ocupa la parte superior del edificio mencionado.
Estas esculturas son obras del escultor jerezano José María Rivelott, fundidas en la casa madrileña Codina Hnos.
El historiador local Fernando Aroca documenta esta obra en su libro ‘De la Ciudad de Dios a la ciudad de Baco’ (2007), y nos remite a la documentación guardada en el Archivo Municipal de Jerez (Legajo 2448, exp. 11240); en la misma se deja bien claro que el propietario de este indicador es el Ayuntamiento de Jerez. Consultando el diseño nos llama la atención la firma, que corresponde a José Luis Torres.
Al igual que el Gallo Azul, el reloj está inscrito en el Catálogo de Elementos Singulares de la ciudad. Pero de poco le vale.
Frente al edificio del Gallo Azul, el arquitecto Fernando de la Cuadra diseñó en 1954 el que popularmente se conocería como la ‘Gallina Blanca’.
Sobre este edificio las bodegas González Byass colocarían un luminoso con la forma de su conocido símbolo publicitario del Tío Pepe. Lamentablemente no se conservó, ya que los ‘modernos urbanistas’ de la época de Pacheco no lo consideraron de interés, y ordenaron su eliminación del paisaje de la ciudad. Todo lo contrario de lo que le ha pasado al ‘Tío Pepe’ de la Puerta del Sol en Madrid.
También te puede interesar
Lo último