Regresan los jardines colgantes de la Catedral
Patrimonio
Como es tradición por estas fechas, la Catedral ya luce sus habituales ‘jardines colgantes’, como bien los definió en su día el historiador Manuel Romero Bejarano, en un artículo titulado ‘El florido pensil’. Pues bien, lucen verdes y frondosos en “cornisas, arbotantes, gárgolas y azoteas, que están rebosantes de vida y la vegetación cuelga dando un toque de alegría a los adustos muros catedralicios”.
Un problema que se repite cada año y que no se ataja de raíz, propiamente dicho. No es que sea una molestia grave para los ojos del ciudadano o visitante, pero dice mucho de la falta de mantenimiento de este monumento, a este respecto, y de la necesidad de buscar soluciones eficaces.
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